Misión de observadores internacionales denuncia que la injerencia de Trump puso “en crisis la legitimidad democrática” de las elecciones en Honduras

La Misión de Observación Internacional de la Asociación Americana de Juristas (AAJ) presentó este miércoles un contundente informe preliminar sobre las elecciones generales en Honduras, centrando sus críticas en la «enorme gravedad» de la injerencia externa, particularmente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El documento afirma que esta interferencia ha puesto “en crisis la legitimidad democrática del proceso”, vulnerando flagrantemente el derecho a la autodeterminación del pueblo hondureño.

El informe, presentado ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), detalla un conjunto de factores que, a su juicio, amenazan la transparencia y credibilidad del proceso electoral celebrado el pasado domingo.

Injerencia extranjera sin precedentes

La misión fue explícita al condenar las declaraciones públicas de apoyo que tanto Trump como el mandatario argentino, Javier Milei, brindaron, a través de sus redes sociales, a los candidatos de la derecha hondureña Nasry Asfura (Partido Liberal) y Salvador Nasralla (Partido Nacional).

Cabe recordar que en la víspera de las elecciones generales en Honduras, el magnate republicano amenazó que no colaboraría con la nación centroamericana en caso de que resultara electa la candidata del partido oficialista Libertad y Refundación (LIBRE), Rixi Moncada, por lo que condicionó su apoyo económico a una victoria de la oligarquía.

A la par, ofreció un indulto al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado por la justicia estadounidense a 45 años de prisión por delitos de narcotráfico, promesa que luego cumplió.

“Esta Misión resalta la enorme gravedad de la intervención externa en el proceso electoral de la República de Honduras, particularmente las declaraciones del presidente de EE.UU. y del presidente de República Argentina, (…) ha puesto en crisis la legitimidad democrática del proceso y constituye una flagrante vulneración al derecho de autodeterminación del pueblo hondureño”, indicó la AAJ en su informe.

“La AAJ reitera su rechazo por la injerencia extranjera en el proceso electoral de la República de Honduras, y exhorta a los Estados y actores internacionales a respetar plenamente la soberanía hondureña, reafirmando el derecho inalienable del pueblo hondureño a decidir su propio destino sin presiones externas”, añadió, en un claro llamado a la comunidad internacional:

Irregularidades técnicas y filtración de audios

Más allá de la injerencia, el informe de la misión expuso graves problemas en el desarrollo del proceso del pasado domingo y cuestiona la confiabilidad del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), advirtiendo que sus datos “dan cuenta de proyecciones parciales que puede distorsionar la percepción del resultado final de las elecciones, debiendo aguardar la publicación del escrutinio que represente el cien por ciento de las actas”.

También documentó incidencias “relativas a la implementación del sistema biométrico, las dificultades con la conectividad (irregular en algunos centros de votación) para su correcta implementación, y los inconvenientes que han acarrado respecto de la identificación dactilar y facial de los adultos mayores”, consignó TeleSUR.

Sin embargo, el punto de mayor alarma interna lo constituyó la filtración de audios atribuidos a la consejera electoral Cossette López, vinculada al Partido Nacional. La AAJ manifestó su “enorme preocupación” por estas filtraciones, que “mostraban un esquema de sobornos relacionados con afectar el funcionamiento del TREP, obstaculizar la distribución de maletas electorales, afectar el funcionamiento del TREP, incidir en sectores del Ejército para producir una ruptura institucional”.

Denuncia de «golpe electoral» y panorama incierto

El proceso electoral hondureño, ha estado sumido en incertidumbre, retrasos, denuncias de una serie de irregularidades técnicas, manipulación mediática y una interferencia externa sin precedentes en la historia reciente de América Latina y frente a este escenario, la candidata presidencial por el partido Libre, Rixi Moncada, ha denunciado que está en marcha un “golpe electoral” .

Su denuncia se sostiene en pruebas concretas: una serie de audios filtrados en los que, según la investigación del Ministerio Público, la consejera electoral del Partido Nacional, Cossette López, y otros actores planificaban alterar el proceso. El plan, tal como ha expuesto Moncada, incluía interrumpir la transmisión de datos, presionar a la embajada de Estados Unidos para que no reconociera una victoria de Libre, y anunciar resultados parciales favorables para crear un «pretexto para impugnar y suspender el proceso». Esta no es una simple irregularidad; es la técnica moderna del golpe de Estado, trasladada al campo electoral, donde se busca controlar los órganos de difusión y consenso para crear una falsa legalidad.

Marlos Ochoa, consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras, confirmó estas irregularidades señalando que los resultados brindados por el sistema TREP no “no guarda certeza ni consistencia”, mientras denunció la falta de acceso público a los resultados preliminares.

Los resultados no oficiales del TREP, que Libre no reconoce, muestran un virtual empate técnico entre Asfura y Nasralla, con más del 84 % de las mesas escrutadas, el primero suma 1.083.621 votos (el 40,04 %), mientras que segundo acumula el respaldo de 1.075.313 electores (el 39,74 %), una diferencia que ronda los 8.000 votos.

Moncada ocuparía un tercer lugar con 518.732 votos (19,16 %),

En medio de las incertidumbres e irregularidades, la AAJ abogó “por la transparencia absoluta del CNE en todas las etapas del proceso, y en el escrutinio definitivo que se lleva a cabo en este período. Ello, a los efectos de preservar la paz social, la transparencia institucional, los derechos políticos del pueblo de Honduras y la estabilidad democrática”.

El CNE tiene, por ley, hasta el 30 de diciembre para proclamar un ganador oficial, en un clima de tensión y desconfianza alimentado por las graves advertencias de los observadores internacionales sobre la legitimidad de todo el proceso.