En un episodio que revela las tensiones ideológicas persistentes entre el presente y el pasado reciente del poder político mexicano, la presidenta Claudia Sheinbaum exhibió este jueves al expresidente Felipe Calderón por unas polémicas declaraciones en las que lamenta la falta de intervención de Estados Unidos en América Latina durante la administración de Donald Trump.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum proyectó un video en el que Calderón, al participar en un foro internacional organizado por el grupo ultraderechista Libertad y Democracia en Madrid, se queja de que Washington haya optado por «replegarse» de la región. “Eso nos va a obligar a tener un mundo donde Estados Unidos se volverá más a su interior, perderá liderazgo”, dijo el exmandatario.
Para Sheinbaum, estas palabras no solo confirman una actitud entreguista del expresidente panista, sino que exhiben una nostalgia por un modelo de subordinación que su propio gobierno ha intentado erradicar. “Calderón preocupado porque Estados Unidos no va a intervenir en México”, ironizó la mandataria desde Palacio Nacional, cuestionando de paso:
“¿Cuándo hubo subordinación? ¿Cuándo hubo intervención? Está como el ‘haiga sido como haiga sido’, ahora sí que lo dijo él mismo, nadie más”.
El señalamiento tiene implicaciones de fondo. Sheinbaum no solo apunta a una contradicción ideológica, sino que posiciona a su administración como heredera de un nuevo paradigma de política exterior: respeto mutuo, coordinación y soberanía, en contraste con lo que califica como un pasado de alineación automática con los intereses de Washington.
Pero más allá del sarcasmo, el episodio destapa una visión preocupante: ¿existen aún actores políticos mexicanos que consideran deseable el intervencionismo estadounidense en la región? ¿O se trata, más bien, de una visión pragmática de liderazgo global mal entendida?
Las palabras de Calderón, pronunciadas frente a un auditorio afín a posturas conservadoras en Europa, no son menores. Lamentar la falta de intervención de una potencia extranjera en los asuntos internos de América Latina remite a los peores momentos del siglo XX en la región: golpes de Estado, imposiciones económicas, y políticas públicas dictadas desde fuera.
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En un momento donde el país atraviesa una reconfiguración de su política exterior y reafirma su independencia diplomática, estas declaraciones sirven como un recordatorio incómodo de una época que muchos prefieren dejar atrás, pero que algunos —aparentemente— echan de menos.
La exposición pública de estas declaraciones, más que un golpe mediático, reabre el debate sobre qué tipo de relación debe tener México con Estados Unidos: ¿una de sumisión estratégica o de cooperación soberana?
Sheinbaum parece haber respondido con claridad. Falta ver si la oposición también lo hará.
Foto: Especial
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