Por Carlos Gutiérrez P.

Todos los indicios apuntan a que este gobierno de Estados Unidos ha decidido retomar con mucha fuerza la iniciativa de dominación sobre América Latina, quizás solo comparable al período desde fines de los sesenta hasta la década de los ochenta del siglo pasado.
En esta oportunidad, para cumplir sus objetivos de controlar su espacio vital, ha ampliado el registro de intervención y de dominación. Se ha pasado del peligro del comunismo internacional expresado en gobiernos de izquierda de la época, y en medio del conflicto mundial bipolar con el bloque soviético, a nuevas amenazas que se manifiestan en el crimen organizado, la migración irregular y la asimetría comercial. Ahora, como parte de un nuevo conflicto global, en este caso por evitar su ocaso y pérdida de hegemonía unilateral, frente a un sistema internacional que avanza hacia el multipolarismo, con nuevas potencias mundiales, y zonas que reinventan una nueva etapa de descolonización.
Los nuevos formatos se expresan en el uso brutal de la fuerza militar, en la presión política, el control a través de la deuda y el comercio y el desperfilamiento de las instancias multilaterales. Todos tienen a la base el desconocimiento y menosprecio por reglas internacionales adoptadas globalmente, y solo predomina la arrogancia que se ampara en la histórica impunidad, que han asumido tanto el sistema internacional como las propias sociedades latinoamericanas.
1.- El presidente Trump inició su período amenazando con el uso de la fuerza contra el gobierno de Panamá, para monopolizar el uso del canal y expulsar de la región a China, eliminando con ello un competidor extraordinario que le disputa el control del subcontinente. El resultado fue negociar con China la administración de dos puertos e incrementó la presencia militar estadounidense en la zona.
2.- Está usando el argumento del crimen organizado para penetrar militarmente en la región, ya sea a través de intervenciones directas o de la presencia física de fuerzas estadounidenses en alianza con fuerzas nacionales. La situación más compleja se vive con Venezuela, tildando al gobierno de un narco-estado, acusándolo de ser el principal responsable del tráfico ilegal de drogas en Estados Unidos. Las posibilidades de un ataque militar, ampliado o restringido, es cada vez más posible, lo que tendría consecuencias muy graves en el país y podría ser otro foco de inestabilidad en la subregión.
Lo mismo ha hecho con el gobierno de Petro en Colombia y Sheinbaum en México, acosándolos con el tema narcotráfico, y afirmando que ambos gobiernos son cómplices del crimen organizado (extrañamente no ha dicho nada de Noboa en Ecuador, que tiene la mayor crisis de violencia criminal de su historia vinculada a grupos narcotraficantes). Como toda la propaganda a gran escala penetra, en la reciente movilización de la llamada Generación Z en México, una de las consignas enarboladas por los jóvenes iba dirigida a la presidenta acusándola de narco-presidenta (sospechosa movilización con altos grados de violencia).
3.- Ha usado ampliamente y aplicado en forma descontrolada el mecanismo de aranceles hacia todos los países de la región, incluidos sus gobiernos aliados y con los que tenía tratados bilaterales. Esto los ha llevado a sentarse a la mesa en condiciones desfavorables políticamente, teniendo que aceptar las negociaciones exigidas por Estados Unidos. Todos han acudido a presentarse y dar certificados de buena conducta. El resultado, nuevas negociaciones favorables al Imperio.
4.- Generó una presión política muy fuerte con el asunto de las deportaciones masivas de migrantes irregulares, obligando a los países a recibir a sus ciudadanos en forma indigna, bajo presión, y sin contar con una política de inserción o reclusión dependiendo de los casos. Finalmente negoció con la mayoría de ellos, y generó un “nuevo negocio” con El Salvador para reclusiones, a bajo precio, y sin mediar las “incómodas exigencias” judiciales de debido proceso.
5.- En un solo mes, el gobierno de Trump lanzó 21 ataques en el Mar Caribe y en el Pacífico Oriental, con más de 80 muertos, y hasta ahora ninguna prueba pública al respecto.
6.- Atrapa a países a través de la vieja estrategia de la deuda. A Argentina le ha concedido un préstamo de 20.000 millones de dólares, que son para seguir pagando deudas que se concedieron bajo el gobierno de Macri. Deuda sobre deuda. Además, en este caso, llegaron a un acuerdo de comercio e inversiones que tenderá a una mayor liberalización y privatización de áreas estratégicas, como minería, litio, petróleo y gas. A su vez, permitirá acceso privilegiado a su mercado para productos estadounidenses, en sectores que claramente afectarán a Argentina en su autonomía industrial, química y de maquinarias. Este acuerdo también intensificará la cooperación para contrarrestar prácticas no mercantiles de terceros países (a buen entendedor léase China).
