Hace unas semanas una querida amiga, militante católica, me contó que su hija y su esposo pensaban seguir sus pasos y se acercaron a alguno de los grupos católicos que alrededor de una parroquia se “dedican a servir al Señor”. Esta es la expresión que he escuchado que se usa para designar al trabajo que persigue aumentar el número de fieles practicantes. Cuando llegó el momento en que la pareja quiso comulgar, el sacerdote se negó a darles la comunión y aconsejó al esposo que volviera “con su esposa”, la mujer de la que llevaba muchos años divorciado. Resultaba que tanto la hija de mi amiga como su esposo eran lo que se llama en los medios católicos “divorciados vueltos a casar”. La hija de mi amiga y su esposo abandonaron la Iglesia Católica, se unieron a una vinculada al fundamentalismo neopentecostal y son ahora felices militantes protestantes.
La Iglesia Católica es un gigante enfermo y su enfermedad consiste en su resistencia a adaptarse a los cambios culturales y prácticas sociales que el mundo ha vivido desde hace unas seis décadas. Millones y millones de católicos/as usan anticonceptivos y practican su sexualidad antes o fuera del matrimonio; millones y millones de católico/as se han divorciado y vuelto a casar. También millones de católico/as no van a misa semanalmente o solamente van a misas de bautizo o matrimonio; millones de católicas han interrumpido voluntariamente su embarazo; miles de sacerdotes y monjas tienen una velada vida sexual. Millones de católico/as son homosexuales, lesbianas o transexuales. Mientras en la Iglesia Católica las religiosas tienen un papel subalterno y subordinado, en el mundo las mujeres cada vez ganan más espacios de mando y agregan terreno para sus demandas. En suma, la Iglesia Católica parece no darse cuenta de que como lo dijera Milán Kundera “la vida está en otra parte”.
Además, en un mundo lleno de injusticias sociales, desigualdades, de gobiernos corruptos, de ricos expoliadores, la alta jerarquía católica y por tanto la Iglesia Católica como institución, en no pocos casos siguiendo su tradición secular se ha puesto de lado de los privilegiados y reaccionarios. Los partidos ultraderechistas, esa derecha de carácter neofascista, tiene en una parte del clero y en una parte significativa de la alta jerarquía aliados fundamentales. Además, la Iglesia Católica atraviesa una crisis de credibilidad con el hecho de que los sacerdotes pederastas no son un hecho aislado sino un fenómeno significativo en términos cuantitativos.
Todo ello unido al avance de las iglesias protestantes y el aumento del ateísmo y el agnosticismo en las zonas urbanas, especialmente en la/os jóvenes, hace que Iglesia Católica observe hoy una crisis insoslayable. En Europa el número de católicos disminuyó en 2022, con una pérdida de aproximadamente 474,000 fieles. De acuerdo con datos de Latinobarómetro actualizados a 2023, la proporción de católicos en América Latina ha caído del 55,8% al 53,8% en tres años. En contraste, el protestantismo ha aumentado del 21,4% al 25,3% en el mismo período, con incrementos notables en países como Guatemala, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Venezuela. Mientras en Europa y América Latina el número de practicantes del catolicismo está descendiendo, en África y Asia ese número está creciendo en 3.31% y 0.6% respectivamente.
De igual manera ha descendido el número de vocaciones religiosas. En 2023, el número de seminaristas mayores (candidatos al sacerdocio) a nivel mundial descendió un 1.8%, pasando de 108,481 en 2022 a 106,495 en 2023. Este descenso afecta a todos los continentes, excepto África, que experimentó un aumento del 1.1% Asimismo, el número de religiosas profesas disminuyó globalmente en un 1.6%, pasando de 599,228 en 2022 a 589,423 en 2023. Europa registró la mayor caída con un -3.8%, mientras que África experimentó un aumento del 2.2%.
