Entre religiones, fronteras y armas nucleares: la disputa que el mundo ignora entre India y Pakistán

La crisis entre India y Pakistán se agudizó por una serie de ataques en la región de Cachemira, pero el enfrentamiento entre estos dos países tiene casi 8 décadas de historia. ¿Cuál es el trasfondo de este conflicto que sigue latente y que podría desembocar en el uso de armas nucleares?.

Entre religiones, fronteras y armas nucleares: la disputa que el mundo ignora entre India y Pakistán

Autor: El Ciudadano

Hasta unos días atrás, India y Pakistán estaban al borde de la guerra, encendiendo las alarmas mundiales, al tratarse de dos potencias con arsenales nucleares.

Sin embargo, el conflicto entre ambos países es uno de los más prolongados y complejos en la historia contemporánea, ya que incluye aspectos políticos, fronterizos y religiosos.

Las raíces de la confrontación se remontan a la división del denominado Raj Británico en 1947, cuando se crearon dos estados independientes: India y Pakistán. La partición se basó principalmente en criterios religiosos, con la Unión de India, como hogar para los hindúes y el Dominio de Pakistán, para los musulmanes, este último dividido en dos por más de 1.000 kilómetros de territorio indio.

El conflicto entre India y Pakistán es uno de los más prolongados y complejos en la historia contemporánea, teniendo como núcleo la disputa por la región de Cachemira,

Disputa entre India y Pakistán por Cachemira

La demarcación fronteriza dejó áreas de disputa, especialmente la región de Cachemira, en el Himalaya occidental, que ha sido el núcleo del conflicto desde entonces. La partición fue un proceso violento, que resultó en la migración forzada de millones de personas y la muerte de cientos de miles.

Poco después de la división, estalló la primera guerra entre India y Pakistán por la región de Cachemira.

«Fue una guerra con un extenso uso de las guerrillas, eficazmente coordinadas con tanques y fuerza aérea, contando los pakistaníes con apoyo de Estados Unidos. El 21 de abril de 1948, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó, a petición de India, una resolución sobre la cuestión que obligaba a Pakistán a retirar todas sus fuerzas de la zona, instaba a India a mantener una presencia mínima y establecía que el futuro de las regiones de Jammu y Cachemira debería ser decidido por un plebiscito de autodeterminación bajo la tutela de las Naciones Unidas. No obstante, Pakistán violó el tratado no retirando las tropas. Se revisaron los términos y se aprobaron nuevas resoluciones, pero en la mayoría de los casos ya no eran condiciones satisfactorias para India, y en ninguno para ambos. Esta situación, con altibajos, se prolongó durante años, replegándose finalmente Pakistán a lo largo de la década de los 50», indicó el historiador Alberto Llopis en su artículo «Introducción al conflicto entre India y Pakistán».

El conflicto entre India y Pakistán tiene su origen en la partición del Raj británico y en las tensiones interétnicas tras la independencia.

Al finalizar el conflicto, se estableció una línea de control, dividiendo al territorio en disputa en dos partes: una administrada por India y la otra por Pakistán.

En 1965, India y Pakistán volvieron a enfrentarse en una guerra que comenzó por una serie de incursiones en la región de Rann de Kutch. El conflicto se intensificó y se extendió a Cachemira, resultando en un alto el fuego mediado por Naciones Unidas, que fue aceptado por ambos países, pero que no resolvió el asunto.

Tercera guerra e independencia de Bangladés

La tercera guerra, en 1971, fue resultado de la intervención de India en la guerra civil de Pakistán Oriental (actual Bangladés).

Este conflicto bélico es considerado uno de los más cruentos del siglo XX y tuvo como consecuencia la reorganización de Pakistán a todos los niveles y la creación del Estado de Bangladés, alterando por completo la composición política y el panorama territorial en toda la región.

Llopis recordó que el partido de la Liga Awami fue el protagonista de estos sucesos y que la tensión política interna pakistaní había llegado a su límite, con la población dividida entre Pakistán Este y Pakistán Oeste, pero el poder político focalizado en éste último.