7.- Operaciones con fines político-electorales. El propio préstamo a Argentina, viviendo una clara situación extrema en su economía, se le facilita con una gran resonancia mediática justo antes de las elecciones parlamentarias de medio tiempo, y sin recato discursivo de que este estaba condicionado al triunfo de la coalición gobernante de Milei. El resultado, es que el mileismo salió ileso de las elecciones y con aires de victoria.
Hizo lo mismo con Ecuador, que el domingo 16 tuvo un referéndum sobre temas bien sensibles. Durante la última semana, antes de la votación, se firmaron acuerdos entre Noboa y Trump que fueron ampliamente publicitados como beneficiosos para el país.
8.- Acuerdos que afectan el derecho de los migrantes. Se acordó con Ecuador una política de “tercer país seguro”, que consiste en que los solicitantes de asilo en Estados Unidos podrán ser trasladados a Ecuador para esperar su resolución, independiente de su nacionalidad. Se firmaron acuerdos similares con Paraguay y Honduras. Es una forma de “externalizar” la gestión de solicitudes de asilo en Estados Unidos y trasladar el problema a los países receptores.
9.- El 13 de noviembre, el presidente Trump, anunció que eliminará aranceles a tres países latinoamericanos. Estos son Ecuador, El Salvador y Guatemala. Sus argumentos fueron que con El Salvador han considerado positivamente el impacto del acuerdo en la seguridad nacional (entiéndase que funciona como la cárcel latina de Estados Unidos). Con Ecuador sostienen que tiene una visión común basada en “valores como la democracia, la iniciativa privada y un entorno normativo para el comercio y la innovación”. Y Guatemala se comprometió a abordar una amplia gama de barreras no arancelarias.
10.- A la ya larga y sostenida irrelevancia de la OEA, producto del dominio de Estados Unidos, se suma la instancia de Cumbre Iberoamericana, que este año tenía su realización en República Dominicana y que tuvo una bochornosa suspensión producto de la medida autoritaria del país anfitrión de vetar la participación de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Evidentemente por presión estadounidense. Por otra parte, la reunión de Celac en Colombia pasó casi desapercibida, también producto del boicot de algunos países miembros. Todos estos eventos son indicadores de la fuerte división ideológica de América Latina, y el rol divisionista que juega Estados Unidos.
Es claro que el poder político, militar y económico de Estados Unidos es enorme y muy difícil de contrarrestar desde posiciones individuales y con sociedades latinoamericanas precarizadas en lo político e ideológico, además con bajo poder de convocatoria y organicidad de los movimientos sociales.
Las izquierdas más poderosas de la región mayoritariamente han eliminado de su léxico el concepto de imperialismo, de colonialismo; han legitimado discursos provenientes del mismo hegemón sobre el sistema internacional, los regímenes políticos liberales y el monismo democrático. Se han supeditado totalmente a una lectura epistemológica, desarmando al intelectual colectivo de la crítica teórica sobre el imperio y el capitalismo. Han naturalizado una forma de concebir y practicar la producción material de la vida, a través de liberalizar y mercantilizar todos los ámbitos de la misma.
Fueron nuestros propios gobiernos de centro-izquierda los que se farrearon los años dorados de preeminencia política, donde no pudieron consolidar los espacios de integración (quizás el caso más lamentable fue Unasur), que no abordaron en su total complejidad y oportunidad las nuevas amenazas que se cernían sobre nuestras sociedades, cuando en los foros regionales señalábamos la urgencia de nuevos abordajes en las materias de seguridad y defensa. Y que esencialmente no se reducía a un nuevo papel de las fuerzas armadas, sino a una integralidad de políticas públicas y a una cooperación trasnacional fundamental, con énfasis en la renovación de nuestras policías.
Nuestras izquierdas no son inocentes ante el descalabro político y social de nuestra región, y ante la nueva arremetida del imperio estadounidense, que nos tiene pendiente de un hilo ante una nueva masacre en Venezuela. Es grotesco ver cómo el posible ataque armado el presidente Trump lo asume como un juego narcisista, debido al poder que detenta un solo personaje, del cual hace gala mediáticamente.
Actualmente, el gobierno de Estados Unidos se ha convertido en un actor muy peligroso para nuestra región. Su constante amenaza en el uso de la fuerza militar, la cooptación de gobiernos que están dispuestos a implementar políticas claramente en contra de las mayorías nacionales, especialmente con impacto en los sectores populares, y las tensiones que se generan entre estados producto de estas políticas, han hecho de nuestra región una zona muy fragmentada, con nulo poder de influencia en las dinámicas mundiales y mal preparadas para los desafíos que están pendientes a escala global.
Actualmente, los caminos para enfrentarse a ello son todos dificultosos, pero sería inexcusable no transitarlos. Por lo menos se pueden citar algunos espacios políticos que están en pugna, para no dejar todo el campo abierto a la levedad de nuestro tiempo.
