Apocalipsis 8.0 y la urgencia de una mejor democracia: una propuesta desde una academia más ciudadana

Hoy, enfrentando el octavo apocalipsis en menos de 30 años (y cercano al 9no, gracias al cambio climático), nos encontramos con un sistema político-económico hiper globalizado y conectado, con autos que se manejan automáticamente y videojuegos de realidad virtual, pero también con una sociedad absolutamente vulnerable ante la aparición de un virus microscópico.

Por Javiera Arce-Riffo y Martín Arias-Loyola

Contextualizando el nuevo apocalipsis

Si naciste antes del 2000, puedes decir con seguridad que ya has sobrevivido a por lo menos siete apocalipsis: la crisis de las vacas locas en los 90s’, la crisis asiática del 98’, el 2K que amenazaba con colapsar computadores el año nuevo del 2000, el ataque a las Torres Gemelas del 2001, la crisis subprime del 2008, el primer gobierno de Piñera y el apocalipsis Maya del 2012, son sólo algunos ejemplos. A pesar de la experiencia acumulada ante tanta resiliencia, poco parece que hemos aprendido sobre cómo manejar estos cada vez más frecuentes eventos del “fin del mundo”.

Hoy, enfrentando el octavo apocalipsis en menos de 30 años (y cercano al 9no, gracias al cambio climático), nos encontramos con un sistema político-económico hiper globalizado y conectado, con autos que se manejan automáticamente y videojuegos de realidad virtual, pero también con una sociedad absolutamente vulnerable ante la aparición de un virus microscópico. Lo que empezó considerándose como resfriado molesto afectando sólo a la población China, terminó con el moderno e interconectado mundo y sus economías – desarrolladas y no desarrolladas – en pausa repentina.

Durante esta pandemia, el COVID-19 nos ha recordado lo extremadamente vulnerable que esta sociedad capitalista y humano-céntrica es realmente. Así, grandes economías famosas por su fortaleza y riqueza per cápita, como Australia, han sufrido a la par con terruños más estirados y neoliberales, como Chile. Pero este sufrimiento no ha sido sólo estadístico: tiene los nombres y apellidos de todas/os los cientos de miles quienes han fallecido; perdido a un familiar, amigo o conocido; y también de quienes han visto su salud mental afectada por la angustia de perder un trabajo, ver sus salarios disminuidos, y su movilidad confinada a los pocos metros cuadrados en los cuales gran parte de la clase trabajadora sobrevive para laburar otro día.

Sin embargo, el apocalipsis actual no ha ocurrido por las malas intenciones de un virus poderoso, ni por culpa de la porfiada población que no quiere ponerse las mascarillas o se rehúsa a respetar la cuarentena. Esta crisis se ha gestado desde hace décadas, desde el desmantelamiento del estado de bienestar post segunda guerra mundial, desde el desempoderamiento de la población en su autonomía económica y política, en la persecución y desarme de poderosos sindicatos, desde la privatización salvaje de la salud, la educación, el agua, el aire, la dignidad, la justicia y hasta los genes. Es decir, desde el “fin de la historia y el comienzo del último hombre”, según Fukuyama y sus amigues neoliberales, amantes de la intensificación del capitalismo racista, violento, dogmático, patriarcal profundamente desigual.

El proyecto de nueva (neo) liberalización endrocéntrica (centrada en el hombre y una masculinidad capitalista)comenzado con Hayek, Mises y Friedman en la Sociedad de Mont Pèlerin durante los 40’s; implementado a fuego, tortura y sangre experimentalmente en la piel y alma chilenas durante los 70’s; y exportado a Inglaterra y Estados Unidos a través de Thatcher y Reagan en los 80’s, ha producido una sociedad del individualismo, la competencia, el consumo, el cansancio y el espectáculo (como explican Slavoj Žižek, Judith Butler, Byung-Chul Han, Guy Debord y tantas/os otras/os) organizada bajo la explotación de la mujer, los migrantes y los y las trabajadores por una creciente plutocracia (o gobierno de los ricos) disfrazada de democracia (gobierno del pueblo): el caldo de cultivo ideal para la peor pandemia a la fecha.

Asistimos a una profunda crisis de la democracia liberal (en que votamos por un/a representante y delegamos nuestras decisiones), advertida por Castells hace unos años y constatada con cada ejemplo de su progresivo marchitamiento. Los sistemas de representación indirecta se hunden en la desaprobación ya que, en vez de servir de contrapesos a los peores excesos del sistema capitalista, cada vez más frecuentemente logran acceder a cargos en el sistema político liderazgos con menos vocación democrática y pensamiento crítico.

