El candidato de derecha Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se impuso este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Bolivia. Su triunfo, no solo pone fin a casi dos décadas de Gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), sino que representa el retorno al poder de la élite blanca criolla, canalizado a través de un discurso catalogado como neoliberal-populista.
El Sistema de Resultados Electorales Preliminares (Sirepre) del Tribunal Supremo Electoral (TSE) arrojó, con el 97% de las actas procesadas, que Paz alcanzó el 54,53% del apoyo popular, equivalentes a 3.337.031 votos. Su contendiente, también de derecha, Jorge «Tuto» Quiroga de la Alianza Libre, obtuvo el 45,5%, sellando así su cuarta derrota en su búsqueda por la presidencia del Estado Plurinacional.
En conferencia de prensa, el presidente del TSE, Óscar Hassenteufel, afirmó que la tendencia «parece ser irreversible» y destacó una masiva participación ciudadana, calculada entre el 85% y el 89% del padrón electoral, que supera los 7.9 millones de bolivianos habilitados para votar. Está previsto que Rodrigo Paz sea juramentado para asumir la jefatura de Estado el próximo 8 de noviembre, en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), ubicada en La Paz.
El perfil del Rodrigo Paz: Entre la élite blanca criolla y la sombra de la corrupción
Rodrigo Paz, de 57 años, encarna el perfil de la élite tradicional boliviana. Hijo de la española Carmen Pereira y del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), nació en Santiago de Compostela en 1967. Su formación académica, forjada en economía y relaciones internacionales, culminó con una maestría en gestión política en la American University de Washington. Su ingreso al Congreso boliviano se produjo recién en 2022, fungiendo como diputado por el departamento de Tarija y, posteriormente, como senador nacional por la alianza Comunidad Ciudadana.
Sin embargo, su imagen de «renovación» es puesta en entredicho por expertos que señalan su trayectoria y sus vínculos con escándalos de corrupción.
Tras los resultados de la primera vuelta de las elecciones generales, celebradas el pasado 17 de agosto en la que se definió que Quiroga y Paz pasaran al balotaje, la politóloga boliviana Susana Bejarano, en una entrevista para el programa La Mañanera de Canal Ciudadano, planteó que este último «se presenta como una persona de la renovación, como alguien nuevo, pero lleva 25 años en cuestión pública y además con unos grandes problemas de corrupción en la alcaldía de Tarija, que es de donde él ha sido concejal y luego alcalde.
«En este territorio no logra absolutamente nada (a nivel de votación), ni siquiera un diputado, en el que se supone que es su territorio. Él viene de la élite blanca criolla», expuso.

Neoliberalismo con discurso populista
Uno de los factores que llevó a Paz a la vitoria, según el análisis de Bejarano, fue su binomio con Edman Lara, «que es un ex jefe de policía, un ex capitán de policía, que se hizo conocido al denunciar un hecho de corrupción dentro de la institución a la que pertenecía y luego terminó siendo denunciado él, ya que en la policía alegan que estaba también involucrado en los temas».
«El hecho es que Lara logró a través de la red social TikTok convertirse en un personaje que denuncia permanentemente a la institución policial, los cobros, los cobros en las esquinas de los policías por haber pasado una infracción roja. Empieza, digamos, a hacer denuncias de corrupción de la vida cotidiana y eso le da una gran espaldarazo dentro de las redes sociales y se convierte en una suerte de la voz popular en contra de la corrupción», explicó.
Este perfil, carente de experiencia en gestión económica o estatal, pero de una conexión visceral con el descontento ciudadano, fue clave. «¿Qué credenciales podemos asignarle al capitán Lara?, digamos de manejo de la economía, de manejo de cuestiones del Estado?, nada, absolutamente nada, pero sí es un personaje que logró presentarse muy cercano a la gente en los problemas cotidianos de la gente», subrayó Bejarano.
Bejarano fue aún más lejos al definir a Edman Lara como «un populista de derecha, que se ha comido el voto del bloque popular, con un TikTok y con el celular y lanzando improperios a todo el mundo, logrando convencer a todo el voto que normalmente era un voto que votaba por el bloque de izquierda».
Es en esta dupla donde reside la esencia del proyecto: un programa económico neoliberal enmarcado en un lenguaje populista.
«Aunque Rodrigo Paz tiene un programa económico neoliberal puro, lo presenta con un lenguaje muy populista», explicó la politóloga, desmontando las etiquetas de centroizquierda que algunos le han asignado. «Aunque muchos le han dicho socialdemócrata, muchos han dicho que es una centroizquierda, eso no es cierto. No es una centroizquierda, es una derecha barnizada de un discurso populista que se acerca y se parece más a la gente», subrayó en la entrevista con La Mañanera.
La periodista recordó que «Rodrigo Paz viene de la élite blanca criolla y Edman Lara de aquella clase media en ascenso que no se reconoce como indígena».
El futuro del bloque popular: Resistencia y defensa de los logros sociales
Ante este nuevo escenario político con la derecha al poder, la gran incógnita es el futuro del bloque popular y del propio Estado Plurinacional, construido durante las últimas dos décadas. Consultada sobre los caminos a seguir, Susana Bejarano fue clara: la resistencia y la reorganización son imperativas para defender los logros sociales alcanzados y la soberanía nacional.
«Nos toca rearticularnos, y hacer una pelea institucional desde las elecciones subnacionales. Nosotros tenemos elecciones subnacionales en poco, en seis meses, donde 327 municipios van a estar en elecciones y cuerpos legislativos departamentales y municipales. Las 9 gobernaciones y los 327 municipios. Entonces ahí es donde nos toca también tener un rol», señaló.
La periodista instó a no subestimar el golpe para las fuerzas del progresismo, pero a convertirlo en impulso para la siguiente batalla electoral. «Entonces lo que nos toca a nosotros es estar al frente. Los resultados son una bofetada, pero una bofetada que nos ubica nuevamente en las elecciones subnacionales e intentar obtener los mejores resultados en esas elecciones subnacionales, o por lo menos en lugares claves», subrayó Bejarano.
A continuación, puedes revisar la entrevista completa de Susana Bejarano en La Mañanera: