Por Carlos Gutiérrez P.

Indudablemente la conmemoración del 80 aniversario del triunfo aliado, encabezado por la Unión Soviética, contra la Italia fascista, la Alemania nazi y el militarismo japonés, se constituyó en un hecho relevante desde el punto de vista de la memoria y del resguardo de la verdad histórica, ante los ataques revisionistas de un Occidente atribulado y desconectado de las necesidades de la actual realidad, además de otro hito político-diplomático en este camino tortuoso para la configuración de un sistema mundial multipolar.
En este momento político de fuerte tensión entre el Occidente otanista y el llamado Sur Global, las miradas estaban fijadas en lo que sucedería en la actividad central de conmemoración que se realizaría en la Plaza Roja de Moscú.
Desde la torpe perorata de Zelensky en cuanto a que no aseguraba la integridad de las autoridades visitantes extranjeras a la ceremonia porque tenían la capacidad y la voluntad de atacarla, la actitud de la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, al amenazar con represalias a los jefes de gobierno europeos que asistieran al evento en Rusia, hasta “la actitud infantil”, como la calificó el jefe de gobierno eslovaco, de la prohibición de usar el espacio aéreo de los países bálticos a los gobernantes de Eslovaquia y Serbia que se dirigían a la capital rusa, caracterizaron la pataleta europea.
Otra demostración evidente de la incontenible decadencia del liderazgo político europeo, que solo a encontronazos de torpeza pretenden recuperar un sitial para la OTAN en las definiciones de un nuevo sistema internacional.
Finalmente, el resultado de la conmemoración fue un éxito social, diplomático y político para la Federación Rusa.
Se realizaron decenas de manifestaciones en todo el mundo, incluso por primera vez en Estados Unidos, también en Europa a pesar de las prohibiciones y represiones, en Asia, África y América Latina, incluida un par de jornadas en Chile. También a lo largo y ancho de toda Rusia, demostrando la enorme impronta de fondo cultural que tiene esta epopeya histórica en el pueblo, que hoy ha permitido afrontar con gran unidad y convicción el desafío de la confrontación bélica con el Occidente otanista que realizan a través de Ucrania. La sociedad rusa, especialmente la juventud, visualiza que están en otra coyuntura determinante para su futuro nacional.
Decidora fue la afirmación del cineasta Emir Kusturica sobre las razones de su asistencia al desfile “El nazismo es un virus que puede permanecer latente, pero de vez en cuando se activa bajo una forma diferente. En la tradición woke de Occidente, el Desfile de la Victoria es algo obsoleto, estúpido e innecesario. Y esto nos sirve de advertencia de que el nazismo está volviendo lentamente”. Junto a él estuvieron otros representantes de la cultura y el espectáculo como el cineasta Oliver Stone, el cantante de ópera Khursand Sherov y el actor Steven Seagal.
En el campo diplomático, de los inicialmente confirmados 22 jefes de estado y gobierno, finalmente asistieron 28: China, Vietnam, Mongolia, Mianmar, Laos; Brasil, Cuba, Venezuela; Egipto, Burkina Faso, Zimbabue, Congo, Guinea Ecuatorial, Etiopía, Guinea Bissau, Palestina; Osetia del Sur, Eslovaquia, Serbia, Sprka, Bielorrusia; Uzbequistán, Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán, Abjasia.
Esta importante representación significa el 51,6 % de la población mundial, y el 29,2 % del PIB global en términos nominales, ambos datos para el año 2023.
India, Nicaragua y Sudáfrica estuvieron representados al más alto nivel diplomático, con sus respectivos cancilleres. Además, asistieron secretarios generales de la Organización de Cooperación de Shanghai, la Comunidad de Estados Independientes, la EurAsEC, la Organización Tratado de Seguridad Cooperativa, la Organización para la Cooperación Islámica, la Comisión de la Unión Africana y la presidenta del Banco del Desarrollo de los Brics+.
A estos se sumaron eurodiputados de Alemania, República Checa, Eslovaquia y Chipre. Y una delegación de alto rango militar de la República Popular Democrática de Corea.
Desfilaron representantes militares de 13 países euroasiáticos, asiáticos y africano, el más numeroso correspondió a China.
En el ámbito político se realizaron 15 reuniones al más alto nivel entre el gobierno ruso y otros jefes de estado, donde primaron la firma de acuerdos en el amplio espectro de relaciones: económicas, políticas, energéticas, culturales y otras.
Todos coincidieron en que comparten visiones y aspiraciones comunes, como por ejemplo la búsqueda de un orden mundial justo y multipolar basado en el derecho internacional; la necesidad de defender cada vez con más fuerza el papel de Naciones Unidas, independiente de la necesaria reforma que debe impulsarse; denunciar la política de sanciones unilaterales que utilizan profusamente los aliados otanistas, así como la proliferación de armas de destrucción masiva y el preocupante rearme a escala mundial, y el compromiso para trabajar de conjunto en la lucha contra el terrorismo internacional.
También fue un espacio positivo para la realización de reuniones y acuerdos entre los propios asistentes, visitas a otras ciudades donde se concretaron convenios en distintos ámbitos económicos, educacionales, turísticos, culturales, sector farmacéutico, construcción naval, etc.
Los representantes europeos insistieron en que la Europa otanista debe detener su política agresiva anti rusa, buscar espacios reales para una disposición hacia la paz en el actual conflicto en Ucrania, reactivar los acuerdos energéticos y empezar a trabajar por recomponer las relaciones con Rusia.
