Premio a Ignacio Agüero en Buenos Aires revive la memoria de El diario de Agustín, documental clave sobre El Mercurio y la dictadura

En el diario de Agustín el cineasta Ignacio Agüero indaga la línea editorial de El Mercurio, propiedad de Agustín Edwards Eastman, para manipular deliberadamente información, en connivencia con los aparatos represivos de la dictadura de Augusto Pinochet.

Premio a Ignacio Agüero en Buenos Aires revive la memoria de El diario de Agustín, documental clave sobre El Mercurio y la dictadura

Autor: Leonardo Buitrago

En una ceremonia cargada de simbolismo para el cine documental latinoamericano, el director chileno Ignacio Agüero fue distinguido el sábado con el Premio a la Trayectoria en la vigésimo quinta edición del prestigioso Festival DOC Buenos Aires. El galardón se erigió como un reconocimiento a una obra en permanente evolución y reavivó la memoria de uno de sus documentales más emblemáticos y contundentes: El diario de Agustín (2008), una investigación fundamental para entender el rol del diario El Mercurio durante la dictadura de Augusto Pinochet.

“Otorgar un premio a la trayectoria de Ignacio Agüero es un acto innecesario para el cineasta, más allá del agrado de que una institución lo reconozca. La necesidad es enteramente nuestra, y el premio una excusa para agradecerle por todas sus películas. Nunca fuimos los mismos desde que las vimos, y siempre fuimos mejores”, indicaron desde la organización del festival.

Tras recibir el reconocimiento, el cineasta agradeció la distinción con un tono de humor y modestia.

“Estoy muy agradecido, la verdad, de recibir este reconocimiento. Es muy lindo, en verdad, recibirlo. Bueno, todo festival se necesita un caballero mayor a quien homenajear. Esta vez está bien, me tocó a mí”, afirmó, según consignó El Mostrador.

Imagen: El Mostrador.

Asimismo, Agüero recordó que fue en este mismo festival donde El diario de Agustín tuvo su estreno mundial, marcando un antes y un después en la discusión pública sobre la responsabilidad de los medios de comunicación en Chile, ya que expone la historia del diario El Mercurio y la relación de su dueño Agustín Edwards con el régimen dictatorial de Pinochet. Además, interpretó el galardón no como un punto final, sino como un impulso para continuar explorando los límites de la creación.

Indicó que ve el premio “más bien como un estímulo en la mitad del camino. Y un estímulo para seguir ensanchando las posibilidades de ejercer la libertad de creación, que es algo que estoy recién comprendiendo de qué se trata, y porque creo que un camino así, largo y profundo”.

El homenaje en Buenos Aires incluyó la exhibición de otras obras clave de Agüero como Aquí se construye (o ya no existe el lugar donde nací) (2000), El otro día (2012) y su más reciente Cartas a mis padres muertos (2025).

El legado de El diario de Agustín

A casi dos décadas de su estreno, el documental El diario de Agustín permanece como una pieza audiovisual indispensable y de una vigencia alarmante. El documental realiza una disección minuciosa de la línea editorial de El Mercurio S.A.P., el holding de medios propiedad de Agustín Edwards Eastman, que incluye los diarios El Mercurio, La Segunda y Las Últimas Noticias.

En esta obra, el cineasta nacido en Santiago en 1952, sigue a un grupo de estudiantes  investigadores de la Universidad de Chile para revelar en qué forma el diario El Mercurio  fue cómplice de crímenes políticos cometidos por agentes de la dictadura militar chilena (1973-1990).

La investigación recorre tres décadas cruciales de la historia de Chile, desde la oposición frontal al gobierno de Salvador Allende –documentando las controversiales reuniones de Edwards con el presidente Richard Nixon y Henry Kissinger para desestabilizar la democracia chilena, operación auspiciada económicamente por la CIA–, hasta la colaboración activa con el régimen de Pinochet y la persistente omisión y manipulación de la información durante la transición a la democracia.

Incluye la Reforma agraria chilena y la Reforma Universitaria en la Universidad Católica de Chile, ocurridas durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva.

Uno de los episodios más estremecedores que el documental exhuma es la complicidad del diario en la operación de encubrimiento de la dictadura conocida como “la lista de los 119”, donde se difundió la información de que opositores chilenos secuestrados por la policía secreta aparecían como cadáveres “NN” en la frontera con Argentina, intentando cerrar falsamente el caso de los desaparecidos.

«La película sabe equilibrar los mecanismos más asiduos del documental con espacios de experimentación sonora y del uso del material de archivo –que no se ciñe de forma inequívoca como elemento verificador testigo sino que expande sus posibilidades como si prolongara la sombra de la barbarie del Mercurio–. Agüero deja que los materiales volátiles se presenten en toda su brutal contundencia y los deja resonar en el eco trémulo de la historia política chilena consiguiendo, más allá de una indignación temporal, una fractura permanente en el imaginario del pueblo chileno, plagado de umbrales difusos, desapariciones, omisiones, manipulaciones, exterminios y horrores. Así como en No olvidar, el cineasta arroja luz sobre las tinieblas de la memoria colectiva, desentrañando el trauma, exponiéndolo y brindando herramientas para trascenderlo con el entendimiento y la rabia», destacó Andrés Múnera en su reseña y análisis de la obra.


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