La confianza de la ciudadanía en la gestión del presidente de Argentina, Javier Milei, tocó fondo en septiembre, alcanzando su nivel más bajo desde su asunción en diciembre de 2023, según revela el último informe del Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella.
El indicador se ubicó en 1,94 puntos, lo que implica una contundente caída mensual del 8,2% y una disminución interanual del 10%. Este descenso, el segundo consecutivo de gran magnitud, enciende las alarmas en la Casa Rosada a menos de un mes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, que constituyen una prueba de fuego para La Libertad Avanza (LLA), el partido del mandatario de ultraderecha.
El estudio, basado en una encuesta telefónica realizada por Poliarquía Consultores a una muestra de 1.000 personas mayores de 18 años entre el 5 y el 15 de septiembre, atribuye el desplome a dos factores clave: la salida a la luz del presunto caso de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que involucra a funcionarios del círculo cercano del «libertario», incluida su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Miilei y la contundente derrota electoral de LLA ante el peronismo en los comicios en los comicios legislativos del pasado 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, que concentra casi el 40% del padrón electoral argentino.

Esta medición de septiembre es la primera que se lleva a cabo completamente luego de que estallaran estos dos eventos políticos de alto impacto, marcando un punto de inflexión en la percepción pública hacia el Gobierno de Milei.
«Se trata del segundo descenso consecutivo importante del ICG y, aunque algo menor que el del mes de agosto (-13,6%), implica una caída bimestral de gran magnitud (llevando al Índice de 2,45 en julio a 1,94 en septiembre). Así, la confianza en la gestión de Javier Milei registra su valor mínimo, y por primera vez cae por debajo de los 2 puntos», indicó el documento.
La mala percepción no se limita a una sola dimensión de la gestión. El informe detalló que todos los subíndices que componen el ICG mostraron retrocesos significativos durante el noveno mes del año, pintando un cuadro generalizado de descontento hacia la administración libertaria:
- Honestidad de los funcionarios: 2,44 puntos, con una variación negativa del 3,7%.
- Capacidad para resolver los problemas del país: 2,38 puntos, con una caída del 3,1%.
- Eficiencia en la administración del gasto público: 1,87 puntos, con un marcado descenso del 11,2%.
- Evaluación general del gobierno: 1,57 puntos, con una baja del 11,5%.
- Preocupación por el interés general: 1,47 puntos, siendo el componente más golpeado, con un desplome del 15,1%.
Milei por debajo de Macri
En el contexto histórico de los últimos años, el informe situó el nivel de confianza actual de Javier Milei en un 31,9% por debajo del registrado en septiembre de 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, pero un 23,1% superior al de septiembre de 2021, bajo el gobierno de Alberto Fernández.
La confianza promedio durante los 21 meses de administración de Milei se ubica en 2,46 puntos. Esta cifra se sitúa por debajo del promedio de Macri en el mismo lapso (2,60 puntos), pero considerablemente por encima del de Fernández (2,14 puntos).

El perfil sociodemográfico de quienes mantienen una mayor confianza en el Gobierno muestra ciertas tendencias persistentes. En septiembre, el ICG fue mayor entre los hombres (2,12 puntos, con una disminución del 12,4%) que entre las mujeres (1,76 puntos, con una caída del 2,2%). Además, subió entre los jóvenes de 18 a 29 años (2,47 puntos, con un incremento de 17,1%) pero cayó en los adultos y mayores de 50 años (1,89 puntos, con un descenso del 12,5%) y personas entre 30 y 49 años (1,87 puntos, con un declive del 10,1%).
Entre quienes viven en el interior del país, donde se observó una tendencia decreciente (2,13 puntos), a diferencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA), donde la confianza se mostró más estable, aunque en niveles bajos (1,78 y 1,62 puntos, respectivamente).

La combinación de un escándalo de corrupción al interior del Estado –un tema sensible para un gobierno que hizo de la transparencia su bandera– y un revés en las urnas en un distrito clave como la provincia de Buenos Aires, ha creado un cóctel perfecto que erosiona el capital político del oficialismo.
Con el índice en su piso histórico y las elecciones legislativas de octubre a la vuelta de la esquina, la administración Javier Milei enfrenta un desafío crucial para intentar revertir la percepción ciudadana y recuperar la confianza perdida en un clima de alta tensión política y económica.