Especial relevancia en el ámbito de acuerdos, fueron los compromisos específicos con Venezuela y Vietnam en materia de cooperación militar, que se suman a lo ya avanzado con China.
Es evidente que dos jefes de estado concentraron la atención, por su importancia política y estratégica. Estos fueron Brasil y China.
El presidente Lula de Brasil, que actualmente ejerce la presidencia pro tempore de los BRICS+ y se apresta a realizar en su país el encuentro anual, tuvo una reunión bilateral con el gobernante ruso junto a una importante y gran delegación que encabezaba.
Asumió y defendió los fundamentos claves para el actual sistema internacional como son el multilateralismo y el desarrollo de un comercio equitativo, resaltando el hecho de relanzar con más fuerza aun la cooperación estratégica con Rusia. Acordaron aumentar el intercambio comercial y desarrollar nuevas inversiones y un trabajo conjunto en la construcción de pequeñas centrales nucleares, además de importantes esfuerzos en materias energéticas.
Al criticar la actual política que tiene en ascuas al libre comercio mundial, insistió en oponerse a estas actitudes, y en el rol que cada vez más puede jugar la cooperación en el marco de los BRICS+ por un comercio mundial justo y libre.
Criticó el ritmo de gasto militar en Europa y sus aliados, en momentos que el mundo necesita con mayor urgencia invertir en sus pueblos en los ámbitos sociales, sanitarios y educacionales.
China fue la figura principal, no solo debido a su calidad de súper potencia y prontamente la mayor economía mundial, sino por el papel soberano que ha jugado en la actual disputa comercial con Estados Unidos y su fuerte y estrecha alianza con Rusia.
Después de las reuniones bilaterales entre sus líderes y la comisión plena entre las delegaciones, se realizó una conferencia de prensa conjunta, resaltando los siguientes puntos.
- Entre ambos países se han alcanzado las relaciones de más alto nivel en la historia.
- Han construido un sistema confiable de comercio mutuo, protegido de la situación global actual.
- Anunciaron planes para aumentar significativamente el comercio entre ambos, y especialmente en áreas sensibles. Actualmente casi todas las transacciones de comercio exterior se realizan en monedas nacionales.
- El presidente chino aseveró que “la gran amistad de nuestros pueblos está templada con fuego y sellada con sangre”.
- Ambos países son responsables de preservar una memoria histórica precisa defendiendo la verdad de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial.
Sobre la situación política internacional y la estabilidad estratégica global declararon:
- Las partes pretenden aumentar la interacción y fortalecer la coordinación para contrarrestar decisivamente el curso de “doble contención” ejercido desde Washington hacia Rusia y China.
- Ambos países se oponen resueltamente a la imposición de enfoques hostiles hacia Rusia y China por parte de terceros países en diversas regiones del mundo.
- Piden a los estados nucleares resolver los problemas mediante negociaciones, no mediante la fuerza.
- Apoyan los esfuerzos para promover la paz en Ucrania, pero convencidos de que para lograr una solución a largo plazo de esta crisis es necesario eliminar las causas profundas que lo originaron.
- Preservar la paz y estabilidad en el Ártico y evitar las tensiones militares y políticas en la región.
- Detener la expansión de las alianzas militares que tienen como objetivo ejercer presión coercitiva y participar en acciones hostiles que amenazan los intereses autóctonos de esos países en materia de armas nucleares.
- Acusan como desestabilizador el programa a gran escala denominado “Cúpula Dorada” de Estados Unidos, ya que impulsa un mayor desarrollo de sistemas de destrucción de armas de misiles antes del lanzamiento y aumenta el riesgo de conflictos espaciales.
Se confirma una vez más que la defensa de bienes públicos y normativas universales que son imperiosas para el funcionamiento de un sistema internacional justo y democrático, hoy día provienen de la alianza y acuerdos de países que están fuera del hegemonismo occidental otanista y que se reconocen en este simbólico enunciado del sur global.
Mientras que el desgastado Occidente, especialmente el europeo, se llena de una retórica agresiva, armamentista y colonialista, ejerce una práctica de unilateralismo mediático, ataques a la soberanía popular, y doble estándar grosero, el resto del mundo aspira a trabajar por la paz justa y duradera, a seguir concentrados en la superación de la pobreza y del hambre, a respetar los proyectos nacionales de autodeterminación de los pueblos, y renovar organizaciones y elementos jurídicos para una gobernanza global de nuevo tipo.
El gobierno ruso consiguió un gran logro político-diplomático, ya que consolida su liderazgo político en el denominado sur global, sigue ampliando sus horizontes económicos y comerciales, ha internalizado en los líderes mundiales su perspectiva del conflicto en Ucrania y especialmente su forma de resolución, que pasa por despejar las causas profundas que lo originaron, que siguen vigentes en otras partes del mundo y que dicen relación con la expansión de la OTAN y nuevas alianzas militares agresivas.
Como conclusión de esta conmemoración número 80 del triunfo sobre el nazismo, es que las arremetidas de nuevas organizaciones reaccionarias, y los vientos de guerra que se proclaman a viva voz en distintos rincones del mundo por el unilateralismo estadounidense, amparadas por la miopía del social-liberalismo europeo vigentes, tienen como antídotos la pesada carga del pasado anclada en la memoria de los pueblos y el futuro que deposita sus esperanzas en los nuevos liderazgos mundiales de alcance global, así como en la irrupción de nuevos proyectos soberanos provenientes del sur del mundo.
Por Carlos Gutiérrez P.
Carta Geopolítica 44, 13/05/2025
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