I
Paulo Freire señala que la educación “bancaria” o antidialógica se produce cuando la relación educador-educando es vertical. Contrarios al diálogo son la arrogancia, la autosuficiencia, el desamor, la acriticidad, la falta de fe en las personas, la desesperación, así como el deseo de conquista, porque todo acto de conquista implica un sujeto que conquista y un objeto conquistado. Debe agregarse la invasión cultural, que es la penetración de la concepción del mundo de los invasores, frenando la creatividad de los invadidos. Otra característica es la manipulación de las masas oprimidas, puesto que las élites dominadoras intentan poner en las masas sus objetos, es decir: mientras más inmaduras sean las masas, más fácilmente se dejarán manipular. Es así que el anti diálogo está impregnado de sectarismo que, por ser arrogante, anti comunicativo, fanático, irracional, acrítico, no es creativo porque no es capaz de amar, no respeta la opinión de los otros, sino que pretende imponer a todos la suya, que no es una opción sino fanatismo. Por eso, el sectario tiene inclinación al activismo, que es acción sin reflexión. De allí su gusto por el eslogan, sin sobrepasar la esfera de los mitos y que, al morir en medias verdades, se nutre sólo de lo relativo, a lo que atribuye valor absoluto.
Esta concepción de educación es verbalista, alienante, conduce a una memorización mecánica. Además, el anti-diálogo desemboca en la concepción bancaria de la educación al hacer del proceso educativo un acto puramente de “depositar” contenidos de conocimientos, eslogans, propaganda, etc., en el educando. Este se transforma en un mero “depósito paciente” o “conciencia vasija”.
En cambio, en la educación liberadora el educador tiene un rol fundamental: dialogar, problematizar la realidad, concientizar. Lo anterior implica una relación entre educador y educando en forma horizontal, no autoritaria y tampoco paternalista. Al contrario, el educador debe comunicar y no extender, respetando la opción del educando a fin de no “domesticar”, sino de formar conciencia crítica por la que el educando descubre que es culto y es él mismo el principal agente de la educación. Al respecto, dice Freire que nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo. Las personas se educan en comunión mediatizadas por el mundo. De esta manera, la educación es un proceso del ser de la persona en diálogo con el mundo.
El diálogo significa decir la propia palabra, lo que es un derecho de toda persona porque a través de ella se expresa su ser. Negar la palabra a otro es negar su derecho a decirla y, por tanto, su derecho a ser. No obstante, decir la propia palabra no es repetir una palabra cualquiera: la palabra debe ser expresión racional.
II
¿Dónde ha estado la palabra de los educadores en la reciente Cumbre Mundial sobre Docentes, organizada por Unesco y el Gobierno de Chile realizada en la sede de Cepal en Santiago? El encuentro reunió a representantes de ministerios y gremios de más de 50 países y la inauguración contó con la participación del Presidente de la República, Gabriel Boric, y la directora general de Unesco, Audrey Azoulay. Y los profesores, que son quienes ejercen la docencia: ¿estuvieron presentes o tuvieron alguna noticia al respecto?
En la inauguración del evento, el Presidente de la República de Chile señaló que “es un orgullo estar impulsando desde nuestro país esta conversación tan necesaria para enfrentar el déficit de aprendizaje, equidad y profesión docente que apremia. (…) Reivindicamos el rol de la educación para combatir la desigualdad en nuestras sociedades y la importancia de no disminuir su financiamiento”.
Tras la ceremonia de inauguración, se desarrollaron cuatro sesiones temáticas: impacto de la inteligencia artificial en el desarrollo docente y las prácticas pedagógicas; el fomento de una cultura global de reconocimiento docente; la consolidación de alianzas sólidas y de cooperación para abordar los desafíos docentes en África, y las formas de financiamiento de la profesión docente.
El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, dijo que “mañana vamos a construir un consenso, el Consenso de Santiago 2025, que nos va a permitir trazar estos pasos para fortalecer a la profesión docente, para revertir el déficit que hemos evidenciado a nivel mundial”.
Por su parte, la subdirectora general de Educación de Unesco, Stefania Giannini, indicó que “la Unesco estima que será necesario contratar a 44 millones de profesores adicionales de aquí a 2030 (…) que supone una inversión global de aproximadamente 120 mil millones de dólares al año para cubrir los salarios de estos nuevos docentes”. Agregando “que Chile sea el país anfitrión no es casual. Ha demostrado su liderazgo en foros multilaterales, un firme compromiso con la profesión docente, incluso en medio de reformas y complejos debates sociales”.
