Johannes Kaiser insiste en que es “menos conservador” que José Antonio Kast. En entrevistas y debates ha recalcado que no se mete “en la cama ni en los bolsillos de la gente”, marcando distancia del líder republicano a quien acusa de tener una mirada más intervencionista en materias culturales.
Sin embargo, cuando se trata de derechos como el aborto y la eutanasia, el candidato presidencial del Partido Nacional Libertario abandona ese discurso. En lugar de defender la autonomía individual, replica los ideales conservadores de Kast, oponiéndose con dureza a ambas iniciativas y calificándolas incluso de “maldad” u “homicidio consentido”.
Así, mientras Kaiser intenta marcar distancia con sus palabras, en los hechos termina reforzando los mismos límites que la derecha tradicional ha impuesto sobre los derechos reproductivos y la autonomía personal. Una paradoja que no solo tensiona su propia candidatura, sino también el debate político en torno a la libertad y la vida en nuestro país.
Entre palabras y hechos: la paradoja de Kaiser
Cabe recordar que, al ser consultado en el programa Sin Filtros sobre la posibilidad de bajar su candidatura en favor de otros aspirantes de derecha, Kaiser descartó la opción, argumentando que sus planteamientos son distintos.
De hecho, se mostró tajante cuando Pepe Auth señaló que Kaiser le había hecho un gran favor a Kast, ya que lo hacía parecer “un tipo más de centro”:
“Yo no me meto en la cama de la gente, no me quiero meter en los bolsillos de la gente, no me meto en la cabeza de la gente, no me quiero meter en la educación… son más conservadores, tienen una aproximación que es más intervencionista desde el Estado en materias culturales, que nosotros…queremos que sea la sociedad civil la que vaya reconstruyendo su columna vertebral valórica. No queremos utilizar el Estado para eso”, respondió el candidato.
Sin embargo, al ser interpelado sobre los ‘mandamientos’ de su partido —como no usar lenguaje inclusivo, rechazar el aborto y desconocer la diversidad de las familias—, el candidato respondió que se trataba de los principios de la colectividad. La pregunta que queda entonces es: ¿en qué se diferencia realmente de José Antonio Kast?

Contradicciones del libertario frente a la muerte asistida
Al igual que el contendiente del que busca distanciarse, Johannes Kaiser ha mostrado en múltiples ocasiones su oposición a la eutanasia y a la despenalización del aborto. En sus declaraciones más recientes en Radio Agricultura, Kaiser aprovechó para criticar al Ejecutivo al respecto:
«Lo único que le preocupa es poder matar más gente o que se pueda matar más gente, ya sea a través del aborto o a través de la eutanasia… No nos equivoquemos, que aquí no estamos hablando de la eutanasia de una persona que está enferma terminal. Eutanasia no es que te den cuidados paliativos. Eutanasia es que activamente alguien te mate. Es decir, es legalizar el homicidio cuando hay consentimiento».
Además, agregó: “Nos acostumbran a la maldad y cuando te acostumbraron a la maldad, después siguen avanzando en la maldad. Y no lo voy a decir de otra manera, es maldad, la falta de respeto a la vida humana”.
En conversación con El Ciudadano, el abogado y político, Rodrigo Rettig declaró que el calificar la eutanasia como homicidio confunde categorías jurídicas y morales distintas:
“El homicidio implica arrebatar la vida contra la voluntad del afectado o de manera arbitraria, mientras que la eutanasia supone reconocer la autonomía personal para decidir cuándo terminar con un sufrimiento insoportable e irreversible, en muy determinadas y controladas hipótesis”, indicó Rettig.
Además, agregó que: “Reconocer la eutanasia no es abrir la puerta al homicidio: es garantizar un marco digno y regulado para que quien ya no ve valor en su existencia, en condiciones muy específicas y bajo control médico, pueda ejercer esa libertad”.
Para Rettig, considerarse libertario y estar en contra de la eutanasia es una contradicción ya que el libertarismo suele defender la libertad individual frente al Estado. “El liberalismo igualitario ve allí una contradicción fundamental: quien se presenta como defensor de la libertad, en realidad restringe la más radical de todas, la disposición sobre la propia existencia”, afirmó.
Rettig señaló que las declaraciones de Kaiser sobre la muerte asistida caen en una moralización que desplaza el debate sobre dignidad y libertad. Esto crea desigualdad: quienes tienen recursos acceden a mejores opciones, mientras los más vulnerables sufren más, y además refuerza la intervención del Estado sobre la vida, limitando autonomía e igualdad.
En esa misma línea, la diputada y activista feminista, Claudia Mix, en conversación exclusiva con El Ciudadano, cuestionó que Kaiser se autodefina como libertario, ya que —según planteó— oponerse a la eutanasia resulta una evidente contradicción con dicha postura:
“Es otra contradicción. Si Kaiser fuera realmente libertario, debería defender que el Estado no se arrogue el derecho de obligar a una persona a prolongar su dolor contra su voluntad. Pero no lo hace, porque su “libertarismo” es selectivo: defiende la libertad de los mercados, pero no la libertad de las personas en sus decisiones más íntimas. Su ‘liberalismo’ no resiste cuando se trata de dignidad y derechos humanos básicos”, declaró.
