Por Cristofer Rodríguez – Revista La Lengua

En el campo de la literatura musical chilena hay todo tipo de libros. Es una dimensión editorial en expansión, que cobra mucha fuerza a partir de la década de 2010 y que se ha traducido en la proliferación de publicaciones que abarcan estilos diversos, como el ensayo, la crónica, la investigación académica y la memoria. En este último grupo se ubica Upa! Quiere decir…, de Mario Planet, reciente lanzamiento de la editorial Santiago Ander.
El libro escrito por el guitarrista de la clásica banda formada en los 80 es, a diferencia de otros ejercicios de memoria, un intento por convertir la narrativa en un espacio dialógico entre el autor, los informantes y el público lector. Dialógico en su acepción más informal y trivial.
Si lo definimos por lo que no es, este libro no suscribe al estilo de una publicación como Algo nuevo interior, de Mauricio Redolés, donde la memoria es entendida como un pergamino armado a retazos por el poeta de Yungay, que sirve de voz consciente y emocional de los últimos sesenta años de Chile. Tampoco es Mi nueva canción chilena, de Ángel Parra, en que el cantautor utiliza sus propios recuerdos como vehículo para explicar el movimiento artístico y el momento cultural al que perteneció antes del golpe de Estado. En ambos ejemplos, los libros ilustran al lector una visión de mundo bajo la mirada particular del músico, con cierta verticalidad al expresar sus afirmaciones, reflexiones y sentires. En el caso de Planet, el texto invita al lector a ser parte de la narrativa: pregunta, deja dudas abiertas, redacta hipótesis con la humildad propia de quien comparte con amigos sus recuerdos, aun cuando se tenga el derecho a la parcialidad. Planet duda de sí mismo, lo que es un valor, pues escribe a conciencia de que el recuerdo es, en primer lugar, impreciso; en segundo lugar, selectivo; y, en tercer lugar, colectivo.
Así, este primer trabajo editorial concentrado en Upa! —acaso uno de los grupos más importantes de la generación de pop-rock surgida en Chile en la segunda mitad de la década de los 80— se lee con la ligereza de quien participa de una conversación con amigos en torno a una comida y discos. Un asado, tal vez. Aparecen los recuerdos, las anécdotas y las canciones. Los juicios decididos al régimen de Pinochet y el contexto social, la distancia cuidadosa que la madurez otorga frente al uso de sustancias y el cariño por los jóvenes que algún día fueron los integrantes de la banda. Y ahí en donde Planet no puede terminar de explicar lo que para él es importante, aparecen las voces de Sebastián Piga y Hernán Rojas, saxofonista y productor histórico del grupo.
El trabajo de Ítalo Franzani como editor es impecable. De hecho, la portada del libro lo presenta como un “productor”, como si se tratara de un trabajo discográfico. Y, a decir verdad, la comparación es acertada: Franzani es invisible, pero su mano se percibe en el orden y espíritu de un libro que no alcanza a resolver si es personal o coral. Como artista de un taller de oficios, el periodista encauza todas las voces e intenciones de una narración que pudo pecar de ansiosa, en un relato ligero, ordenado, emotivo y coherente.
Se echan de menos, no obstante, las voces de tres personajes importantes: Tavo Bascuñán, María José Levine y Pablo Ugarte. Si bien sus testimonios son recogidos a partir de las declaraciones del autor y los invitados, para un libro cuya tesis es que un integrante de Upa! nunca deja de ser parte de Upa!, ese ímpetu colectivo queda incompleto sin tres de sus miembros más reconocibles para el público. En este sentido, se extraña aún más que el libro no esclarezca las razones de estas ausencias. Pero esto no es un defecto en sí, pues la misma naturaleza del texto —que entiende la memoria como un relato selectivo y colectivo que puede darse en un contexto de, por ejemplo, una cena— se posiciona desde la parcialidad como valor biográfico e histórico.

Upa! Quiere decir… aporta al llenado de un vacío histórico en la literatura musical chilena. Los intérpretes de “Cuando vuelvas”, una de las canciones más importantes que el rock y pop chileno han entregado al repertorio popular, merecían hace años un acercamiento detallado a sus años más relevantes y que esté al alcance del público, tanto de sus contemporáneos como de las nuevas generaciones ávidas de buscar pistas para comprender el carácter de la música nacional (de existir, claro).
Un texto breve y ágil, valiente y humilde, que aporta perspectivas, datos y curiosidades, complementado con la descripción técnica y detalles de la composición de las canciones de sus tres primero álbumes, experiencias en las giras con Enanitos Verdes, conciertos con Sumo y la difícil noche en el Festival de Viña del Mar de 1987, así como con un valioso archivo fotográfico y de prensa, sobre uno de los grupos más prolíficos del boom de los ochenta, para el cual nunca se ha hecho suficiente justicia.

