Nos hubiera gustado que nos dijeran todas las cosas a las que tarde o temprano nos íbamos a enfrentar. Si acaso nos las dijeron, probablemente no hicimos caso. Lo teníamos que vivir, experimentar por nuestra propia cuenta y aprender.
El tiempo vuela pero en estos momentos cualquier decisión que hagamos va a cambiar para siempre nuestra vida. Entre más crezcamos más difícil será reinventarnos. “No debemos ser definidos por lo que no supimos o no hicimos” afirma el psicólogo Meg Jay. Todas nuestras elecciones trazan nuestro destino y nuestro futuro.
Por eso decidimos compartir aquellas cosas que sólo aprendemos cuando somos adultos para tener presente a todo a lo que nos hemos enfrentado -y nos queda por enfrentar; por si no lo sabías o por si no te habías dado cuenta, y es que a pesar de que cada época ha tenido sus respectivos retos, en la que nos tocó vivir y debemos estar conscientes de todo lo que nos pasa.
La importancia de cuidar el dinero
Aprendemos a ahorrar y a administrar el dinero. Abrir una cuenta en el banco y conseguir un crédito propio que aprendemos a usar sólo cuando es necesario. Aprendemos a comprar cosas duraderas y dejamos de comprar las efímeras.
Los amigos cambian
Después de la universidad empieza la vida en serio. Encontramos un trabajo y nuestros tiempo se reduce notoriamente. Nos damos cuenta que dejamos de ver a mucha gente con la que antes convivíamos y ahora nos volvemos más selectivos. Compartimos nuestro tiempo con personas que nos sumen y nos aporten algo que nos ayude a crecer.
Invertir en uno mismo es la mejor inversión
A pesar de las fiestas, reuniones y salidas al antro, aprendemos que el dinero se va muy rápido, y que la mejor decisión es invertir en nosotros mismos: nuestra educación, arreglo personal y salud. Nuestras prioridades cambian, y pensamos dos veces antes de aceptar un plan donde vayamos a gastar dinero.
“El tiempo vuela”
No te alcanza el tiempo para nada, todo pasa muy rápido. Cuando menos lo vemos venir ya nos pesan los años y tenemos muchas responsabilidades que enfrentar y muchos compromisos que cumplir. Nuestro tiempo es oro. Aprendemos a saber aprovecharlo para terminar a tiempo con nuestro trabajo y luego tener tiempo libre para actividades que nos sigan construyendo como leer, ir al cine o emprender algún proyecto de vida.
El rechazo es el pan de cada día
Ser rechazados duele, pero es parte esencial de la vida. Cuando somos rechazados nos tomamos las cosas muy personal, pero a medida que pasa el tiempo, entendemos que seremos rechazados constantemente. Cuando finalmente superamos el rechazo -y lo vemos natural- también aprendemos a aceptar con humildad el éxito.
“Éste es mi tercer trabajo en lo que va del año”
Aprender a relacionarnos con el mundo laboral no es fácil. Nadie nos dio clases para enfrentarnos a esta realidad que viene a modificar toda nuestra rutina. Cuando encontramos un trabajo, nada nos convence o creemos que no nos están aprovechando como esperábamos. Es probable que no encontremos el trabajo ideal a la primera y no nos importará cambiarnos constantemente hasta que encontremos la opción que mejor nos convenza. Todo es experiencia.
“No soy mejor ni peor que tú”
Para empezar este tortuoso aprendizaje dejamos de postear todo lo que nos pasa en la vida diaria en las redes sociales. Si tenemos pareja, si ya comimos, si salimos de vacaciones, si salimos de fiesta. Entendemos que todos somos diferentes y vivimos experiencias distintas. Compararse con los demás sólo provoca estrés. Es importante aprender a disfrutar el ritmo que cada uno tiene en su ciclo de vida y no ser tan duros con uno mismo.
Encontramos y perdemos el amor
Nos enamoraremos y luego nos desenamoraremos. No pasa nada. Pocas personas encuentran el amor la primera vez, por eso esas historias son tan famosas. Lo importante es que sepamos lo vital que es conocer a la gente y aprender de ella para que cuando llegue la persona ideal, estemos preparados.
Ya no aguantamos como antes
Al día siguiente de una fiesta nos daremos cuenta que ya no la aguantamos la cruda como antes. Pensaremos dos veces antes de volver a salir porque el “aguante” ya no es lo mismo. Cuidamos más nuestras actividades porque sabemos que hay responsabilidades que atender.
“Otra carrera hubiera sido mejor opción”
En las entrevistas de trabajo veremos que las empresas buscan perfiles muy exactos que muchas veces corresponden a un conjunto de características que pueden abarcar varias carreras. Lo que hay que reflexionar es que si hemos acabado la carrera, hemos dado un paso importante que no muchos logran. No hay que lamentarse si hemos descubierto otras de nuestras vocaciones, siempre van a brotar nuevas cualidades y nuevos deseos dependiendo las circunstancias que vivamos. Mejor aprovechar lo estudiado y desarrollar lo aprendido.
Hacer ejercicio empieza a ser importante
Sabemos lo importante que es llevar una vida sana y hacer ejercicio. Es buen tiempo para formar el hábito escogiendo actividades físicas que nos gusten para mantenernos en forma y llegar a la adultez sanos.
Aceptar que todo es posible, nada es definitivo
“Si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes”, reza el dicho. Tenemos que saber que todo lo que planeemos depende de un conjunto de circunstancias imposibles de controlar. Es importante que estemos abiertos al cambio para aprovechar oportunidades que tal vez no deseábamos pero que nos pueden llevar a lugares que no imaginamos y que nos hagan crecer.
Estas son algunas cosas que no nos dijeron que nos iban a suceder porque teníamos que vivir para entenderlas. Es necesario reflexionar sobre cómo ha cambiado nuestra vida y hacia dónde la hemos conducido. Cosas que sólo aprendemos cuando somos adultos y que hay que saber identificar para enfrentarlos a las nuevas experiencias que nos están esperando para seguir aprendiendo de la vida.