A 73 años del Premio Nacional de Literatura para Gabriela Mistral
Imagen: Gabriela Mistral en Montegrande, durante su última visita a Chile. Septiembre de 1954.
Un día como hoy, 3 de agosto de 1951, la poetisa Gabriela Mistral recibió el Premio Nacional de Literatura en su país natal, Chile. Este reconocimiento local llegó seis años después de que la Academia Sueca le otorgara el máximo galardón literario mundial, el Premio Nobel de Literatura, en 1945, convirtiéndola en la primera persona latinoamericana en recibir tan prestigiosa distinción.
El otorgamiento del Premio Nacional de Literatura en 1951 adquirió un significado especial al ser la primera vez que Chile reconocía formalmente, dentro de sus fronteras, a su ilustre hija que ya había alcanzado la cumbre literaria global. Este hecho histórico resalta el valor único de su trayectoria y su profunda conexión con la identidad chilena y latinoamericana.
Fiel a su compromiso con los más desfavorecidos, Gabriela Mistral destinó íntegramente los recursos económicos del Premio Nacional de Literatura a beneficiar a los niños sin recursos del Valle de Elqui, su tierra natal. Este gesto de profunda generosidad reflejó su constante preocupación por la infancia y la justicia social, un tema recurrente en su vida y obra.
Mistral, nacida en el Valle del Elqui, mantuvo siempre un vínculo emotivo con sus raíces rurales y con la niñez. Relatos del Museo Gabriela Mistral de Vicuña señalan que durante una visita a Montegrande, aunque expresaba sentimientos encontrados ante los homenajes oficiales, la participación de los pequeños en los actos en su honor le producía una profunda ternura. Su compromiso perdurable se plasmó en su testamento, donde dispuso que las regalías de sus obras vendidas en Sudamérica se destinarán a los niños de Montegrande.
El aniversario de este reconocimiento nacional fue recordado por diversas instituciones culturales, entre ellas la Biblioteca Nacional de Chile
La Cuenta Gabriela Mistral en redes sociales, dedicadas a preservar y difundir el legado de la autora también recordó el momento.
Su figura permanece como un símbolo fundamental de las letras de Chile y latinoamericana, y su obra lírica, reconocida por la Academia Sueca como inspirada en «poderosas emociones» y símbolo de «las aspiraciones idealistas» del continente, continúa inspirando.