Respecto a los riesgos que implica este tipo de discursos, Mix indicó que la mayor amenaza es que impiden realizar un debate serio y humanitario, reduciéndolo a consignas moralizantes. “Cuando se repite que la eutanasia es ‘matar’ o una ‘maldad’, se invisibiliza a quienes hoy sufren enfermedades terminales, con dolores insoportables y que piden al Estado respeto y acompañamiento. Ese discurso solo genera miedo, estigmatiza a las familias y posterga soluciones urgentes”, agregó.
Para la diputada, otro aspecto fundamental es el peligro que supone que la legislación chilena continúe rezagada en estas materias, lo que condena a miles de personas a seguir padeciendo dolores de manera innecesaria.

La visión de Kaiser sobre la interrupción del embarazo
Por otro lado, respecto al aborto, Kaiser declaró que «lo que quieren es simplemente abrir la ventana para la ley de aborto libre. Yo no sé cuál es su problema con las guaguas no nacidas en este gobierno. Pero literalmente esto es Herodes, a ese nivel de maldad. Esto es malo, punto. No es un tema de discusiones, que vamos a discutirlo, no: el señor Presidente está proponiendo matar guagüitas, punto».
Respecto a los dichos del candidato, la diputada Claudia Mix advirtió que este tipo de declaraciones son profundamente dañinas ya que tergiversan el debate: “Nadie quiere ‘matar’, lo que buscamos es proteger la vida y la salud de las mujeres. La evidencia internacional muestra que donde el aborto es legal y seguro, baja la mortalidad materna y aumenta la igualdad. Instalar la idea de que se trata de un acto de ‘maldad’, lo que hace es estigmatizar y criminalizar a las mujeres, empujándolas a la clandestinidad”.
Para Mix, este tipo de discurso impide avanzar en soluciones responsables y pone en riesgo la vida de miles de mujeres. «Los discursos populistas son un riesgo para la población desinformada”, señaló.
En esa línea, Mix indicó que: “Cuando se trata de nuestra capacidad de decidir sobre nuestro cuerpo y vida, se olvida de la libertad y corre a imponer restricciones, demostrando que su ‘libertarismo’ no es más que una máscara; cree en la libertad de mercado, pero no en la libertad de las mujeres. Lo que defiende no es un principio de autonomía, sino un orden patriarcal que le resulta funcional a su propósito electoral”.
A juicio de la diputada, el que Kaiser se declare menos conservador que Kast pero termine oponiéndose con igual fuerza a la ampliación de la interrupción del embarazo, revela que cuando se trata de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, “la derecha es una sola”.
“Kaiser, Kast e incluso Matthei, representan estilos distintos, pero en lo esencial comparten la misma resistencia a reconocer que las mujeres somos sujetos de derecho, con autonomía sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. Hablan de libertad económica o individual, pero cuando se trata de la libertad de las mujeres, imponen control y castigo”, agregó.
En esa línea, la parlamentaria señala que el aborto «toca el corazón de la desigualdad», tanto de género como social, ya que quienes cuentan con recursos económicos pueden acceder a la interrupción del embarazo sin mayores problemas, mientras que para quienes no los tienen, sí representa un desafío.
“Reconocer el derecho a interrumpir un embarazo significa reconocer que las mujeres no somos meras reproductoras ni instrumentos de la sociedad, sino personas libres con proyectos propios. Para la derecha, incluso la más liberal, aceptar el aborto implica renunciar a un orden patriarcal que históricamente ha subordinado a las mujeres”, declaró.
Finalmente, Claudia Mix señaló que es fundamental que las personas no se dejen engañar por discursos populistas, ya que la derecha en materia de derechos es solo una, “su conservadurismo excluye a la clase trabajadora y los sectores más populares, porque para los sectores acomodados, el aborto, los cuidados, las pensiones, el trabajo, son problemas ya resueltos. Debemos legislar pensando en todas y todos”.
“Darle a Chile un marco legal moderno en temas como el aborto o la eutanasia no significa obligar a nadie a optar por ello; solo abre la posibilidad a quienes no tienen recursos para decidir libremente. Creo que nuestro país no debe cerrarse a debatir estos temas, ni ningún otro”, afirmó.
Por su parte, la diputada Gael Yeomans advirtió que, en los hechos, Kaiser no se diferencia de su contrincante José Antonio Kast:
«Kaiser es el vocero de José Antonio Kast, no hay grandes diferencias y la verdad es que los dos no defienden la libertad realmente porque cuando se trata de mujeres ahí no hay libertad, no hay libertad para decidir si ser madre o no, o incluso en el caso de personas mayores con enfermedades terminales, no hay libertad, ni siquiera para decidir poder morir dignamente”, señaló.
Además, denunció que Kaiser no defiende la libertad, sino sus propios intereses, priorizando “la libertad del negocio de poder seguir acumulando riqueza para quienes más tienen, pero el resto de los chilenos chilenos que les cuesta llegar a fin de mes, no tienen libertad real, si no hay libertad material, cuando no tiene recursos económico… Entonces es bien falsa la defensa de la libertad. Es más bien defensa de un privilegio, esa no es libertad”, concluyó.
La tensión entre el discurso y la práctica de Kaiser deja en evidencia que la libertad que promueve es una libertad selectiva. Si bien critica la intervención del Estado en la vida de las personas, cuando se trata de derechos reproductivos y de autonomía sobre la propia existencia, termina reforzando restricciones que afectan especialmente a los sectores más vulnerables, mostrando que su libertarismo tiene más límites de los que declara.