Por Carolina Espinoza Tapia

La atención primaria, lo que llamamos APS, está hoy bajo dos grandes amenazas. Por un lado, el actual gobierno se ha negado a reconocer que nuestros consultorios, Cesfam, postas rurales y servicios de urgencia, están desfinanciados y mantiene tozudamente su proyecto de ley de presupuesto 2026, profundizando aún más la crisis. Por otro lado, la eventual llegada de Kast por los próximos cuatro años al gobierno significará más recortes al presupuesto de salud, pensiones, educación y otras áreas del gasto social.
Durante octubre y noviembre hemos realizado todo tipo de acciones para mostrarle al Gobierno -y a las y los parlamentarios- que la propuesta de presupuesto para APS, no solo está muy lejos de reconocer la brecha existente, que se empina a cerca de un billón de pesos, sino que implica una disminución del monto asignado en 2025, en términos reales. Un per cápita basal que debiera estar en 17 mil pesos para financiar la actual cartera de prestaciones, hoy alcanza a poco más de 11 mil. El reforzamiento de programas valiosos como el MAS AMA (más adulto mayor autovalente) que justamente previene y promociona la salud, descomprimiendo y abaratando costos de los demás niveles de la red sanitaria, son fusionados para no decir recortados.
Esto se traducirá en menos personal contratado, congelamiento de las remuneraciones, falta de insumos, programas, medicamentos, etc., etc. El valor del per cápita basal es manipulado arbitrariamente para hacer aparecer como si creciera, pero en la práctica, el monto total asignado que el Gobierno ofrece es menor al que tenemos hoy.
A esta precaria situación, hay que agregarle que Kast ha anunciado que llevará a cabo un recorte fiscal de seis mil millones de dólares (5,4 billones de pesos) en los próximos 18 meses. Evidentemente esa magnitud de recursos solo puede salir de aquellas partidas del presupuesto que son más grandes, dentro de las cuales APS y salud en general, serían recortadas. Esto debe poner en alerta a las autoridades comunales, ya que tendrán que ser los municipios los que aporten más recursos propios, desvistiendo un santo para vestir otro, si no quieren que la población de sus comunas se vea gravemente afectada.
Frente a estas amenazas, hacemos un llamado a la comunidad. A usted señora que va al consultorio o la posta rural. A usted, que recibe sus remedios en la farmacia del Cesfam. O a ti que asistes a controles por tu embarazo o llevas a tus hijos al control sano. Somos la comunidad y su equipo de salud, los que debemos levantarnos y apoyar el fortalecimiento de la atención primaria y no dejar que ésta siga debilitándose por falta de recursos. Si ello sigue ocurriendo, vendrán a instalarse los centros privados, primero cobrando algo simbólico, pero, después, cuando ya no tengan más el contrapeso de la salud pública, harán lo que hacen en toda la economía: ganar y llenarse los bolsillos a costa de tu sueldo o de tu escuálida pensión.
A las trabajadoras de atención primaria y a sus funcionarios, les decimos que nos necesitamos más unidos que nunca. Necesitamos que se fortalezcan las Asociaciones Base y que mantengamos conexión y trabajo permanente con la comunidad organizada y la población usuaria en general. Necesitamos dirigencias intermedias, de federaciones y de nivel nacional, que estén a la altura de las luchas que debemos dar y especialmente de las que vendrán en los próximos años.
Ahora más que nunca debemos retomar las prácticas que a fines de la dictadura levantaron la Coordinadora de Salud Municipalizada, con una relación permanente y sistemática entre nuestras organizaciones sindicales y la comunidad usuaria. No es el mismo contexto, qué duda cabe, pero nuestra experiencia siempre nos ha demostrado que la unión hace la fuerza. La comunidad debe saber, por nuestros propios medios, que nuestras movilizaciones son para garantizarle un servicio público de calidad. Nuestras demandas sociales son las mismas.
Necesitamos dirigencia sindical que deje ser complaciente con los gobiernos de turno y que asuma los desafíos que vendrán. Solo la autonomía sindical permitirá conquistar nuestras justas demandas.
Por Carolina Espinoza Tapia
Dirigenta Nacional Confusam. Copresidenta de la Mujer ISP-Internacional de Servicios Públicos.
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