Columna de Opinión

Estrategia para matar de hambre: la hambruna en Gaza como arma de guerra

La causa raíz, la ocupación israelí durante décadas, debe ser abordada para poner fin a este proyecto colonial y establecer un Estado palestino soberano. Sólo así se garantizará que ningún niño, ninguna mujer embarazada ni anciano en Gaza enfrente nunca más el hambre.

Estrategia para matar de hambre: la hambruna en Gaza como arma de guerra

Autor: El Ciudadano

Por Vera Baboun

“Declaramos que la campaña intencionada y dirigida de Israel para matar de hambre al pueblo palestino es una forma de violencia genocida y ha provocado hambruna en toda Gaza. Hacemos un llamado a la Comunidad Internacional para que priorice la entrega de ayuda humanitaria por tierra, por cualquier medio necesario, ponga fin al asedio israelí y establezca un alto el fuego.” Estas palabras, emitidas por los Relatores Especiales de la ONU, Michael Fakhri, Pedro Arrojo-Agudo y Francesca Albanese, reflejan la escala escalofriante y la intención deliberada detrás de lo que está ocurriendo en Gaza. No se trata meramente de una emergencia humanitaria, sino de una política deliberada de inanición utilizada como arma de guerra.

Hasta julio de 2025 a -al menos- 113 palestinos los mataron de hambre, 76 eran niños y 43 murieron durante los últimos tres días. Más de 650.000 niños menores de cinco años están en grave riesgo de desnutrición y 16.000 mujeres embarazadas enfrentan hambre sin acceso a atención prenatal adecuada, según el Ministerio de Salud de Palestina.

Estas cifras no son abstracciones: reflejan un asalto sistemático a la vida misma. El 16 de julio, fuerzas israelíes dispararon directamente contra palestinos en fila esperando por ayuda alimentaria. Desde mayo, más de un millar de palestinos fueron asesinados y 6.000 heridos al intentar recibir ayuda humanitaria. El mensaje es claro: además de negarles comida, convirtieron ir a buscarla en un acto castigable con la muerte.

Esta crisis es el resultado del asedio total israelí a Gaza desde octubre de 2023. Todo el sistema alimentario ha sido devastado: 67% de las tierras de cultivo fueron destruidas, bombardearon panaderías y molinos, atacaron infraestructura de agua y cerraron las zonas de pesca. Los convoyes y puntos de distribución de ayuda —muchos coordinados por la llamada “Fundación Humanitaria de Gaza”— se han convertido en trampas mortales, con cientos muertos en sus alrededores.

Como advirtió Jens Laerke, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Gaza es el único territorio en el mundo donde 100 % de su población está en riesgo de hambruna. Sencillamente, “el lugar más hambriento del planeta”.

El Derecho Internacional es inequívoco al establecer que el uso del hambre como método de guerra es un crimen de guerra, prohibido por el Artículo 54 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra. Sin embargo, esta política continúa impunemente.

Las agencias de ONU estiman que más de dos millones de palestinos en Gaza sufren inseguridad alimentaria prolongada y 500.000 están en condiciones de hambruna catastrófica (Fase 5 del IPC). Incluso cuando los niños logran llegar a los centros médicos, a menudo mueren porque sus cuerpos perdieron la capacidad de metabolizar el alimento. “No queda fuerza en estos cuerpos”, declaró nuestro Ministerio de Salud.

Esta hambruna es un genocidio en cámara lenta, diseñado para matar y para borrar al pueblo palestino.

La Comunidad Internacional debe actuar de inmediato. Gaza debe ser declarada emergencia humanitaria de máximo nivel. Las agencias de la ONU y las llamadas “líneas rojas” deben desplegar observadores para vigilar y proteger la entrega de ayuda. El asedio debe levantarse total e incondicionalmente, permitiendo el ingreso de alimentos, medicinas y combustible para una población sitiada. Además, los responsables deben ser llevados ante la justicia, vía Corte Penal Internacional, resoluciones del Consejo de Seguridad y presión diplomática incansable.

Pero más allá de camiones y tiendas de campaña, no basta con mitigar el daño. La causa raíz, la ocupación israelí durante décadas, debe ser abordada para poner fin a este proyecto colonial y establecer un Estado palestino soberano. Sólo así se garantizará que ningún niño, ninguna mujer embarazada ni anciano en Gaza enfrente nunca más el hambre.

El silencio es complicidad. El momento de actuar es ahora.

Por Vera Baboun

Embajadora del Estado de Palestina en Chile.


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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