El técnico de la Selección Palestina de Fútbol visita Sudamérica y Chile en búsqueda de futbolistas palestinos con el sueño de llegar a la Copa del Mundo 2030 como acto de resistencia frente al genocidio que vive su pueblo en Gaza.
Por Ivette Barrios y Javier Pineda
El director técnico de la Selección de Fútbol de Palestina, Ehab Abu Jazar originario de Rafah en Gaza, está de paso en una gira estratégica por Sudamérica y con especial atención en Chile. Su objetivo es observar jugadores y fortalecer el equipo de cara a la clasificación para la Copa del Mundo 2030, una misión que asume con el dolor de un pueblo que lucha por su existencia.
En un contexto de genocidio, Abu Jazar describe la labor con la selección como una labor hecha «en situaciones muy difíciles». Explica que es casi imposible concentrar a los jugadores en Palestina, lo que ha llevado a que desde el 2023 no tengan selección “hay generaciones completas que no han podido participar», asegura. A pesar de todo, el espíritu es inquebrantable: «la motivación es muy alta, y si no tenemos este espíritu, estaríamos desaparecidos hace mucho rato», sostiene el DT, añadiendo que «jugamos con pasión y motivación».
El deporte, más allá de la competencia, se ha transformado en un faro de esperanza y resistencia debido a que «podemos expresar la causa Palestina y dirigir mensajes al mundo», afirma Abu Jazar. La razón es «que hay gente en Palestina que todavía vive y merece vivir», por lo que la selección nacional se convierte en un vehículo para recordar al mundo la existencia y la lucha de su gente, buscando llevar «un poco de felicidad» a quienes sobreviven en condiciones extremas.
La tragedia de la guerra no distingue entre civiles y deportistas, según Abu Jazar: 700 jugadores deportistas han sido mártires y asesinados en esta guerra. Subraya que no solo se trata de jugadores activos, sino también de exjugadores y entrenadores, evidenciando que «la guerra no hace diferencia entre jugador y civil, todos son objetivos de asesinato», sostiene. El propio DT es un testimonio vivo de la situación, puesto que señala que en su propio círculo cuenta con 200 familiares víctimas del genocidio.
La visita de Abu Jazar a Chile también refuerza el profundo vínculo entre ambas naciones, especialmente a través del Club Deportivo Palestino, el cual: «tiene un rol muy importante en la relación entre Palestina y Chile», destaca. Para él, es inmensamente valioso que este club les brinde la «libertad para expresar» la causa palestina, generando un lazo emocional.
La misión de Ehab Abu Jazar trasciende lo deportivo, resignificando su viaje como un acto de resistencia y un mensaje al mundo desde un pueblo que se aferra a la vida y al deporte como una forma de dignificar su existencia.