Chile y Bolivia proyectan concretar un encuentro de cancilleres en Santiago, el cual tentativamente se llevaría a cabo el próximo mes enero con la finalidad de reencauzar la relación bilateral y avanzar hacia la reanudación de relaciones diplomáticas tras más de seis décadas de distanciamiento.
Según confirmó el propio canciller boliviano Fernando Aramayo al diario El Deber existe la voluntad de concretar una reunión de trabajo con su par chileno Alberto van Klaveren, como parte de una «agenda amplia, pragmática y basada en intereses comunes».
De llevarse a cabo , sería el primer cara a cara de cancilleres de Chile y Bolivia en los últimos 25 años y en un contexto en el que ambos países no mantienen relaciones diplomáticas a nivel de embajadores.
“Estamos hablando de una relación equilibrada, simétrica, basada en una agenda real, honesta y pragmática, que no se limita al tema migratorio, sino que incluye comercio, puertos, cooperación y otros aspectos que estamos terminando de materializar”, explicó Aramayo al medio citado.
El encuentro se llevaría a cabo justo antes del cambio de mando en Chile, tomando en consideración que se prevé la asistencia del mandatario boliviano Rodrigo Paz Pereira a la toma de juramento del presidente electo José Antonio Kast el próximo 11 de marzo.
De hecho, Aramayo catalogó la llamada telefónica que sostuvieron Paz y Kast, tras los comicios del pasado 14 de diciembre como “constructiva y muy positiva”, y destacó que fue propicia para constatar ¿ la continuidad del diálogo iniciado previamente con el actual mandatario Gabriel Boric, quien incluso visitó Bolivia para la posesión de Paz.
“La voluntad política existe. Ahora el desafío es darle operatividad a esa voluntad y traducirla en acuerdos concretos”, subrayó el diplomático boliviano.
Agenda centrada en migración, puertos y comercio
Entre los temas que pudieran abordarse durante la reunión de cancilleres se encuentran la propuesta de un corredor migratorio; el incremento de la presencia comercial boliviana en los puertos de Arica e Iquique, así como la implementación de nuevos mecanismos de cooperación económica. }
Al respecto, Aramayo destacó que ambas naciones comparten más de 900 kilómetros de frontera, sumado a vínculos históricos, comerciales y culturales.
“La agenda es prácticamente interminable. Pero necesitamos priorizar y trabajar con una mirada moderna, dejando atrás visiones ideologizadas que nos llevaron al aislamiento”, apuntó.
Previo a este anuncio, cabe recordar que la semana pasada se efectuó una comisión bilateral en Arica, que estuvo liderada por el viceministro de Bolivia Rodrigo Arce y el secretario general de Política Exterior de Chile, el embajador Ricardo Bosnic. Una instancia en la que se debatieron temas de interés binacional vinculados al sector portuario, la integración comercial y la conectividad.
A ello hay que añadir la firma de un acuerdo para investigar delitos transnacionales mediante un Equipo Conjunto de Investigación (ECI), un documento que fue suscrito por el fiscal nacional Ángel Valencia y su contraparte boliviano, Roger Mariaca.
Bolivia y Chile no mantienen relaciones diplomáticas a nivel de embajadores desde 1962, con excepción de un periodo de tres años comprendido entre 1975 y 1978.
Alineación entre Kast y Paz
El derechista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se impuso el pasado 19 de octubre en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Bolivia. Su triunfo, no solo puso fin a casi dos décadas de Gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), sino que representa el retorno al poder de la élite blanca criolla, canalizado a través de un discurso catalogado como neoliberal-populista.
El Sistema de Resultados Electorales Preliminares (Sirepre) del Tribunal Supremo Electoral (TSE) arrojó, con el 97% de las actas procesadas, que Paz alcanzó el 54,53% del apoyo popular, equivalentes a 3.337.031 votos. Su contendiente, también de derecha, Jorge «Tuto» Quiroga de la Alianza Libre, obtuvo el 45,5%, sellando así su cuarta derrota en su búsqueda por la presidencia del Estado Plurinacional.
