Esta joven que sufre de vitíligo ha pasado siete años de su vida escondida debido a los crueles comentarios a los que ha sido sometida debido a su padecimiento.
Gracias a las redes sociales ha encontrado una forma de conectar con el mundo, sentir apoyo y atreverse a mostrar su lado más sexy, para reivindicar la diferencia y como acto de valentía que potencia su autoestima
Su nombre es Ashley Soto, tiene 21 años proveniente de Orlando, Florida, tenía 12 años cuando le diagnosticaron la condición de piel.
A raís de esto, pasó casi toda su adolescencia puertas adentro, intentando evitar a la gente y usando sólo mangas largas, incluso bajo 40 grados de calor.
Sin embargo, después de años de sufrimiento de ansiedad y sentirse muy asustada de salir en público sin su madre, Ashley al fin mostró su apariencia.
Decidió hacer su «salida del armario» compartiendo fotos en Instagram que revelan las manchas en su cuerpo.
“Cuando tuve vitíligo por primera vez sólo era este pequeño lugar en mi cuello y todavía estaba en la edad de averiguar quién soy …Me hicieron muchos comentarios feos y la mirada de la gente era horrible…El peor comentario que me dijeron fue cuando era apenas una niña…Sabía que todos estaban viéndome porque estaba en traje de baño y cuando estaba a punto de sumergirme una chica dijo “creo que se dio una ducha con colorante”.”Corrí al baño y lloré. Nunca más me fui a nadar”.
El incidente quebró por completo la confianza de Ashley y mientras el vitíligo se propagaba, ella se encerró del resto del mundo.
Era porrista y salía mucho, pero luego del vitíligo se separó de todos y no quería hacer amigos, estaba asustada de que la volvieran a juzgar.
Así fue como luego de vivir en completo aislamiento porque le daba ansiedad imaginar lo que la gente diría de ella, decidió hace cuatro meses subir valientemente la primera foto revelando su condición. Ella sólo mostraba fotos de su cara, jamás de su cuerpo, por lo que fue un enorme paso..Tras el positivo recibimiento, ahora declara
“Empecé lentamente, dejé de usar suéteres y me gustaría ir a la tienda de la esquina sin manga larga para ver cómo me siento”
Sin duda, un acto de valentía