1.- En el Congreso de Estados Unidos, ha crecido la preocupación sobre la legalidad de las operaciones militares contra el narcotráfico en la zona del Mar Caribe, advirtiendo que podría violar el derecho internacional. Al parecer incluso ha llegado al propio sector más conservador de MAGA, que ve que los temas internacionales, una vez más, ocultan los enormes problemas internos de la sociedad estadounidense. Hay un espacio para seguir presionando a los grupos críticos de la sociedad estadounidense, especialmente jóvenes y sectores artísticos e intelectuales.
2.- Los gobiernos de Colombia y México, con acceso al Mar Caribe, han manifestado muy fuertemente sus críticas a los procedimientos estadounidenses. Colombia ha tomado medidas de cortar la cooperación en inteligencia entre ambos países y México que se opone a ataques cerca de su territorio. Es necesario más voces fuertes y claras. Se echa de menos una postura así de Brasil.
3.- Una encuesta de Reuters/Ipsos ha revelado que solo el 29 % de la población estadounidense apoya los ataques contra las supuestas “narco-lanchas”, que ha dejado decenas de muertos sin mostrar evidencia alguna de las incautaciones ni identidades de los asesinados. Otra encuesta de YouGov afirma que el 55 % de los estadounidenses se oponen a una invasión de Venezuela, y solo el 15 % la apoyaría. Sabemos que la opinión pública estadounidense actualmente no tiene mayor impacto en las políticas de la elite gobernante, pero podría ser un factor a tener en cuenta ante la próxima elección clave del poder legislativo.
4.- El gobierno de Petro ha sido el más activo en enfrentarse a la política de aranceles de Trump, respondiendo que no son colonia de nadie. Después de la aplicación de este a varios productos principales de Colombia (café, cacao, té, plátanos, pulpa de frutas), se dieron a la tarea de buscar nuevos mercados, y en menos de un mes lo consiguieron con Arabia Saudita, y de ahí se les abrió la puerta con Medio Oriente; también con China, del cual además recibirá inversiones para movilidad eléctrica, infraestructura y otros. Hoy, Estados Unidos ha retirado los aranceles a todos estos productos. El ejemplo de una dignidad soberana por parte de Colombia.
5.- La Asociación Americana de Juristas de Argentina, propuso presentar denuncias por crímenes en contra de pescadores y migrantes, en el marco de los ataques en el Mar Caribe, contra Donald Trump y Marco Rubio.
6.- Se ha difundido una declaración, el 14 de noviembre, de la Red de Intelectuales y Artistas en defensa de la Humanidad que condena, denuncia y hace un llamamiento para resistir la agresión militar, a través de la defensa del derecho internacional, la autodeterminación de los pueblos y la preservación de América Latina y el Caribe como zona de paz.
7.- Ha habido un cauteloso retiro del apoyo irrestricto a Estados Unidos por parte de algunos países europeos –Reino Unido y Francia– a los ataques cinéticos y con resultados de muertes a las llamadas narco-lanchas en el Mar Caribe, apuntando a que en las condiciones que se están llevando a cabo estarían violando el derecho internacional y el uso proporcional de la fuerza. También se han manifestado contra las amenazas militares potencias como China y Rusia. También Naciones Unidas emitió una declaración para bajar la tensión, aunque en el tono típico del organismo, que no cuestiona directamente a Estados Unidos.
8.- Aún existen posibilidades populares de frenar la arremetida estadounidense, y así lo demostró el domingo 16 el pueblo ecuatoriano. Con una participación sobre el 80 % del padrón electoral, a las cuatro preguntas del plebiscito respondió con un rotundo NO. Rechazó la presencia de bases militares estadounidenses; rechazó la eliminación del financiamiento público de los partidos políticos, que habría potenciado solo la presencia del dinero privado; rechazó el llamado a una asamblea constituyente con el fin de cambiar la constitución, realizada bajo el gobierno de Correa; rechazó la disminución de los parlamentarios que tendía a una elitización de la representación popular.
La correlación política en América Latina favorece a los gobiernos de derecha, y en varios casos de ultraderecha (a lo cual seguramente se sumará Chile), los que tienen una relación privilegiada con Estados Unidos. Peligrará la relación económica con China, aunque nos sea ampliamente favorable para nuestro crecimiento económico; los gobiernos con vías alternativas al hegemón estarán sometidos a constantes presiones del uso de la fuerza y los bloqueos que impiden sus desarrollos; seguirá usando el garrote y la zanahoria para provocar cambios políticos hacia la derecha (¿aparecerá algo así para la segunda vuelta electoral en Chile?).
Definitivamente, una vez más nuestra región, para el relato estadounidense, se encuentra en medio de su disputa global y está moviendo todas sus capacidades para arrastrarla en esa dinámica. Nos quiere desacoplar de las relaciones abiertas con otras experiencias y proyectos políticos y económicos. Viviremos nuevos tiempos difíciles.
Por Carlos Gutiérrez P.
Carta Geopolítica 71 – 18/11/2025
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