«La Liga Awami, encabezada por Mujibur Rahman, consiguió, en las elecciones de 1970, 167 de los 169 escaños a los que optaba, obteniendo así una abrumadora mayoría en Pakistán Este y suficiente para gobernar en Pakistán sin coalición con otros partidos. Las demandas iniciales consistían en un programa de seis puntos sobre el que se abrieron negociaciones, además de posibles reformas constitucionales. Sin embargo, el aún presidente Yahya Khan pospuso de manera indefinida la asamblea, lo que llevó a enormes protestas y desobediencia civil pasiva en Pakistán Este. Mujibur fue arrestado y su partido ilegalizado», indicó.

De acuerdo con el historiador la guerra de 1971 «estuvo infestada de bandas paramilitares de muchos cortes: desde un incipiente islamismo radical, hasta líneas comunistas y maoístas».

«El grupo más fuerte lo constituyó Muhammad Ataul Gani Osmany, oficial retirado del ejército, que aunó a las fuerzas juveniles de la Liga Awami, la milicia de Ansars y mujaidines. El nombre original, Sevak Bahini, cambió a Mukti Bahini cuando se amplió su fuerza», planteó.

Llopis destacó que mientras los pakistaníes recibieron apoyo norteamericano, especialmente fuerza aérea, los bengalíes tenían la simpatía de la Unión Soviética, debido a que el nacimiento de Bangladés debilitaría la posición del Pakistán aliado de Estados Unidos y de China.

«India, cuyos intereses también pasaban por la debilitación de Pakistán, encontró aquí unos objetivos comunes, por lo que firmó a principios de 1971 un tratado de ayuda mutua con Bangladés, que, en caso de una intervención india en la región, buscaba disuadir posibles contramedidas por parte de China o Estados Unidos», indicó en su artículo.

El conflicto se intensificó el 25 de marzo de ese año cuando Pakistán intentó someter por el miedo a las fuerzas rebeldes, bombardeando la ciudad de Dhaka, especialmente la universidad y el área hindú, lo que ocasionó que los nacionalistas bengalíes a lo largo de todo el territorio proclamaron la independencia de Bangladés.

«El ejército pakistaní, sirviéndose de listas negras y de la brutalidad con la intención de intimidar, pasó a cuchillo de forma sistemática a miles de rebeldes nacionalistas señalados», señaló el historiador.

Estas acciones provocaron una ola migratoria hacia India que incluyó a casi 10 millones de refugiados bengalíes, a los que Indira Ghandi, a petición de un parlamentario, y tras condenar las acciones del gobierno pakistaní, ofreció asilo. Sin embargó, optó por no reconocer aún la soberanía de Bangladés a la espera de ver el desarrollo de los acontecimientos.

En medio del conflicto, el ejército indio proporcionó ayuda material y económica y, según algunas fuentes, también llevó a cabo incursiones en territorio pakistaní.

Ante este escenario, Pakistán bombardeó con ataques aéreos los aeródromos de la frontera, por lo que Indira Ghandi optó por proclamar una movilización nacional, lanzando una invasión a gran escala sobre todo el territorio pakistaní, con un ejército numéricamente mucho mayor.

«En sólo 12 días, los soldados que habían tomado Dhaka capitularon. Pese a que los cuerpos pakistaníes restantes diseminados por el país intentaron resistir, pronto las rutas de aprovisionamiento fueron irrecuparebles y se quedaron sin apoyo aéreo. El general Amir Abdullah Khan Niazi, con aún 75.000 combatientes bajo sus órdenes, se rindió ante Jagjit Singh Arora, general en jefe de la coalición del Mukti Bahini y del ejército indio. En total, el ejército indio apresó unos 90.000 combatientes pakistaníes, aunque en un gesto de reconciliación finalmente se devolvió a todos», explicó Alberto Llopis en su artículo.

