Estas son las historias que nos afirman, una vez más, que la realidad supera con creces a la ficción.Imagínate a los 13 años, haciendo tu deporte favorito, soñando en algún día transformar ese pasatiempo en tu profesión y tu misión en la vida. Luego piensa en tu ídolo en ese deporte y en una inocente foto con esa persona que lograste tomarte porque estabas en el lugar correcto y en el momento preciso. De esas historias hay muchas. Sin embargo, cuando algo que pudo ser una simple anécdota se convierte en tu motivación y símbolo para conseguir tu objetivo, ahí, estamos frente a un hecho que cualquier cineasta quisiera para su nuevo guión.

Eso es precisamente lo que le ocurrió al nadador singapurense de 21 años Joseph Schooling. Él se tomó una foto con Michael Phelps mientras el estadounidense se preparaba para competir en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Hasta esos días era un pequeño que dedicaba más horas a nadar que a pasar tiempo con sus amigos. Dos años después, en 2010, cuando decidió mudarse a Estados Unidos para perfeccionarse en el deporte todo avanzó muy rápido hasta llegar a Rio 2016.

Ahí se volvió a topar con Phelps, su ídolo. Y nada menos que en una final olímpica. Los 100 metros mariposa serían la oportunidad de demostrar que los sueños se pueden alcanzar. Y Schooling lo logró de la mejor manera posible: ganando el oro, dejando a Phelps con la plata y privando al “Tiburón” de conseguir su 23° oro olímpico.

“Le he ganado a mi gran ídolo”. Con esa frase el singapurense resumió su participación, donde además del oro, rompió el récord mundial en esa disciplina, el mismo que había impuesto Phelps en los JJ.OO. de 2008, sólo semanas después de tomarse la, desde ahora, significativa foto.

Como si eso no fuera ya suficiente, Joseph le entregó a su país la primera medalla de oro en su historia olímpica.

Vía Upsocl