Intoxicados y sin hogar: la pesadilla de una familia de Labranza ante el abandono de Aguas San Isidro

El largo calvario que ha experimentado una familia de la localidad de Labranza que sufrió una grave intoxicación y cuyo hogar quedó inhabitable por la aplicación de un potente químico, expone fallas en la regulación de empresas sanitarias y la desprotección a víctimas de negligencia.

Intoxicados y sin hogar: la pesadilla de una familia de Labranza ante el abandono de Aguas San Isidro

Autor: Leonardo Buitrago

En noviembre de 2024, Doris Blanco y su familia creyeron que su pesadilla terminaría. Tras meses de soportar olores fétidos en su vivienda ubicada en la localidad de Labranza Región de La Araucanía, técnicos de Aguas San Isidro S.A. llegaron para «solucionar» el problema. Sin embargo, lo que siguió fue un infierno: la aplicación de un potente químico- no identificado-contaminó su casa, envenenó sus pertenencias y les causó afectaciones en su salud. Hoy, seis meses después, Doris, su esposo, Víctor Cubillos y sus dos hijas siguen sin justicia, sin hogar y con una pregunta: ¿Quién asume la responsabilidad?.

La denuncia se conoció hace pocos días, tras un video que compartió la propia afectada en sus redes sociales y que causó conmoción e indignación en la ciudadanía.

Sin embargo, la historia comenzó tiempo atrás, ya que durante meses los integrantes de este núcleo familiar padecieron por olores nauseabundos, mala calidad del agua y contaminación en su casa, lo que llevó a que en julio de 2024 sufrieran una intoxicación por emanación de gases.

La situación se fue agravando hasta el mes de noviembre cuando se volvió insostenible.

El origen del problema: «Dijeron que era la lavadora»

«Nosotros nos quejamos por malos olores que sentíamos en nuestro hogar y en verdad esto no tenía explicación, porque desde un principio desconocíamos de dónde venía y la empresa nos mandó a técnicos a nuestra casa y al entrar a nuestra casa dijeron que el problema de todo este asunto era a la lavadora. Por días estuvimos con ese problema y ellos en realidad como empresa no pudieron hacer nada. De hecho no hicieron nada. y después el 19 de noviembre ya no aguantábamos más la asquerosidad de olor que había en nuestro hogar. Al punto que tuvimos que llegar a salir todo el día y cuando volvimos a alas 11 de la noche nos pusimos en contacto con la empresa y ellos dijeron que al día siguiente iba a ir un técnico para ver qué pasaba con el problema», relató Blanco en conversación con El Ciudadano,

«Ni siquiera fueron al día siguiente, fueron el 21 de noviembre, los técnicos hablaron con Víctor, mi esposo y le dijeron que iban a echar «cloro», porque este producto hacía que cuando hubiese, en este caso contaminación, cuando nosotros fuéramos al baño, esos malos olores sobre todo el de la «caca». Así explicaba el técnico, bajo esos términos, no iba, a subir, porque ellos veían como fallas, pero nada visible porque nuestra cámara estaba bien, y nosotros encontramos que esa explicación fue demasiado básica para el real problema que estábamos viviendo y no solamente nosotros, sino también los vecinos que colindan con nuestra casa», indicó.

En efecto, los técnicos de la empresa procedieron a aplicar en la cámara de alcantarillado un producto que identificaron como «cloro granulado», el cual se encontraba dentro de la mitad de una botella de plástico de Coca-Cola de 3 litros.

Cámara de alcantarillado de la vivienda.

«Lo aplicaron, cerraron la cámara y una vez que cerraron la cámara adentro nosotros sentimos ardor inmediato, no picaban los ojos y al tiro y yo bajé corriendo las escaleras y le pregunté a los técnicos ¿qué habían echado?, ¿Si era peligroso el químico que habían ocupado? y ahí es cuando a mi me dicen, «no, es cloro nomás señora no se preocupe», que lo hicieron para disipar los olores que venían del alcantarillado de la calle. Entonces, después de hecho les pregunté si podía estar con mi hija y ellos dijeron que sí, que no había ningún problema», señaló Doris. Minutos después, su hija de poco más de un año comenzó a llorar sin parar. Una pediatra les recomendó paracetamol, atribuyendo el malestar a la dentición.

Vivienda de la familia Cubillos Blanco en Labranzas,

Una casa inhabitable y una familia intoxicada

Sin embargo, la situación empeoró ya que a esta familia se le hacía imposible permanecer dentro de la vivienda por la sensación de ardor y picor que les provocaba.

