El trap, como fenómeno global, ha encontrado su lugar en Chile desde hace varios años. Sin embargo pocos artistas han logrado integrar de manera tan genuina la tradición musical chilena con las pulsaciones urbanas contemporáneas. Ki Taíto viene haciéndol desde hace varios años y su más reciente álbum «Trap Chilenero» es prueba de ello: un trabajo que no solo redefine el trap desde una perspectiva local, sino que también revela las complejidades de la chilenidad actual.
Oriundo de Puente Alto, Ki Taíto conoce las realidades de la vida periférica en la capital, al tiempo que ha estado siempre íntimamente vinculado a las tradiciones de Chile. En 2018, fundó el colectivo artístico Flow de Raíz, con el cual ha producido fiestas y lanzamientos musicales y audiovisuales de diversos artistas, además de otras instancias que buscan promover el encuentro de las artes tradicionales y urbanas. Arrancó su carrera artística individual el verano del 2020, durante la efervescencia del Estallido Social, con un single dedicado a sus vivencias en la primera línea, anunciando ya en aquel single la mezcla urbana y folclórica que se vendría cocinando en los años próximos. Desde el 2021, impulsa junto a su colectivo los laboratorios llamados Corte Chilenero, encuentros en los que reúne a artistas, productores y bailarines para desarrollar el cruce del folclor y la cultura de la calle contemporánea.

«Trap Chilenero» nos muestra la capacidad de Ki Taíto para mantener su autenticidad mientras explora las fronteras de la música urbana. El álbum, compuesto por ocho canciones, destaca la combinación del trap y la cueca, dos géneros aparentemente distantes, pero que se entrelazan con sorprendente naturalidad a lo largo del disco. Con la participación de productores como Scotcha (Mozambique), Flex (Chile) y GFLAME (Chile), además de estar el mismo Ki Taíto involucrado en todas las producciones, el sonido de esta placa es una mezcla precisa entre lo moderno y lo tradicional, destacando la utilización de samples de panderos y hihats procesados e incluso de palmas, que evocan la rítmica de la cueca, acompañados de arpegiadores, pads y otros sonidos electrónicos.
Todos los elementos anteriores, en este disco le sirven de piso a cantos y chanteos (rapeos) de un flow y destreza rítmica muy pocas veces presenciado en el género urbano nacional.
Desde la apertura con «Botín», el artista va marcando una pauta caracterizada por los códigos e imaginería callejera, al mismo tiempo que plantea cuestiones profundas respecto del devenir de la sociedad. Y aunque en el caso particular de este tema, Ki Taíto cuenta que se trata más bien de una ficción inspirada en los luchadores sociales a los cuales no les ha tocado otro camino que el de la ilegalidad y la clandestinidad luego de los períodos de agitación, su lírica cruda y directa es fiel al retratar estas realidades, evidenciando a la vez las injusticias del sistema y la sociedad.
Las canciones de este disco a menudo se pueden sentir como una sutil e íntima conversación entre los barrios y las coyunturas culturales que forman la esencia de la identidad chilena. Temáticas como la resistencia, la amistad, la lucha contra la opresión y la conexión con el territorio se entretejen a lo largo del álbum. «Ingrata», canción musicalizada con un sample agresivo, un sonido de kick que nos evoca a veces el toque de un kultrún mapuche y que finaliza con palabras de Luisa Toledo (madre de los hermanos Vergara), fue escrita por Ki Taíto luego de la muerte de Jorge Salvo, víctima de violencia estatal durante el Estallido Social y con el cual el artista compartió y desarrolló una amistad en distintas organizaciones sociales. En «Venho De Muito Longe» (traducida como “vengo de muy lejos”), una colaboración con el artista mozambiqueño Scotcha, los sonidos del 808 y los cánticos con autotune y palmas ahondan en la idea del cruce de las culturas y el fenómeno universal de la migración como búsqueda de una vida mejor.
En este álbum se mantienen estrictos los conceptos y timbres del trap, mientras que la cueca es un elemento que reviste buena parte los temas, asumiendo un rol mucho más relevante que el de ser un mero toque nostálgico o una excentricidad estilística. “El Encierro” y “Carambisambi”, por ejemplo, son canciones que mientras hablan de los presos políticos en general y de los amigos presos del artista en particular, incluyen elementos estructurales de la cueca en sus formas musicales.
No obstante las miradas críticas con los fenómenos políticos y sociales, este álbum nos invita a reflexionar acerca de la viva riqueza cultural —tanto tradicional como contemporánea— que habita en Chile. Ki Taíto lleva esta reflexión a otro nivel en “La Huella”: un concepto profundamente enraizado en la identidad latinoamericana, que remite a los caminos recorridos, a los trayectos vitales, y que en la jerga popular de la cueca urbana de los años 60 fue ampliamente usado como sinónimo de “la calle”. En esta canción Ki Taíto tensiona la relación entre la vida de barrio y las aspiraciones de lujo, trazando una crítica a la cultura del consumo sin perder el respeto por la identidad callejera que la sostiene. No por nada, el colectivo Flow de Raíz lanzó en 2023 una línea de vestuario bajo el mismo nombre de esta canción, reivindicando el vestir como un acto cultural y político. Todo lo anterior, Ki Taíto en este tema lo expresa con un manejo simplemente brutal de la métrica y la polimetría en su flow.
En definitiva, «Trap Chilenero» es un disco que da cuenta de una propuesta artística sólida, que no solo se expresa con el poder y la rudeza del trap, sino también con una gran responsabilidad cultural. Es un reflejo de que los temas importantes para un país nunca se agotan y pueden ser siempre revisitados. A través de este álbum, Ki Taíto se ha encargado de construir un puente entre dos mundos: el de la tradición y el de la modernidad, lo urbano y lo folclórico, el Chile de hoy y el Chile de siempre.
Link del álbum “Trap Chilenero” en Spotify
https://open.spotify.com/intl- es/album/4blfaWoe1bFK5mBn8mby2h?si=LdN4mBsZQJSUTCbQon8fog