La cifra total de muertos de la guerra de 1971 es muy discutida, ya que mientras algunos órganos oficiales musulmanes claman que no pudieron ser más de 100.000, otras estimaciones, como Encyclopedia Americana (2003) lo cifran en 3 millones, igual que los organismos oficiales de Bangladés.

Después de este conflicto que condujo a la creación de Bangladés, Pakistán e India decidieron revisar la cuestión no resuelta de Cachemira y en diciembre de 1972, los dos países anunciaron que habían resuelto el estancamiento sobre la línea de alto el fuego en el territorio. Sin embargo, poco cambió, salvo la designación, debido a que la línea de alto el fuego temporal de 1949 se convirtió en una «línea de control» oficial.

De este modo, cada país conservó la sección de Cachemira que ya había ocupado durante más de 20 años.

Conflicto entre India y Pakistán sigue sin resolverse

Dentro del conflicto entre India y Pakistán pueden mencionarse múltiples causas, entre las que destacan:

-Territorial: La disputa por la región de Cachemira sigue siendo el principal punto de fricción, debido a que ambas naciones reclaman la totalidad del territorio, pero controlan solo una parte.

-Religiosa: La partición basada en la religión creó tensiones que persisten hasta la fecha entre los hindúes de India y los musulmanes de Pakistán.

Política: Las políticas internas y externas de ambos países han alimentado el conflicto. La cuestión de Cachemira se ha convertido en un tema importante en la política nacional de ambos países.

Histórica: La violencia, la violación de los derechos humanos y el desplazamiento durante la partición generaron cicatrices profundas en las sociedades de ambos países.

Militar: Tanto Pakistán como India han desarrollado capacidades militares significativas, e incluso han llevado a cabo pruebas nucleares, lo que ha aumentado la tensión y el riesgo de que el conflicto desemboque en una guerra nuclear.

Además, el conflicto ha tenido implicaciones en la diplomacia internacional, debido a que ambos países han buscado apoyo de potencias extranjeras para fortalecer su posición, lo que ha ocasionado una mayor militarización de la región, con el despliegue de tropas adicionales y la realización de ejercicios militares conjuntos con aliados.

La línea de control en Cachemira sigue siendo una zona de alta militarización, y ambos países mantienen una postura agresiva y defensiva.

En particular, los enfrentamientos en esta zona y las incursiones militares han aumentado la animosidad entre los dos países.

¿Alto al fuego?

Sin embargo, la escalada militar marcó un nuevo capítulo tras la masacre de Pahalgam, registrada el pasado 22 de abril en Cachemira.

En dicho ataque fueron asesinados 25 ciudadanos indios y un nepalí. Mientras que Nueva Delhi atribuyó la ofensiva a grupos respaldados por Islamabad, Pakistán negó esta versión.

La masacre provocó una serie de represalias diplomáticas y militares y en las semanas siguientes, ambos países impusieron restricciones recíprocas, suspendieron acuerdos bilaterales y cerraron sus espacios aéreos. La situación alcanzó un punto crítico cuando India lanzó un ataque aéreo contra presuntas bases terroristas en Pakistán, a lo que Islamabad respondió con misiles y drones sobre territorio indio.

En medio del temor de que el conflicto escalara a una guerra nuclear en la región del sur de Asia. el pasado 10 de mayo India y Pakistán anunciaron un alto al fuego, que incluyó el cese de todas las acciones militares y la apertura de canales de diálogo.

Posteriormente, las dos potencias nucleares acordaron extender hasta el 18 de mayo la tregua militar en un esfuerzo por frenar la escalada de violencia en la región de Cachemira.

El anuncio fue realizado por el vice primer ministro y canciller pakistaní, Ishaq Dar, durante una intervención ante el Senado de Pakistán, donde destacó los esfuerzos diplomáticos en curso para evitar un conflicto de mayor envergadura.

Pese a este interés, las incursiones y operaciones militares que incluyen el lanzamiento proyectiles por parte de ambas naciones continúan registrándose, por lo que la búsqueda de una solución duradera sigue siendo un desafío complejo que requiere compromiso y cooperación tanto a nivel bilateral como internacional.


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