Es este contexto el que explica que los 12 años del Papa Francisco sean históricos. Francisco avanzó muy poco en las reformas que necesita la Iglesia Católica. No obstante, esta fue impactada profundamente por sus posturas de cercanía con la gente y sus votos de austeridad y pobreza, de críticas constantes a la rapacidad del capitalismo con respecto al ser humano, al medio ambiente y al consumismo, su gran sensibilidad con los pobres del mundo, su empatía con el mundo LGBTIQ+. También su tolerancia cero con la pederastia; su combate a la corrupción en el seno de la Curia Romana; su flexibilidad con respecto a los divorciados vueltos a casar; su solidaridad con los migrantes; los puentes tendidos a otras religiones y al ateísmo; su condena al genocidio en Palestina. Los doce años de Francisco acercaron a la Iglesia Católica a muchos fieles y también ateos entre los cuales me cuento.
¿Podrá darle continuidad al legado de Francisco Robert Francis Prevost Martínez hoy León XIV? En el contexto del avance de la derecha neofascista en el mundo era yo muy escéptico con respecto a que el Cónclave eligiera a un papa representativo del ala continuista de la senda inaugurada por el Papa Francisco. Todos los análisis que he leído, visto y escuchado coinciden en que retomando la doctrina social católica inaugurada por León XIII, el Papa Prevost continuará el camino iniciado por Francisco. Sus antecedentes son el conservadurismo moral pero su vocación es pastoral y sacerdotal. Es considerado pese a ser estadounidense un papa latinoamericano por sus 23 años de servicio en Perú particularmente en Chiclayo. Su perfecto español mostrado en su discurso inaugural alimenta esa imagen.
Se ha recordado la morosidad de la diócesis a su cargo para castigar a dos sacerdotes pederastas que abusaron de tres niñas hoy convertidas en mujeres denunciantes. Pero ese cargo fue desestimado por Francisco como lo evidencia su meteórico ascenso en la Curia Romana entre enero de 2023 y febrero de 2025 cuando pasó de ser arzobispo de Chiclayo a ser prefecto del Dicasterio para los Obispos, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y luego cardenal vicario y cardenal obispo. Las acusaciones al ahora Papa León XIV provienen de sectores vinculados al extinto Sodalicio para la Vida Cristiana, organización católica ultraderechista vinculada a sectores empresariales, la cual fue disuelta por el Papa Francisco en enero de 2025 por protagonizar abusos sexuales y abusos de poder, encubrimientos de estos y torturas psicológicas. No es menor decir que el Cardenal Prevost fue un actor fundamental en la disolución del Sodalicio porque participó activamente en la investigación de los hechos, las sanciones a los implicados y en la emisión del decreto de disolución en abril de 2025.
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No me cabe la menor duda de que en la vocación social y pastoral León XIV será continuación de Francisco. No estoy tan seguro de que tenga la misma decisión en los que se refiere al conservadurismo moral y determinadas prácticas que observa la Iglesia Católica. Sería deseable que el nuevo papa continuara su línea de apertura a la comunidad LGBTTIQ+, su reivindicación de la pertinencia de que mujeres ocuparan cargos en la Curia Romana y en el Vaticano (la participación femenina en Curia y Vaticano subió con Francisco del 19.3 al 26.1%), su apertura para con los divorciados vueltos a casar y los puentes tendidos a otras religiones y al ateísmo. No habrá novedades en cambios que me parecen urgentes como son el sacerdocio femenino y la posibilidad de que mujeres ocupen cargos en toda la escalera jerárquica eclesiástica, así como la eliminación del celibato en los religioso/as profeso/as.
Pero es claro que los acelerados cambios en su vida a partir de enero de 2023 cuando fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; de septiembre de 2024 cuando fue nombrado cardenal diácono y febrero de 2025 cuando fue nombrado cardenal obispo, sugieren que los movimientos de ajedrez que hizo Francisco fueron guiados por el convencimiento de la necesidad urgente de renovación que tiene el catolicismo. Sugieren también que en el movimiento ajedrecista del Francisco de sus últimos años, se encuentra el Cardenal Prevost, colocado en el lugar correcto para convertirlo en un fuerte candidato al papado. Francisco supo y por lo visto dos tercios del Cónclave también lo saben, que es necesario renovar la Iglesia o esta gradualmente sucumbirá.
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