«Desde ese día nosotros no pudimos volver a estar en la casa, se contaminó todo, absolutamente todo, la comida, la ropa, las superficies, el suelo. Todo es caliente en nuestra casa. Todo es como si uno entrara como en algo, que de verdad físicamente te hace responder muy mal. Tú sientes como la sensación de vidrio en la cara, como vidrio chiquitito, es terrible de verdad, es espantosa», indicó Doris quien junto a su esposo e hijas decidió ir a pasar unos días en casa de su madre, dejando las ventanas abiertas de su hogar para que se pudiera ventilar y reducir la sensación de ardor e irritación.

«Pensábamos que con eso se iba a pasar, pero cuando nosotros volvimos el fin de semana, el día domingo por la noche nos dimos cuenta que nuestra casa no se podía evitar. De hecho era tan tarde que queríamos devolvernos a la casa de mi mamá y no pudimos, estábamos muy cansados y nos quedamos a dormir en el auto, esa noche porque de verdad queríamos saber qué estaba pasando. Mi esposo llamó a Aguas San Isidro y ellos nos dijeron que al día siguiente teníamos que encontrarnos en el domicilio y él les dijo que por qué no iban a ayudarnos en ese momento, ya que era notorio que la casa estaba terrible, que picaba, que nos costaba tragar saliva, que nos sentíamos mareados. De hecho, nos dolían los dientes. Era una sensación de verdad que no podíamos explicarle al a la persona por teléfono, que nos respondió que trabajaban hasta la medianoche», indicó.

«Llegaron casi a mediodía y querían aplicar más del supuesto cloro, cosa que Víctor se negó, porque obviamente sabíamos que algo ahí había con ese producto, que no era normal que nuestra casa estuviese tan picante como con esa sensación como de ardor y después en realidad, me molesté mucho y dije que había que llamar a los a los bomberos, ellos sabrán que hacer y cuando ellos llegaron me dijeron que ese producto que habían ocupado en la cámara no se debía ocupar, que era un químico altamente peligroso que reaccionaba con el agua».

Tras las sospechas de que se hubiera aplicado un químico altamente reactivo en la vivienda, los bomberos salieron a buscar a los técnicos de la empresa que se encontraban por el sector

«Cuando nosotros ya nos íbamos, llegó un técnico y nos dice: «esperen, esperen por favor y se lanzó encima del auto y el Víctor le dijo: ¿Cómo se te ocurre pasar así por delante de nosotros? y el técnico le respondió ya sé cuál es el problema, esta cámara que a ustedes les instalamos hace un tiempo atrás no tiene respiradero, no tiene ventilación, entonces todo el químico se fue hacia adentro», recordó Doris.

«Víctor le cuestionó que cómo se les ocurría decirnos esta cuestión justo ahora, ya que habíamos estado expuestos a emanaciones de gas entonces todo este tiempo y nos dijo que como empresa ellos pensaban que nosotros íbamos a costear la ventilación de la cámara, siendo que en reiteradas ocasiones mi esposo les mandó a preguntar que cuál era el informe que iban a dar. Entonces estuvimos expuestos realmente a olores asquerosos durante varios meses, por la forma que estaba instalada la cámara y que sigue instalada ahí en nuestro patio, que no es la adecuada. Si a eso se le suma el producto que aplicaron, el químico fuerte, de hecho nos hubiesen podido haber matado en ese en ese momento, si nosotros no hubiésemos estado alerta a los síntomas», señaló.

Salud en riesgo y un sistema que falla

Ante el malestar, irritación y el lugar inhabitable en que se había convertido su hogar, Doris Blanco y su esposo Víctor Cubillos acudieron a Carabineros para obtener asistencia, pero se encontraron con que los uniformados minimizaron la gravedad de la situación.

«El carabinero estaba como molesto, como que anotaba las cosas así de mala gana, decía que Aguas San Isidro siempre ha tenido problemas en Labranza, que para qué me quejaba tanto, si no tenía como ningún daño así que se notara como fuerte en la piel. Y yo le pregunté si nos iba a poder acompañar o no al CESFAM, y después nos mandó a unos carabineros que nos pudieron como respaldar en ese trayecto. Nosotros fuimos en nuestro auto y ellos nos siguieron en una patrulla», relató Doris.

Al llegar al centro de salud, se encontraron con un escenario similar, recibiendo una atención deficiente.

