El gran portazo en Osorno: Festival de Teatro margina nuevamente a sus artistas locales y repite solo obras santiaguinas

Por segundo año consecutivo, el Festival de Teatro de Osorno 2025 excluye por completo a las compañías locales, destinando millones a obras santiaguinas. Artistas como Daniela Oliva y Ana María Lemu, denuncian marginación, falta de transparencia y abandono institucional. Critican la "falta de respeto" al trabajo local y la construcción de exclusión en vez de cultura, exigiendo reconocimiento y justicia.

El gran portazo en Osorno: Festival de Teatro margina nuevamente a sus artistas locales y repite solo obras santiaguinas

Autor: Seguel Alfredo

El gran portazo en Osorno a los artistas locales

Por segundo año consecutivo, el Festival de Teatro de Osorno 2025, organizado por el Centro Cultural Municipal y anunciado por el alcalde Jaime Bertín, ha generado profunda indignación y malestar al excluir completamente a las compañías teatrales locales de su programación.

El evento, que se desarrollará del 29 al 31 de julio en el Hotel Sonesta con tres comedias santiaguinas («Malas Madres», «Reunión de apoderados» y «Perfectos desconocidos»), destina millones de pesos públicos a traer obras desde la capital, marginando el trabajo creativo osornino y levantando una ola de críticas por su falta de transparencia, equidad y reconocimiento al desarrollo cultural local.

Daniela Oliva Riveros, actriz, directora y pilar de la comunidad teatral osornina, expresa su «profunda preocupación y descontento» con la selección. «He observado con desilusión una serie de deficiencias que menoscaban el espíritu y el propósito de tal evento cultural», afirma. Oliva señala que «la selección de obras se realiza sin un proceso de curaduría claro y transparente, no considera la participación de obras regionales ni locales, esto, por segundo año consecutivo«. Destaca específicamente el trabajo de las compañías «Teatro 40» y «Mirasur», «aficionadas con miras a la profesionalización» que ya cuentan con «6 montajes estrenados«.

Esta reiterada exclusión, para Oliva, «constituye una falta de respeto grave al trabajo que realizamos como artistas locales. Constituye además un desconocimiento absoluto del crecimiento teatral que ha tenido Osorno y de sus actuales gestores y compañías». Critica duramente que «la pobre programación actual no contribuye a la proyección del horizonte cultural teatral de nuestra ciudad» y lamenta «la total ausencia de oferta de teatro infantil y familiar», limitando el alcance del evento.

Para Daniela Oliva, el teatro es fundamental: «Un vehículo insustituible para el diálogo social con un alto poder transformador… un arte vivo y necesario que nutre el alma, despierta la conciencia y fortalece el tejido social. Su importancia radica en su capacidad para conmover, educar y provocar, asegurando que sigamos explorando y comprendiendo la complejidad de lo que significa ser humano». Una importancia que, denuncia, el festival oficial ignora al excluir a quienes lo cultivan localmente.

Ana María Lemu, integrante de compañías locales como Teatro Mirasur, canaliza la rabia y la tristeza: «El arte entretiene y nutre el alma, pero hoy nuestra alma tiene pena, pena que nuestras autoridades no potencien el teatro local, que no apoyen a sus propios artistas profesionales locales… compañías que llevan años trabajando y entregando su vida por lo que aman«. Lemu acusa: «Hoy nuestras autoridades dan la espalda a lo que por tanto tiempo se ha ido trabajando».

Para Lemu, el festival es un «gran portazo en las narices». Relata una experiencia que evidencia desprecio: «Te invitan a participar de un concurso que de concurso no tiene nada, te piden dossier a última hora… las compañías corrieron para poder cumplirles con lo requerido, desvelos y mucho trabajo detrás de esto, para que??… para que ni una respuesta tengan«. Exige al menos una retroalimentación: «Bastaba solo una respuesta a ‘dicho concurso’… no chiquillos este año no podrán participar por esta razón o esta otra razón… pero hasta para eso no hay respeto. Solo nos enteramos por redes sociales que no estábamos considerados».

Su reclamo va más allá del teatro: «Hay muchos artistas en nuestra región y buenos artistas que a punta de esfuerzo y a puro autogestión sacan sus proyectos adelante, artistas locales que desde ya muchos años alzan la voz y no son escuchados». Destaca el trabajo formativo de Daniela Oliva, «semillero de nuevos actores, actrices, grandes talentos» y subraya: «Hoy Osorno se está posicionando en ser un territorio de teatro y eso nuestras autoridades no lo notan, no lo saben o simplemente no lo reconocen».

Lemu desafía directamente al alcalde: «Sepa usted señor alcalde que si hay teatro en Osorno, sepa que usted si tiene actores profesionales en su ciudad, sepa usted que estos actores si fueron considerados a participar a un festival internacional de teatro ‘Los temporales de teatro de Puerto Montt’ y que todas las obras se pagan de forma igualitaria». Y remata sobre el presupuesto local: «Imagínese que con el presupuesto que entrega, para este festival, podría usted hacer maravillas, repito… un festival ‘de buena calidad’… hoy nuestra alma está triste, pero con la voz más fuerte que nunca para hacerse escuchar».

Testigo del esfuerzo inmerso de creadores locales

El reconocido escultor Alfonso Moya, con prestigio nacional e internacional, aporta una mirada desde su llegada a Osorno: «Cuando llegué a vivir Osorno… con ganas de aportar. Pero lo primero que vi fue que no hacía falta, solo tenía que sumarme a algo que ya estaba vivo y vibrante». Encontró «músicos brillantes, artesanas y artesanos con alma de tierra, bailarines apasionados, teatro hecho con ñeke, con raíz, con historia».

Sin embargo, Moya también constató la cruda realidad: «Lo que también encontré fue precariedad, discriminación y abandono institucional». Es testigo y parte del «esfuerzo inmenso que hacen los artistas locales para levantar funciones, para crear con casi nada, para sostener espacios y procesos en condiciones precarias. Y a pesar de todo, el nivel es altísimo». La exclusión del festival es la gota que colma el vaso: «Nuevamente se invita solo a compañías de Santiago… No una de aquí y otra de allá. No. Solo allá». Moya cuestiona el argumento de la «calidad» de las autoridades: «¿Pero cómo lo saben si nunca van a los estrenos locales, si solo buscan al artista cuando les sirve? ¿Qué calidad puede haber si no hay justicia?».

Su sentencia es contundente: «El arte no se impone desde arriba. Se construye con comunidad. Y Osorno tiene lo suyo. Y lo tiene hace rato. Pero entre todos, No están construyendo cultura. Están construyendo exclusión…». Una exclusión que este festival vuelve a hacer patente.


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