¡No seas huevón! No fue lápiz y papel:

Carta abierta a Camilo Escalona, el peor de todos

Usted es, en esencia, la memoria descafeinada y edulcorada que la élite necesita para dormir tranquila, en la zozobra de la indignidad y la felonía. Pero le advertimos: la dignidad no se negocia con treguas ni se olvida con eufemismos. El pueblo y la historia no se compran con un escaño ni se resumen en un simple voto.

Carta abierta a Camilo Escalona, el peor de todos

Autor: El Ciudadano

Por Cristián Fuentes

Señor Camilo Escalona, viejo compañero de ruta de un pasado que usted se esmera en falsificar:

Su reciente simplificación de que la dictadura chilena fue derrotada por un mero «lápiz y papel» no es solo una imprecisión histórica; es la destilación más amarga del cinismo político que usted encarna en alma y piel. Usted no es solo un testigo incómodo de la Transición; es el pobre arquitecto de un relato que busca borrar el fuego de la lucha popular para que la historia calce con la mediocridad y la traición de los pactos que ustedes firmaron a bolsillo lleno.

Usted, que fue parte de un Partido Socialista (PS) con vocación de cambio revolucionario, ha devenido en el notario de la paz impuesta. Al reducir la caída de Pinochet a un trámite electoral, usted no solo minimiza el sacrificio de millares de militantes que dieron su vida por completo a la causa del pueblo, que resistieron con espíritu y convicción los embates más brutales que el terror pudo dar. Usted, como tantas veces más, traiciona a los compañeros y compañeras de su propio partido que, a diferencia de la élite negociadora, optaron por el exilio, la clandestinidad y la resistencia armada.

Y cuando usted se atreve a calificar a la resistencia popular como «terrorismo», cruza la línea de la decencia histórica. Ningún terrorista, solo combatientes. Terrorismo fue el Estado militarizado que bombardeó La Moneda, que torturó en estadios y que hizo desaparecer a miles. Ese accionar no fue otra cosa que la legítima defensa de un pueblo desarmado frente al fusil del tirano. La legitimidad ética de las acciones del MIR, del FPMR, del Mapu-Lautaro, de los Destacamentos Populares 5 de Abril, y de todas las fuerzas que enfrentaron a la dictadura, no se mide con la vara legalista del opresor, sino con la justicia que el pueblo clamaba en medio del terror.

Usted es el peor de todos porque ha utilizado su biografía, su historia y la del viejo PS de Allende, para legitimar la domesticación de la izquierda. La dictadura cayó porque el pueblo se levantó. Cayó porque las jornadas de protesta hicieron ingobernable el toque de queda. Cayó porque el tronar de las cacerolas se unió al estampido de las bombas en el barrio alto. Cayó porque hasta el mismo tirano vio pasar la muerte frente a sus ojos mientras sus guardianes huían sin siquiera mirar atrás. El voto del 88 fue la formalización de una derrota que se había cocinado en las ollas comunes, en la porfía clandestina y en la sangre derramada.

Su «lápiz y papel» es justamente el símbolo de la renuncia: la renuncia a desmantelar la sombra de la dictadura de la cual ustedes se alimentan sin vergüenza ni pudor; la renuncia a juzgar a todos los criminales; y la renuncia a la promesa de una patria socialista que guio a la generación de Salvador Allende, Carlos Lorca, Tati y Miguel.

Usted es, en esencia, la memoria descafeinada y edulcorada que la élite necesita para dormir tranquila, en la zozobra de la indignidad y la felonía. Pero le advertimos: la dignidad no se negocia con treguas ni se olvida con eufemismos. El pueblo y la historia no se compran con un escaño ni se resumen en un simple voto.

La verdadera victoria fue la lucha. Y esa memoria, señor Escalona, seguirá viva y será la llama que queme su pálido relato a la ineludible luz de la verdad de los pueblos.

La lucha es un relámpago, no una cuenta de cobro.

Por Cristián Fuentes

Director de Comunicación Fundación Miguel Enríquez (FME)

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Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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