«El doctor que no atendió pasó todo como irritación, a la niña no le dieron absolutamente nada, a Víctor le dieron clorfenamina y listo, pero a mí me dejaron prednisona que era como para respirar mejor y me dijeron que si tenía cualquier síntoma extra como que tenía que volver a ir a un servicio de salud», narró la afectada.

Durante los días siguientes en los que Doris permaneció junto a su familia en casa de su madre, siguió presentando malestares y latidos cardíacos acelerados.

«Así estuve durante esos días, porque nuestra ropa seguía con el producto, nosotros de verdad pensábamos que era cloro y ya, que esto se iba pasar, pero es un químico agresivo, o sea nosotros lavamos nuestra ropa unas cuatro o cinco veces y no pasaba nada, picaba igual, tú tomabas la ropa y era como que ardía, como que hacía burbujas, era como efervescente. Mi hija mayor me decía mamá me quema la ropa, me quema la piel, me arde la cara y claro, todos estábamos presentando irritación horrible por la ropa, por nuestras cosas, por nuestros productos por ejemplo por ponernos un reloj, por ocupar un cintillo, por ocupar nuestros lentes, por manipular nuestra billetera, todo estaba contaminado. De hecho, todo está contaminado, no hay nada que se haya salvado en la casa», explicó a El Ciudadano.

Al persistir las molestia, los integrantes de esta familia decidieron acudir al Hospital Intercultural de Nueva Imperial, donde tampoco recibieron la atención adecuada y lo mismo ocurrió en el Hospital Dr. Hernán Henríquez Aravena, también conocido como Hospital Regional de Temuco.

«Cuando fui al hospital de Imperial me dijeron la misma tontera. De hecho, por eso salgo llorando en el video que compartí en redes, porque de verdad no me encontraban nada. Todo lo trataban como alergia. Después fuimos al regional y ahí dieron con el contacto de Andrés Cuyul, que es el Seremi de Salud de La Araucanía y él mandó a decir que él no trabajaba los días domingos. No nos quisieron atender. De hecho a Víctor por el solo hecho de ser hombre no lo quisieron atender. La única que pasó en el hospital regional fui yo y me dijeron que lo que me podían dar era clorfenamina, o sea lo mismo, y a las niñas que podía llevarlas, pero que las iban a tratar como por lo mismo, que ellos no tenían más remedio ni nada como para poder tratarnos. Sobre todo si es que yo hablaba de una posible intoxicación porque ya habían pasado días. Entonces si ya habían pasado al menos cinco días, estaba todo bien», acusó Blanco.

Tras la deficiente atención, su esposo la llevó hasta la Clínica Alemana de Temuco, donde detectaron quemaduras en vías respiratorias e inflamación nasal.

Imagen compartida por Doris Blanco a El Ciudadano.

«Ellos fueron en el único lugar donde pudieron constatar que tenía afectación en las vías respiratorias, que tenía la nariz demasiado inflamada e irritada, lo mismo mi hijas y lo mismo Víctor, pero como no contábamos con más plata en ese momento puede entrar solamente yo. También me dijeron que en los otros lados me habían tratado mal mi urgencia, porque la presencia de cloro (en la sangre) no se medía de esa forma, con esos exámenes que me habían hecho», señaló.

El episodio por intoxicación le dejó serias secuelas psicológicas y físicas a estos vecinos de La Araucanía.

Fotografía compartida por Doris Blanco a El Ciudadano.

Durante el verano, Doris Banco estuvo expuesta al solo por menos de una hora y resultó con graves quemaduras en su piel.

«Mi piel quedó horrible, así como si me hubiesen quemado con agua caliente, como que si se me fueran a caer los pedazos», afirmó.

Cámara de alcantarillado del hogar de la familia Cubillos Blanco.

¿Aguas San Isidro aplicó hipoclorito de calcio?

Pese a la grave afectación que sufrió esta familia de Labranza, Aguas San Isidro no les entregó un informe o una explicación sobre las causas o detalles del producto químico colocado en la cámara de alcantarillado de su casa y que habría sido la causa de la intoxicación.

Las instituciones del Estado tampoco se hicieron presente para brindar apoyo o identificar las causas de esta lamentable situación.

«No se ha hecho nadie presente, ni siquiera el Seremi de Salud ni el CITUC, ni la PDI», acusó Doris Blanco.

