La derecha y su obscena obsesión anticomunista: la campaña del miedo y del odio en las presidenciales

La candidatura de Jeannette Jara (PC) en las elecciones presidenciales de 2025 reaviva el discurso anticomunista de la derecha radical. Analistas señalan que esta estrategia, basada en campañas del miedo históricas, busca ocultar el autoritarismo de sectores ultraconservadores. Jeannette Jara luego de obtener las primarias y ante las declaraciones de los candidatos de derecha, manifestó: "Veo que Kast, Kaiser y Matthei incentivan el odio, incentivan, además, el miedo con fines políticos (...) Y ahora viene el tiempo de las propuestas, no solo d

La derecha y su obscena obsesión anticomunista: la campaña del miedo y del odio en las presidenciales

Autor: Seguel Alfredo

Imagen portada: “IA interpretó como ven los Chilenos a los candidatos presidenciales analizando millones de mensajes de redes sociales , este fue el resultado” (Publicación de @IlharrebordeM)

El anticomunismo como estrategia de la derecha radical

El triunfo de Jeannette Jara en las primarias del oficialismo no solo marcó un hito —por ser la primera candidata comunista con opciones reales de llegar a La Moneda—, sino que desató una reacción inmediata de la derecha radical. Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario) la calificó como «un duro golpe para la democracia», mientras Evelyn Matthei (UDI) insistió en que los comunistas niegan que su modelo sea una dictadura. José Antonio Kast,  la vinculó con «una izquierda radical que ha traído dolor y pobreza». Estas declaraciones, como señala Mladen Yopo en su columna en Diario UChile, siguen el libreto de Joseph Goebbels: «No importa si es verdadero o falso, lo importante es que sea creíble».

La última, es que Kaiser, en el marco del lanzamiento de su candidatura el 12 de julio de 2025, aclamado por la derecha radical pinochetista, señalaba, aumentando el tono de odio y violencia: “Jara es Bachelet con esteroides”.

Jeannette Jara comentó a fines de junio: «Veo que Kast, Kaiser y Matthei incentivan el odio, incentivan, además, el miedo con fines políticos (…) Y ahora viene el tiempo de las propuestas, no solo de las consignas».

¿Quién amenaza realmente a la democracia?

Carlos Peña ofrece un contrapunto clave, que en democracia, se juzga a los actores por su conducta, y que el PC no ha dado motivos para el reproche. El rector de la UDP en una entrevista con Diario Financiero, comenta: “Mire, lo que pasa es que hoy ha brotado en Chile un anticomunismo totalmente irracional. No digo que sea generalizado, pero existe. ¿En qué sentido irracional? En que se le atribuyen al Partido Comunista designios totalitarios, antidemocráticos. Escuchaba ayer a un senador que me parece inteligente, pero que decía “tengamos en cuenta que el Partido Comunista, cada vez que se ha hecho del poder, no lo ha soltado más”. Este tipo de declaraciones no le hacen bien a la democracia porque son exageraciones irracionales. No seré yo quien defienda al Partido Comunista, pero acá no se trata de eso sino de rigor con los hechos. El PC ha gobernado varias veces en Chile, con Pedro Aguirre Cerda, con los Frentes Populares, con Allende, con el segundo gobierno de Bachelet, con Boric. Esta idea de que primera vez que el Partido Comunista podría gobernar es una tontería”.

 Históricamente, como resalta el académico, el PC chileno ha sido un actor legalista —desde el Frente Popular hasta su apoyo a la vía pacífica al socialismo bajo Allende—, a diferencia de sectores de derecha que avalaron golpes de Estado. Ignacio Walker incluso compara a Jara con Pedro Aguirre Cerda, símbolo del reformismo democrático. Pero la ultraderecha, como analiza Yopo en su columna, proyecta sus propias pulsiones autoritarias: Kaiser admitió que apoyaría un nuevo golpe, y Matthei justificó el de 1973 diciendo que «era inevitable que hubiera muertos».

El anticomunismo como cortina de humo

Lucía Santa Cruz, historiadora referente de la derecha, columnista de El Mercurio y vinculada a Libertad y Desarrollo, en una columna en Nuevo Poder, titulado: “La intelligentsia chilena y el anticomunismo”, insiste en que el PC es una «religión secular» con dogmas incompatibles con la democracia.

Sin embargo, su argumento choca con la trayectoria concreta del partido: participación en gobiernos plurales (desde Bachelet hasta Boric). Para Rafael Sagredo, historiador citado en CIPER en un artículo del 2020, este discurso repite las «campañas del terror» de 1938 («Aguirre Cerda = caos») o 1964 («Allende = paredón»), donde el miedo reemplazó al debate programático.

La reconfiguración de la derecha:

Hoy, la coalición Chile Vamos (RN, UDI) pierde terreno frente a bloques más radicales: el Partido Republicano de Kast —que defiende a torturadores de la dictadura— y el Nacional Libertario de Kaiser, también ligados a grupos del pinochetismo duro. Su estrategia digital, alimentada por algoritmos que amplifican el odio, buscando asociar a Jara con figuras como Lavrenti Beria, el exjefe represor de Stalin. Pero, como advierte Yopo, «es una proyección psicológica: acusan al PC de lo que ellos mismos han hecho».

Hoy, a más de veinticindo años después de que Gladys Marín se presentara como candidata simbólica, Jara llega con experiencia de Estado y réditos legislativos (jornada laboral de 40 horas, reforma previsional, entre otros). Su desafío es romper el cerco mediático y demostrar que, como dijo Funk, viene «del Chile real, no de la élite». En un país fragmentado, donde el anticomunismo pierde fuerza frente a demandas sociales urgentes, su campaña podría definir si el miedo sigue siendo la moneda de cambio de la política reaccionaria chilena.

La pregunta es si este guion, ahora contra Jara, seguirá funcionando. En medio de las campañas de la derecha radical, a la etiqueta de anticomunismo se proyecta la de “octubrista”, como parte de sus propagandas, lejos de debates por ideas y programas.  

¿Qué teme realmente la derecha?

Sagredo lo resume en su artículo en Cipe titulado “El miedo como práctica política en Chile”: el miedo es un reflejo de la angustia ante la pérdida de privilegios. La historia muestra que las «campañas del terror» —desde 1938 hasta el plebiscito de 1988— fracasaron cuando la ciudadanía optó por esperanza sobre el catastrofismo.

“La historia muestra que el miedo como instrumento de la lucha política chilena se encuentra en lo esencial asociado al temor de la derecha, a su desesperación frente a un futuro que aprecia como una fatalidad, también a una reacción motivada por su propia angustia ante el cambio y la pérdida del poder y de la cual también participan sectores de clase media. Frente a lo que se percibe como amenaza se ha creado un enemigo interno y un escenario crítico de no optar la sociedad por sus criterios, posturas y preferencias electorales. Pronóstico que, una y otra vez, las experiencias de las última décadas y ante los más diversos temas, muestran fallido”, resalta Sagredo en su publicación en CIPER Chile, en octubre de 2020.

En 2025, Chile decidirá si las campañas del «anticomunismo» es más poderoso o si la democracia se juzga por hechos, ideas y programas, no por propaganda.


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