La presidenta del comité regional de la Internacional de Educación para América Latina, Sonia Alesso, sostuvo que “la profesión docente debe ocupar un lugar central en la toma de decisiones. La relación docente-estudiante debe ser reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.
III
La realidad que viven los docentes dista de las anteriores buenas intenciones y de las palabras de buena crianza. En primer lugar, los docentes son ignorados. Existe en Chile un proyecto que pretende elevar el nivel de la docencia aumentando el puntaje mínimo de ingreso a carreras de pedagogía. Los dueños de universidades se oponen, porque disminuirían las postulaciones y, en consecuencia, también el aporte estatal por estudiante. En términos simples (y verdaderos), comercialmente no les conviene. ¿Qué persona pretendería ingresar a la docencia en las actuales condiciones laborales? ¿Quién podría soportar que la labor docente sea dirigida por sujetos ajenos a la educación y que ejercen presiones irracionales, obligan al profesorado a regirse por criterios administrativos, ejercen abusos de poder y se rodean de algunos funcionarios que les son serviles? ¿Puede alguien arriesgarse a la inseguridad laboral y a depender de los que profitan de la labor de los docentes? ¿Qué puede hacer un profesor obligado a enseñar lo que obligan a enseñar los que tienen poder?
Siguiendo la visión de una educación liberadora, “el problema no es sólo cuantitativo ni tecnológico. Su crisis es también filosófica. En los sistemas educativos se ha abandonado la enseñanza de la filosofía, la historia crítica, la teoría política y el arte como herramientas de emancipación. Se las sustituye por competencias instrumentales, por módulos de emprendedurismo, por entrenamientos en resiliencia. (…) Se enseña a adaptarse, no a cuestionar. Se entrena para sobrevivir en el sistema, no para transformarlo. Así, su crisis educativa es también una crisis de sentido. Su escuela y su universidad olvidan para qué existen. Y son especialistas en eso” (1). La labor de un docente no puede continuar siendo la de un empleado de un negocio disfrazado de servicio, ni un simulacro de inclusión digital, ni un laboratorio de domesticación ideológica. Estos son los problemas propios de la profesión docente. La reciente Cumbre Mundial sobre Docentes es sólo una mentira más, porque todo el mundo sabe que la educación está destinada a la colonización de las conciencias: mucha basura en muchas cabezas para que todo siga igual.
Es tal la inmoralidad en torno a la educación que incluso el candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast, es dueño de un colegio desde 1998: la Sociedad Educacional Campanario de Buin, en Alto Jahuel, a través de su empresa familiar Inmobiliaria e Inversiones Padura. Kast -cuya familia está involucrada en los asesinatos de campesinos de la zona de Paine y él mismo propicia zanjas y minas en la frontera, tiene sus capitales en paraísos fiscales, así como pretende hacer renacer la Operación Cóndor, entre otras amenazas a la dignidad humana- al año 2021 obtuvo $1.302 millones de pesos de ganancias en el negocio educacional, que no fueron declarados en su postulación a la presidencia. No es éste el único mercader de la educación que explota a los docentes y cuya actividad comercial no es considerada en torno al déficit de profesores.

Aunque también podrían considerarse sólo como palabras bien intencionadas, es válido reconocer que en gran medida “los dramas que vive Chile son fruto del empobrecimiento de la educación, más centrada en adquirir conocimientos profesionales orientados a producir, consumir y competir, por sobre el discernimiento que emana de la filosofía, la ética y el saber teológico centrados en la verdad del ser humano, su condición de ser social y su vocación originaria de ser para los demás” (2).
Por Hervi Lara B.
Santiago de Chile, 19 de septiembre de 2025.
NOTAS
- Fernando Buen Abad, “Pensamiento crítico. Capitalismo de ignorantes”. (En Resumen Latinoamericano, Buenos Aires, 28 de agosto de 2025). ↩︎
- Cardenal Fernando Chomalí, en el Te Deum Ecuménico de la Catedral de Santiago, 18 de septiembre de 2025. ↩︎
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