El lunes, el concejo municipal de Cinisello Balsamo (Milán) debía discutir la propuesta del bloque Hermanos de Italia —partido de la primera ministra Giorgia Meloni— para cambiar el nombre del Polideportivo Salvador Allende por el de Giorgio Armani. La sesión terminó suspendida por forcejeos e incidentes entre asistentes y ediles, según Rai News. Afuera y dentro del recinto se manifestaron organizaciones y vecindad contra la medida.
La ultraderecha de Meloni defendió el rebautizo; la oposición habló de “reescribir la historia” local.
Los argumentos del impulsor
En declaraciones a La Repubblica, Maurizio Colosimo, promotor del cambio, sostuvo: «No tengo nada en contra de Allende, una persona muy respetable, pero el 90 % de nuestro edificio se utiliza para el baloncesto y me parece que el valor del trabajo de Giorgio Armani es indudable no solo en el mundo de la moda, sino también en el del deporte y el baloncesto en particular. Mi propuesta, en la que la mayoría está unida y compacta, se deriva de esto».

Memoria de acogida: el contrapunto
El líder local del Partido Demócrata, Andrea Catania, recordó el sentido del homenaje original: «no es una peculiaridad ideológica», dijo, sino que «cuenta una página de acogida y solidaridad, cuando en 1973 Cinisello abrió sus puertas a los refugiados chilenos que huían de la dictadura». Para Catania, la iniciativa de reemplazo «es claramente una operación para reescribir la historia, escondida detrás del nombre de Armani» y remató: «Quienes actualmente gobiernan Cinisello demuestran que no conocen su pasado y sobre todo que no lo aman lo suficiente como para defender su memoria».

Sesión caída y llamado a retirar la propuesta
Tras la suspensión del debate, Gaetano Petronio (Alianza Verdes e Izquierda) pidió dar pie atrás: «Este no es el momento de dividir a nuestra comunidad empañando la historia de Cinisello Balsamo». Organizaciones civiles insistieron en que el concejo se concentre en “los problemas reales” y no en gestos simbólicos que fracturan.
Por qué importa
El nombre Salvador Allende en Cinisello Balsamo no es solo una placa: remite a la memoria democrática y a la solidaridad con exiliados chilenos. Cambiarlo por Giorgio Armani, figura indiscutida de la moda y del deporte milanés, desplaza ese relato hacia un branding que, según la oposición, diluye el pasado que la ciudad decidió honrar. En esa tensión —memoria vs. marketing— se juega un debate mayor sobre qué hitos sostienen la identidad cívica.

