En plena discusión sobre austeridad fiscal, las Fuerzas Armadas y Carabineros mantienen un ítem que no pasa desapercibido: la compra sistemática de bebidas alcohólicas con cargo a sus presupuestos.
Según un reportaje de El Mostrador, basado en datos de Mercado Público, entre 2021 y 2025 estas instituciones han desembolsado $2.221.346.607 en licores, vinos, cervezas, cócteles y espumantes.
El Ejército de Chile lidera con holgura el ranking, acumulando $1.484 millones en el periodo. Solo en lo que va de 2025, el gasto ya supera los $307 millones, sin contar Fiestas Patrias ni celebraciones de fin de año. El 2024 fue el año más “festivo” de la institución, con medio millar de millones invertidos en alcohol, destacando la compra de destilados y, desde 2022, vinos fortificados como jerez u oporto.
La Fuerza Aérea se ubica en segundo lugar, con $356 millones en el mismo periodo. El 2024 marcó su mayor gasto histórico: más de $133 millones, principalmente en destilados, seguida por una importante preferencia por vinos antes que cervezas.
En Carabineros, el gasto total en cinco años alcanza $334 millones, con un peak de $81 millones en 2023, casi todo destinado a destilados. Llama la atención la ausencia de registros de compras de cerveza y espumantes, lo que podría deberse a que se contabilizan en otras subcategorías.
La Armada cierra la lista con un acumulado de $46 millones, aunque este 2025 ya duplicó lo gastado en 2024. Sus preferencias: destilados, cócteles y vinos.
Un patrón que se repite
No es la primera vez que el gasto en alcohol de las Fuerzas Armadas y de Orden genera polémica. El caso Milicogate ya había destapado, en la era de Juan Miguel Fuente-Alba (2010-2014), más de 2.400 órdenes de compra de bebidas alcohólicas por cerca de 4 millones de dólares.
Las instituciones consultadas ofrecen respuestas dispares: el Ejército asegura que se trata de consumo en “clubes militares y casinos de unidades” amparado por la Ley de Bienestar 18.712, sin uso de recursos públicos; Carabineros y la Armada derivaron la solicitud a Transparencia, lo que implica esperar semanas para obtener datos oficiales. Mientras que la Fuerza Aérea no contestó al menos al cierre del artículo según consignó El Mostrador.
Mientras tanto, el gasto se mantiene. Y aunque no hay registros públicos que indiquen quiénes beben ni en qué contexto, las cifras muestran que la “tradición” de comprar alcohol, posiblemente a costa de todos, sigue tan viva como siempre.