Memorar la historia con el fin de guardar la paz

——En conmemoración del 80º aniversario de la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Invasión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial Por Niu Qingbao Este año cumple el 80º aniversario de la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial

Memorar la historia con el fin de guardar la paz

Autor: El Ciudadano

——En conmemoración del 80º aniversario de la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Invasión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial

Por Niu Qingbao

Este año cumple el 80º aniversario de la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial. Hace ochenta años, el fuego fascista arrasó más de 80 países y regiones que albergaban a 2.000 millones de población, causando una catástrofe sin precedentes para la civilización humana.

China fue el campo de batalla principal del frente oriental de la guerra antifascista, donde comenzó antes que en ningún otro lugar la resistencia contra el fascismo y la lucha se prolongó durante más tiempo. El Incidente del 18 de Septiembre de 1931 marcó el inicio de la Guerra de Resistencia del pueblo chino contra la invasión japonesa y también el prólogo de la Guerra Antifascista Mundial. El Partido Comunista de China, alzando la bandera del frente unido antijaponés, aglutinó a todos los hijos e hijas de la nación china para erigir, con su carne y sangre, una gran muralla de acero que resistió al fascismo japonés. Tras 14 años de lucha sangrienta, el ejército y el pueblo chino aniquilaron a más de 1,5 millones de soldados japoneses, con un enorme costo de un sacrificio de 35 millones de bajas militares y civiles, contuvieron con firmeza a las fuerzas japonesas, impidiendo que Japón realizara su plan de atacar los frentes europeo y del Pacífico, contribuyendo así significativamente a la victoria antifascista mundial.

El 15 de agosto de 1945, el emperador japonés Hirohito anunció la rendición incondiciona, lo que marcó la victoria final de la Guerra de Resistencia del pueblo chino contra la invasión japonesa. Como componente esencial de la Guerra Antifascista Mundial, esta victoria no solo perteneció al pueblo chino, sino también a todos los pueblos amantes de la paz del mundo.

Conmemorar esta gran victoria tiene como fin memorar las lecciones de la historia y defender la conciencia humana. Los invasores japoneses cometieron una serie de atrocidades contra la humanidad, como la Masacre de Nanjing, la Masacre de Changjiao, incontables violaciones contra mujeres, y la producción y el uso a gran escala de armas bacteriológicas y químicas. Solo la Masacre de Nanjing causó la muerte de más de 300.000 personas. Sin embargo, algunos políticos y militaristas japoneses niegan la historia de ser perpetrador de la guerra, eluden la responsabilidad de haber cobrado vida de millones de personas, manipulan los libros de texto escolares, visitan el Santuario Yasukuni donde alberga los principales criminales de guerra, y se maquillan como víctimas de la guerra.

Y algunas fuerzas internacionales, movidas por intereses políticos o prejuicios ideológicos, menosprecian deliberadamente la importancia estratégica del campo de batalla chino, minimizan las profundas calamidades que el militarismo japonés infligió a los países de Asia-Pacífico, y embellecen a los invasores derrotados como artífices de la paz.

Esto sirve de advertencia para todos los países y pueblos amantes de la paz: debemos defender la incuestionable verdad histórica, impedir categóricamente el resurgimiento del militarismo y evitar que las tragedias históricas se repitan.

Conmemorar esta gran victoria tiene como fin exaltar el espíritu de unidad y valorar la solidaridad mundial. A pesar de condiciones extremadamente adversas, el Ejército Expedicionario Chino combatió en Birmania, brindando un apoyo crucial a los ejércitos de los Aliados. El Partido Comunista de China convocó la «Conferencia de los Pueblos Orientales contra el Fascismo», sosteniendo la resistencia antijaponesa y la liberación nacional de los países asiáticos, y apoyando a los chinos de ultramar en su participación en la resistencia local.

La victoria en el campo de batalla chino no habría sido posible sin el valioso apoyo de los pueblos del mundo. Los «Tigres Voladores» estadounidenses se aventuraron a abrir la «Ruta Hump» para transportar suministros a China; los médicos Norman Bethune, de Canadá, y Dwarkanath Kotnis, de la India, viajaron miles de kilómetros para atender a los heridos en China; John Rabe, de Alemania, y Bernhard Arp Sindberg, de Dinamarca, protegieron por todos los medios a los refugiados chinos durante la Masacre de Nanjin. Numerosos combatientes internacionales se unieron voluntariamente a la resistencia china, encarnando un elevado espíritu internacionalista y la conciencia de un destino común de la humanidad.

Conmemorar esta gran victoria tiene como fin salvaguardar el sistema internacional centrado en las Naciones Unidas y el orden internacional basado en el derecho internacional, consolidando así los cimientos de la paz. Las Naciones Unidas son fruto de la victoria de la Guerra Antifascista Mundial. La Carta de las Naciones Unidas establece propósitos y principios como «resolver disputas internacionales por medios pacíficos» e «igualdad soberana», sentando las bases del orden internacional de posguerra. Frente al unilateralismo y la hegemonía de algunos países que acatan las normas internacionales solo cuando les convienen y las descartan cuando no, todas las naciones deben defender resueltamente la autoridad y el estatus de la ONU, practicar un verdadero multilateralismo e impulsar una gobernanza global más justa y razonable.

Mediante la Declaración de El Cairo, la Proclamación de Potsdam y el Instrumento de Rendición de Japón, China recuperó la soberanía de Taiwán tanto jurídica como fácticamente. El regreso de Taiwán a China constituye un resultado esencial de la victoria en la Segunda Guerra Mundial y parte importante del orden internacional de posguerra. El principio de una sola China es un consenso universal de la comunidad internacional y una norma básica de las relaciones internacionales. China mantendrá una firme determinación por salvaguardar la unidad nacional.

Tanto China como Chile eran miembros de la coalición antifascista mundial y son países fundadores de las Naciones Unidas. Nuestros pueblos aman la paz y aspiran al desarrollo. China apoya firmemente la Proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y la Declaración de los 33 países de América Latina y el Caribe sobre la Zona Libre de Armas Nucleares. China está dispuesta a trabajar con Chile para priorizar la paz en las cooperaciones entre China y América Latina, implementar la Iniciativa de Seguridad Global con el fin de promover la paz en Asia-Pacífico y el mundo. China impulsará con determinación una apertura de alto nivel, colaborando con Chile para mantener un entorno internacional abierto y cooperativo, e inyectando energías positivas a la paz y el desarrollo mundiales.

Por Niu Qingbao

Embajador en Chile de la República Popular China


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