Y se cumplió la primera parte del acuerdo CUT – Nueva Mayoría, que establece las reformas laborales de las que se hará cargo este gobierno y que han sido presentadas como el inicio del desmontaje del “Plan Laboral” de la dictadura.
No vamos a perder el tiempo rememorando lo que hicieron o no hicieron los honorables en el parlamento, el gobierno y el sindicalismo oficialista, durante estos meses. A fin de cuentas aún faltan los enjuagues del Senado, que probablemente mantendrán o modificaran levemente lo acordado en la Cámara de Diputados, faltando solo saber si dichos cambios serán a favor o en contra de los abusados.
Cualquiera sea el caso, téngase claro que se instalan como otro instrumento de abuso “los pactos de adaptabilidad”, que podrán llevar a una persona a trabajar más de dos horas extras diarias, e incluso siete días continuos perdiéndose con esto garantías mínimas, que tenían decenas de años de vigencia.
Aunque desconocido aún en su culminación, el proceso de reformas laborales no augura nada nuevo para la clase trabajadora, lo que por lo demás es absolutamente acorde al modelo de explotación de la fuerza de trabajo que se aplica en nuestro país.
No debemos olvidar que en paralelo se está discutiendo en la Comisión Trabajo del Senado, el proyecto de ley que cambia condiciones laborales para los trabajadores del turismo (aprobado unánimemente en la Cámara) y que trae como gran premio para la patronal, la legalización de los turnos cortados, instrumento que permitirá jornadas diarias de ocho horas en dos turnos, interrumpidas por hasta cinco horas entre un turno y otro, instrumento que podría incorporarse perfectamente en los pactos de adaptabilidad.
Momento de insistir ante los trabajadores en que hay que dejar de creer en los mismos de siempre.
Los que gobiernan se han hecho de la administración del poder con mentiras, por lo que seguirán prometiendo lo que son incapaces de hacer. En el mismo momento de que hagan los cambios mínimos que se requieren para dignificar a los abusados, su sistema comenzará a hacer agua. Y ya han demostrado que no están dispuestos a renunciar a sus granjerías.
No nos queda pues nada más que organizar.
Organizar el estudio y el conocimiento de derechos básicos irrenunciables, porque solo de esa manera será posible que los trabajadores se decidan a elaborar su petitorio y a exigir respuestas al mismo.
Organizar el descontento, de manera tal que cuando se desarrollen acciones de todo tipo, sean seguidas y/o apoyadas masivamente.
Organizarse para disputarle todos los espacios a los corruptos, a lo mentirosos, a los que transaron o se entregaron al modelo.
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En uno de los muchos comentarios que se reciben al Pulso, un compañero me invita a no ser tan duro con aquellos que hicieron un aporte en su momento, que valore a los que se la jugaron en dictadura.
Seguramente al leer este comentario, él y algunos más pensarán nuevamente lo mismo.
Le he respondido y les respondo pensando en los que pierden el trabajo, delatados en su intento de hacer sindicatos y los que están en las listas negras.
En aquellos que murieron, fueron perseguidos, debieron exiliarse y no han podido retornar, en lo que viven en condiciones desmejoradas o con pensiones miserables, pero aún así se resisten a ser cooptados por el modelo.
“No se puede decir las cosas de otra manera que no sea con la verdad y esta muchas veces es dolorosa.
Los sueños, los anhelos no se abandonan, por muy lejos de la realidad que pudieran estar, mas aún si ellos han sido heredados de otros que se fueron sin verlos concretados, pero ciertos de que la siembra no fue en vano.
Los pasos que se dan para la concreción de las aspiraciones pueden diferir unos de otros, pero jamás dados sobre la negación o el desconocimiento de la historia.”
En lo que sí hay que ser categórico, es en dejar en claro a este y a otros compañeros, que aquí no hay mesianismo ni cuestiones personales.
No solo en la CGT y en quienes estamos siendo parte de su directorio existe esta convicción. También la vemos en quienes hacen esfuerzos en las diversas organizaciones que componen el Cius, además de los miles que se la juegan diaria e intensamente en múltiples organizaciones sociales y políticas.
Se hace urgente entonces no solo reiterar el rechazo a reformas laborales que no resuelven el drama diario de la clase.
Hoy más que nunca hay que avanzar en el Pliego de los Trabajadores.
El Cius ya hizo algunos avances en el recién pasado Primero de Mayo, al recoger las demandas más sentidas de los abusados.
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Lo que ahora nos falta es definir la propuesta inicial, aquella que puedan tomar los trabajadores en todo lugar, cumplan o no con los quórum que arbitrariamente se busca establecer para permitir la negociación colectiva.
Es decir, una propuesta básica que sirva de detonante a un arrasador proceso de organización.
Locomoción y colación diarias.
Gratificación Garantizada.
Reajustabilidad anual según el IPC
No pago ni descuento del Seguro de Cesantía. Lo demás lo irá entregando la organización.
En la CGT hemos asumido esto como una obligación del momento. Lo postularemos en el Cius y desde ya invitamos a todos aquellos que no están organizados a desprenderse del miedo.
Lo habrán leído más de una vez en este Pulso y seguirá apareciendo hasta que los millones de indecisos se resuelvan a luchar por lo mínimo que les corresponde para llevar una vida mas digna.
Por Manuel Ahumada Lillo
Presidente C.G.T Chile