Pastor Soto: Historia de violencia y fanatismo que contradice los evangelios

El "líder evangélico" Javier Soto nuevamente es noticia, sumando otra página en un historial violencia verbal y agresiones.

Pastor Soto: Historia de violencia y fanatismo que contradice los evangelios

Autor: Ivette Barrios

El «líder evangélico» Javier Soto nuevamente es noticia, sumando otra página en un historial violencia verbal y agresiones.

La tarde del pasado domingo 14 de septiembre, Javier Soto, mejor conocido como “Pastor Soto”, fue detenido por Carabineros en la comuna de Puente Alto. El incidente ocurrió tras la realización del Te Deum Evangélico, cuando Soto se encontraba “vociferando con un altoparlante” —según la información policial—, ignorando las advertencias de los efectivos y oponiendo resistencia al arresto.

Estas actitudes agresivas no son nuevas, ya que su historial conflictivo se remonta a varios años. Una de las primeras y más notorias derivó en una condena en noviembre de 2015, cuando fue sentenciado a 300 días de pena remitida y a pagar una multa por injurias graves en contra de Rolando Jiménez, dirigente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh). La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó este fallo, sentando un precedente al establecer que sus ofensas eran un acto de discriminación motivado por la orientación sexual de la víctima.

Asimismo, las agresiones verbales y físicas en las afueras del Congreso Nacional se volvieron un modus operandi recurrente. En 2015, la bancada de diputados de la DC presentó una querella criminal en su contra por agresión, amenazas e injurias contra el entonces diputado Claudio Arriagada, luego de que Soto lo insultara y agrediera verbalmente por su orientación sexual. Su intolerancia en años posteriores lo llevó a mantener una campaña de hostigamiento contra la diputada Emilia Schneider, a quien ha increpado con discursos de odio transfóbico, y a la diputada Marisela Santibáñez, a quien en un incidente cruel le habría hecho alusión a su hija fallecida.

Los actos de violencia del autoproclamado pastor no se limitan a agresiones directas. En junio de 2017, durante una entrevista en el programa El Interruptor de Vía X, pisoteó la bandera de la ciudad peruana del Cusco, pensando que se trataba del emblema de la diversidad sexual, un acto que fue transmitido en vivo y que provocó una ola de indignación a nivel nacional. Este gesto, calificado por la comunidad LGTBIQ+ como «violencia simbólica», demostró su desprecio por las minorías y su rechazo a la diversidad, lo que se ha visto reflejado en sus constantes intentos de boicotear el avance de leyes que protegen a estos grupos.

Además de sus polémicos actos en el espacio público, la presencia del “Pastor Soto” en los medios de comunicación también ha sido fuente de controversia. En 2020, una entrevista en el matinal Mucho Gusto de Mega se convirtió en uno de los programas más denunciados ante el Consejo Nacional de Televisión  —CNTV— de ese año, evidenciando el amplio rechazo que generan sus discursos.

El nuevo episodio del Te Deum Evangélico se suma a una larga lista de actos de violencia y hostigamiento que marcan la trayectoria pública de Soto, con las que ganó condenas judiciales y repudio transversal de la sociedad. La libertad de expresión no ampara los discursos que incitan al odio y Chile sigue en deuda con la protección de quienes son blanco de la intolerancia.


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