Sin embargo, en conversación con El Ciudadano relató que en una reunión que sostuvieron con el jefe de la Oficina Regional de la SISS en la Araucanía, Joan Milanca, el funcionario les indicó que el compuesto químico que habían aplicado los técnicos de Aguas San Isidro en su hogar era hipoclorito de calcio.

«Él nos anotó en una hoja que era hipoclorito de calcio», afirmó .

La inhalación de los vapores de esta sustancia puede causar un cuadro de intoxicación y síntomas como los que experimentó esta familia, entre los que figuran: ojos llorosos, enrojecidos y con ardor; sensación de náuseas;  dolor en la boca o garganta; irritación cutánea de la zona expuesta; quemaduras o ampollas; dolor abdominal o estomacal; e hinchazón de garganta, que puede generar dificultades para respirar.

Sobre Milanca, los afectados expresaron que en vez de ser un canal de ayuda, ha sido uno de los funcionarios que más trabas les ha puesto para documentar su caso. Llegando incluso a poner en duda los síntomas que han presentado y el cuadro de intoxicación.

Aguas San Isidro «se hace la desentendida»

De acuerdo con el testimonio de la familia Cubillos Blanco, desde noviembre de 2024, Aguas San Isidro S.A., está al tanto de la complicada situación que han atravesado. Los primeros contactos fueron con los técnicos, pero nunca han obtenido una respuesta formal por parte de la sanitaria.

«Ellos no quedaron en responder, en llamarnos, en derivarnos con una persona, después con otra», señalaron.

A pesar de que presentaron un reclamo formal al SERNAC, la respuesta de la empresa fue aún más frustrante. Claudia Fuentes, representante legal de Aguas San Isidro, argumentó que los propios vecinos eran los responsables por haber «ampliado la casa y tapado el alcantarillado», una afirmación que ellos desmiente categóricamente.

«De hecho mandaron a decir que ellos no iban a pagar nada, que no se hacían responsables de nada. Que ellos como empresa estaban funcionando súper bien», plantearon los esposos Doris Blanco y Víctor Cubillos.

Asimismo, denunciaron, que la empresa habría adjuntado imágenes falsas en su descargo, mostrando el patio de una casa que no era la de ellos. «Copiaron información de otro documento y dijeron que todo funcionaba bien, que aquí no había gente afectada», aseguraron los perjudicados.

Lo más grave para estos vecinos de Labranza es que la sanitaria no presta atención a su reclamo, ni a todas las afectaciones que han tenido que enfrentar desde haber tenido que abandonar su vivienda y verse obligados a arrendar otra, quedar con sus pertenencias inservibles, hasta sufrir una severa intoxicación y sus secuelas.

«Carolina Zuleta, la abogada de Aguas San Isidro ni siquiera le ha respondido las llamadas a nuestro abogado. Claudia Fuentes que es la representante legal de la empresa se ha hecho un montón de veces la desentendida con respecto a nuestro caso y ve esto como muy a la ligera. No ve esto como una situación grave, no ve esto que en realidad la empresa que ella tiene a cargo nos dejó sin vivienda, a nuestras hijas sin vivir en su hogar, nos dejó sin una herramienta de trabajo, sin nuestras cosas, nuestros recuerdos, nuestra ropa, nada», acusó Doris.

La empresa, además, se negó a indemnizarlos adecuadamente. A través de su abogado, ofrecieron un compensación de $10 millones, cantidad que, descontando honorarios legales, se reducía a $8 millones, insuficiente para cubrir todos los enseres dañados.

Los vecinos de Labranza plantearon a El Ciudadano que su único interés es obtener justicia y una compensación económica justa por los daños y afectaciones que les causó la negligencia de Aguas San isidro S.A.

«No es como si nosotros nos hubiésemos querido levantar, no sé, hoy día en la mañana y querer hacernos millonarios gracias a una empresa. Lo que nosotros estamos pidiendo en general por nuestras niñas, es que nos compensen el daño, la embarrada que ellos se mandaron en nuestra casa, con nuestras cosas, que nos devuelvan nuestros años de sacrificio, que nos devuelvan una casa habitable. Nuestra casa está tóxica, desde que tú entras a la reja hasta que tú recorres todo el patio, todo se vio completamente contaminado, entonces cómo van a responder ante eso, cómo pueden resultar ser una empresa tan mediocre», enfatizó.

¿Hasta cuándo tendrán que esperar estos padres y sus hijas de La Araucanía?. La respuesta, por ahora, sigue en manos de una empresa que parece más interesada en evadir responsabilidades que en brindar un servicio confiable.


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