El voto joven ya no es rebelde ni progresista: crece la preferencia por la derecha

Un electorado volátil, hiperconectado y decisivo: así vota hoy la juventud chilena, un grupo que ya representa casi un tercio del padrón y que está mostrando una inclinación creciente hacia candidatos de derecha, en sintonía con una tendencia global.

El voto joven ya no es rebelde ni progresista: crece la preferencia por la derecha

Autor: Camila Silva Cortés
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Los jóvenes hoy en día representan cerca de un tercio del padrón electoral; a diferencia de otros grupos de votantes, un segmento considerable define su voto en las últimas semanas o incluso el mismo día de las votaciones. La mayor parte de los jóvenes obtiene información en redes sociales, en especial en TikTok, donde el contenido político se consume de forma visual, emotiva y acelerada.

Una de las características que definen el voto de las y los jóvenes chilenos es su volatilidad, por lo que cerca de la mitad de ellos toma su decisión a último momento, lo que dificulta poder realizar proyecciones sobre sus preferencias. Según el sociólogo Juan Pardo, los jóvenes “no están comprometidos con ningún candidato” y modifican su preferencia con rapidez, señaló en conversación con El País. 

Las y los candidatos ajustaron sus campañas al lenguaje de las redes sociales, recurriendo a videos breves, bailes y trends. Comprendieron que estas plataformas moldean el comportamiento político de las generaciones jóvenes. En ese escenario, la Generación Z emerge como un actor decisivo en estas elecciones.

Marco Moreno, director del Centro Democracia y Opinión Pública de la UCEN, declaró a El Mostrador que el voto joven depende cada vez más de las estrategias digitales y del componente emocional del mensaje.

Hoy en día, las redes sociales se han transformado en un componente propio de las campañas, por lo que las y los candidatos han tenido que adaptarse a estas nuevas formas de estrategias electorales. 

Distintas encuestas intentaron mostrar el comportamiento del voto joven en el país. Una de ellas es la encuesta ‘Ciclos UDP & Feedback’ de octubre de este año, que señalaba que Jeannette Jara encabezaba las preferencias con un 24,8%, mientras que detrás aparecían José Antonio Kast (10,6%), Franco Parisi (8,1%), Evelyn Matthei (3,7%) y Marco Enríquez-Ominami (1,3%). Para ese entonces se indicó que más de la mitad no tenía una definición clara: 25% indecisos y 21% que no respondieron. 

Otra de las encuestas es la de AtlasIntel que consultó a jóvenes entre 18 a 24 años. Sus resultados arrojaron que el candidato republicano José Antonio Kast era el más votado entre los jóvenes: uno de cada tres lo elige como su candidato. Además, la encuesta señaló que el apoyo a Kast disminuye con la edad, mientras el de Jeannette Jara crecía entre los mayores. 

Contrario a lo que suele asumirse, cada vez más jóvenes están optando por candidatos de derecha y extrema derecha, desafiando la idea tradicional del ‘espíritu rebelde’ y progresista asociado a este grupo etario. Y no se trata de un fenómeno exclusivo de Chile: la tendencia se está replicando en diversas partes del mundo.

En esa misma línea, un estudio publicado en Journal of European Public Policy —realizado por investigadores de la Universidad Humboldt, la London School of Economics, la Universidad de Ámsterdam y el académico Toni Rodon de la UPF— confirma que este giro político no es un caso aislado. La investigación muestra que, en Europa, el apoyo juvenil a partidos de derecha y extrema derecha se ha incrementado de forma sostenida en las últimas décadas, alcanzando niveles inéditos en las elecciones de 2024.

La investigación muestra que los votantes de entre 16 y 29 años están más inclinados que generaciones mayores a apoyar opciones de derecha y extrema derecha, consolidando un giro político que se amplifica especialmente entre hombres jóvenes, pero que refleja una tendencia generacional más amplia. Los autores sostienen que este aumento del voto juvenil hacia la derecha radical podría intensificarse en el futuro, dado que las preferencias políticas que se forman en la juventud suelen mantenerse durante la vida adulta.

El estudio analiza 35 años de datos de los European Election Studies, que abarcan 27 países y cerca de 25.000 votantes. A través de modelos de Edad-Periodo-Cohorte, los investigadores concluyen que el avance de la derecha entre los jóvenes no es un efecto pasajero, sino un patrón generacional con potencial impacto duradero en las democracias europeas. También observaron que factores económicos, cambios culturales, percepciones de competencia en el mercado laboral y el rol de las redes sociales contribuyen a explicar esta inclinación creciente.

Un ejemplo donde pudimos observar este fenómeno fue en las elecciones de Estados Unidos del año 2024, donde la Generación Z mostró un giro inesperado hacia la derecha. De hecho, Donald Trump logró reducir de forma drástica la ventaja que habían conseguido los demócratas el año 2020 y obtuvo su mejor resultado entre los jóvenes desde 2008. 

Según un panel del Centro Ash (Harvard Kennedy School), este cambio se explica por tres factores principales: desencanto con la democracia y las instituciones, insatisfacción económica y migratoria, y un ecosistema mediático dominado por influencers de derecha.

Según los analistas, muchos jóvenes perciben al Partido Demócrata como ajeno a sus necesidades y demasiado inmerso en la política convencional. En contraste, la retórica conservadora se percibe como más audaz, contestataria y crítica con el sistema establecido.

Otro país donde recientemente ganó la extrema derecha es Argentina. Aquí el giro de los jóvenes hacia la derecha se visibiliza tanto en estudios como en tendencias electorales recientes. De hecho, una investigación de la Universidad Austral de Argentina mostró que el 60% de los centennials (entre 12 a 27 años aproximadamente) se identifica con políticas de derecha, motivados por inquietudes económicas, demandas de estabilidad y expectativas de un Estado más eficiente. Ese patrón coincide con el avance de fuerzas como La Libertad Avanza, cuyo apoyo proviene sobre todo de hombres menores de 30 años.

Analistas atribuyen este fenómeno al descontento con la política tradicional, la difusión de discursos libertarios y conservadores en redes sociales y la frustración ante la falta de oportunidades laborales y de vivienda. Aunque estos sectores siguen siendo minoritarios en el Congreso, su capacidad para captar a un electorado joven desencantado y para instalar temas como seguridad, meritocracia y reducción de impuestos los ha convertido en un actor con creciente influencia pública.

El giro de la juventud hacia la derecha no parece un fenómeno pasajero, sino un reordenamiento político que cruza fronteras. Desde Chile hasta Estados Unidos y Argentina, estudios y resultados electorales muestran que las nuevas generaciones —especialmente los hombres jóvenes— están buscando respuestas fuera de la política tradicional, atraídos por discursos que cuestionan el statu quo, prometen orden y ofrecen soluciones económicas concretas. La frustración con la falta de oportunidades, la desconfianza institucional y la influencia de las redes sociales están moldeando un votante más escéptico y dispuesto a cambiar de preferencia con rapidez.

Si esta inclinación se consolida, las próximas elecciones podrían marcar un punto de inflexión. La evidencia internacional advierte que las preferencias políticas formadas en la juventud tienden a perdurar, lo que anticipa un posible desplazamiento duradero del mapa electoral. La Generación Z —antes vista como el motor del progresismo— podría transformarse en el grupo que impulse un nuevo ciclo político, uno donde la derecha y la derecha radical sigan ampliando su base entre los votantes más jóvenes.


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