El candidato presidencial independiente Marco Enríquez-Ominami anunció que la primera prioridad de su gobierno será la infancia. Su Pacto Nacional por la Niñez y Adolescencia pretende que al 20230, el desarrollo infantil temprano se transforme en una política de Estado con financiamiento permanente, coordinación interministerial y metas medibles.
“La infancia no puede seguir esperando. Mi compromiso es simple: si soy presidente, la
infancia será la primera prioridad de mi gobierno”, afirmó el candidato presidencial durante
la presentación del plan elaborado junto al equipo de Nuevo Ciclo Político.
Un diagnóstico crudo: un país que falla a sus niños
El diagnóstico que sustenta la propuesta es contundente. En Chile, uno de cada cuatro niños vive en la pobreza, más de 300 mil no acceden oportunamente a educación parvularia, y uno de cada tres adolescentes presenta síntomas depresivos o de ansiedad, según cifras del MINSAL, la Defensoría de la Niñez y la OCDE
“Chile invierte menos del 0,5 % del PIB en la primera infancia, la mitad de lo que recomienda la OCDE. No es que falten leyes, faltan prioridades. Un país que no cuida a sus niños está hipotecando su futuro”, señaló Enríquez-Ominami.
La propuesta busca romper la fragmentación institucional que permite que los ministerios de Educación, Salud, Desarrollo Social y Justicia trabajen con poca coordinación, generando duplicaciones, sobrecostos y brechas territoriales.
Del diagnóstico a la acción: una nueva arquitectura para cuidar desde el nacimiento
El Pacto Nacional por la Niñez de la campaña de Marco Enríquez-Ominami propone tres
ejes estratégicos:
- Programa “1000 Días +”: Acompañamiento integral desde el embarazo hasta los
dos años de vida. Incluye controles prenatales reforzados, nutrición infantil universal,
monitoreo del desarrollo del lenguaje y apoyo psicosocial familiar. La meta: llegar al
95 % de cobertura nacional y reducir el rezago cognitivo temprano al 10 % antes
de 2030. - Educación Inicial Universal: Cobertura total entre los 2 y 5 años, con financiamiento plurianual protegido por ley. Se busca un currículum unificado de primera infancia, formación de 10.000 educadoras en desarrollo socioemocional y la creación del plan Puente Educativo para asegurar la transición entre educación inicial y básica.
- Red Nacional de Salud Mental Infanto-Juvenil: Articulación entre MINSAL, Mineduc y gobiernos regionales para garantizar atención temprana en salud mental, con profesionales especializados en todos los CESFAM, unidades territoriales y un Observatorio Nacional de Salud Mental Infantil.
“El 30 % de los adolescentes chilenos tiene síntomas de depresión severa. Eso no se debe
normalizar”, enfatizó el candidato presidencial.
Corresponsabilidad efectiva y justicia familiar
El plan también aborda la corresponsabilidad parental y el colapso del sistema judicial de familia. Hoy, solo 3 de cada 10 niños reciben efectivamente la pensión alimenticia que les corresponde, y el 70 % de las causas judiciales de cuidado sigue sin resolución dentro de los plazos establecidos.
“No más papitos corazón. El abandono parental también es violencia, y el Estado tiene la obligación de impedirla”, señaló Marco Enríquez-Ominami.
La propuesta incluye una Reforma de Justicia Familiar Preventiva, con unidades comunales de mediación, un registro unificado de pensiones y apoyo directo a madres jefas de hogar para su reinserción laboral.
Financiamiento y gobernanza: un compromiso verificable
El Pacto Nacional por la Niñez y Adolescencia contará con un Fondo Nacional por la Niñez equivalente al 1 % del PIB, destinado a salud, educación, justicia y desarrollo infantil.
Su ejecución será interministerial, con seguimiento público y evaluación independiente por parte de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad.
Cada meta —desde cobertura en educación inicial hasta atención en salud mental— será monitoreada en un tablero digital de acceso ciudadano. “La transparencia es parte del cuidado. Queremos que cada chileno pueda ver, en tiempo real, cómo avanza la inversión en la infancia”, añadió Enríquez-Ominami.
Un nuevo contrato social con la niñez
El candidato presidencial recalcó que su propuesta no busca crear más programas, sino reordenar el Estado en torno al desarrollo infantil y adolescente como núcleo de una estrategia nacional.
“Si algo define a un país civilizado, es cómo trata a sus niños. En mi gobierno, la primera línea del presupuesto, de la política pública y de la esperanza estará escrita en nombre de la infancia”, declaró.
Una promesa para un país que cuide
Enríquez-Ominami cerró con un compromiso: “La infancia será la primera prioridad de mi gobierno, porque sin infancia no hay futuro. Invertir en los niños y niñas de Chile no es gasto: es la inversión más justa e inteligente que un país puede hacer”.
El Pacto Nacional por la Niñez y Adolescencia, financiado por el Programa Económico 2026–2030 (Costo: USD$1.200 millones en cuatro años), plantea una meta simple pero transformadora: que cada niño y adolescente de Chile tenga garantizado su derecho a desarrollarse plenamente, sin que el origen, la pobreza o la geografía determinen su destino.