Paz, de 57 años, encarna el perfil de la élite tradicional boliviana. Hijo de la española Carmen Pereira y del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), nació en Santiago de Compostela en 1967. Su formación académica, forjada en economía y relaciones internacionales, culminó con una maestría en gestión política en la American University de Washington. Su ingreso al Congreso boliviano se produjo recién en 2022, fungiendo como diputado por el departamento de Tarija y, posteriormente, como senador nacional por la alianza Comunidad Ciudadana.
Sin embargo, su imagen de «renovación» es puesta en entredicho por expertos que señalan su trayectoria y sus vínculos con escándalos de corrupción.
Asimismo, es considerado el último eslabón en la cadena de una dinastía política cuyas raíces y gobiernos han estado históricamente alineados con los preceptos del neoliberalismo y una relación de subordinación con los Estados Unidos,
De hecho desde que asumió el poder el 9 de noviembre, Paz ha venido aplicando una marcada agenda neoliberal que ha gatillado varios conflictos con sectores claves en Bolivia.
Los productores de soya del municipio de San Juan, en el corazón agroindustrial de Santa Cruz, le han exigido soluciones concretas ante la crítica escasez de diésel que paraliza la cosecha y a la abrupta caída del precio interno del grano, originada por su administración.
En concreto, han solicitado que se establezcan controles efectivos para garantizar el abastecimiento de carburante y evitar un mayor perjuicio a la producción agropecuaria y en especial de la soya, considerada pilar de la economía cruceña.
Actualmente, la administración del mandatario de derecha enfrenta un paro indefinido convocado por La Central Obrera Boliviana (COB), a lo que se suman manifestaciones diarias en la sede de gobierno y en interior del país suramericano, en rechazo al Decreto Supremo 5503 aplicado por Paz, calificado como un “gasolinazo” que descarga el peso de la crisis fiscal sobre los hombros de los sectores populares.
Dicho decreto, incluye entre sus medidas centrales la reducción del subsidio a los combustibles, lo que gatilló un incremento inmediato en los precios de la gasolina y el diésel. Para la COB, la oposición parlamentaria, transportistas, juntas vecinales, campesinos, sindicatos y organizaciones populares, esta política representa un claro trasvase del ajuste económico hacia la clase trabajadora y los grupos de menores ingresos.
Por su parte, José Antonio Kast, ya adelantó durante su campaña electoral que pretende aplicar una reducción presupuestaria de 6.000 millones de dólares durante los 18 primeros meses de su gobierno. Sin embargo, el republicano no ha explicado hasta el momento la manera en la que prevé realizar dicho recorte.

Kast y su tour derechista por América Latina
Lo que sí ha hecho es afianzar sus lazos con los gobernantes de la región de derecha y ultraderecha, que comparten sus ideales políticos. A menos de 48 horas de haber ganado la segunda vuelta tomó un avión hasta Buenos Aires para reunirse con el mandatario argentino,Javier Milei.
Tras el encuentro cargado de abrazos y felictaciones, el “libertario” lanzó una frase que dejó ruido político: el republicano “va a copiar” el cuestionado modelo neoliberal de la denominada «motosierra» aplicado en Argentina y que ha sido el detonante de una severa crisis social y económica.
Desde la administración de Milei indicaron que los ejes de conversación apuntaron a una hoja de ruta común “en materia de seguridad regional y fronteriza, lucha contra el crimen organizado transnacional”, con miras a marzo de 2026, cuando Kast asuma.
La señal es clara: mientras en Chile la discusión pública pide certezas y transparencia sobre prioridades internas, Kast apuesta por tejer alineamientos externos con el relato de “seguridad” como carta de presentación, incluso cuando esa misma receta —según lo expuesto— viene acompañada de costos sociales.
A esto se suma que principios de esta semana, el presidente electo viajó hasta Quito para sostener un cara cara con el mandatario ecuatoriano Daniel Noboa, el cual tuvo como foco abordar el corredor humanitario que Kast busca conformar tras el endurecimiento de fronteras de Perú, además de la lucha contra el crimen organizado.
A la par, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú confirmó que Kast llegará en enero y visitará al presidente interino José Jerí en Palacio de Gobierno, como parte de su gira por países de la región gobernados por representantes de la derecha y ultraderecha.