El horroroso primer debate entre Trump y Biden, que tuvo a millones de televidentes atentos a cómo se desarrollaría dicho intercambio de ideas, estuvo marcado por la vulgaridad de Trump, la codicia y el machismo, además de una cantidad de mentiras en torno a las supuestas políticas de protección del medio ambiente y la administración del COVID-19 en la población norteamericana. Situación no muy distinta al deterioro político institucional que observamos en otros países marcados por liderazgos iliberales, (baja tolerancia a las minorías, fuerte dominio de las mayorías, rechazo separación de poderes del Estado, nacionalismo, separatismo, elecciones poco transparentes, sin libertad de prensa, acercándose al concepto no democrático) misóginos y con rasgos xenófobos, que incluso se despliegan en democracias tan consolidadas y antiguas como la de Inglaterra (en que las personas votan por representantes que dan forma al gobierno y entre ellos/as escogen al primer ministro), por ejemplo.

Ambos países, eran vistos como modelos a imitar, a pesar de su bipartidismo y modelos de democracia altamente excluyentes, existían rasgos que resultaban interesantes como los mecanismos de democracia directa (consultas temáticas como el Brexit en Reino Unido), los sistemas de contrapesos entre los distintos poderes del Estado, y la capacidad de sus partidos de abrirse a nuevas formas de participación. También sentaron precedentes sobre la posibilidad de desafiar incumbentes en cargos, e incluso el poder de la Corte Suprema de Justicia, en los Estados Unidos, que ha permitido fallos tan nobles e históricos como la “voting right act” de 1965 que otorgó el voto a las personas de origen afrodescendiente, y diez años más tarde le mandató al propio Congreso crear distritos para que estas personas pudieran postularse a cargos públicos. Esto, ya que el Poder Legislativo solo se componía por personas de origen anglosajón. Aquellas importantes decisiones permitieron la que la reciente fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg pudiera ejercer ese cargo, una mujer que – aunque criticadas por feministas radicales – destacó por trabajar eliminando múltiples discriminaciones legales.

Las protestas sociales del pasado 18 de octubre chileno, y la falta de posibilidades de acordar un pacto único de elecciones a gobernadores regionales y alcaldes por parte de la oposición, nos pone en frente la crisis de las clásicas formas de hacer política y profundiza aún más la crisis democrática y la legitimación de la democracia liberal chilena. Así, muchos han desahuciado el modus operandi de la élite nacional, acostumbrada a cocinar en a espaldas de la opinión popular, en intensas negociaciones entre barones designados funcionando en tres escalas paralelas: a nivel de partido, pacto y coalición. Entretelones, que la ciudadanía en general nunca se entera (ba). Estas comisiones, si bien informales, se encuentran institucionalizadas y ayudaban a resolver decisiones tan extenuantes como acuerdos intrapartidarios y coalicionales.

Pero hoy solo observamos un triste espectáculo de desacuerdos y acusaciones cruzadas, dejando la incógnita si tales representantes realmente quieren resguardar el “ethos puro” o compás moral de la nueva política post-estallido social, o simplemente fracasaron por falta de experiencia frente a políticos experimentados. Lo que es claro, es que hay que comenzar a repensar nuevas fórmulas que permitan abrir nominaciones de candidaturas a la militancia partidaria común (no a las élites) pero también empoderar a la ciudadanía en ejercer democracia directa, es decir, buscar nuevas formas de participación política, y democrática.

Nuestra propuesta desde la academia para un Chile más democrático: una academia ciudadana

Escribimos esta editorial conmemorando al fallecido ilustrador argentino “Quino”, famoso por enseñarnos a miles la importancia de la lucha revolucionaria y feminista por la verdadera democracia a través de su personaje Mafalda, quien hoy no sólo habla por él, sino por toda Latinoamérica. Su fallecimiento se suma a la preocupación por el destino mundial luego de uno de los debates presidenciales más surrealistas en la historia de Estados Unidos; en un contexto donde la academia y comunidad científica son políticamente irrelevantes e ignoradas por los gobiernos casi tanto como ignora a las y los trabajadores planificadamente desempoderados; ad portas de una crisis económica que aumentará aún más la abismal brecha entre el cada vez más rico 1% y el resto de la población (la más grande en la historia de la humanidad); y cuando la oposición política chilena se enfrenta a un gobierno violador de derechos humanos de manera fracturada a menos de un mes del plebiscito refundacional por el alma del país. Es decir, Quino se bajó de un mundo injusto y dolorosamente desigual que hace rato pidió parar.

Pero aún tenemos sus viñetas para preguntarnos qué haremos quienes aún quedamos dando vueltas en un planeta que no para de reproducir estas injusticias y desigualdades. En una de éstas, Mafalda nos plantea una pregunta extremadamente revolucionaria, cuya respuesta podría no sólo asegurar nuestra supervivencia, sino nuestro buen, digno y justo vivir: ¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los bancos? Es decir, ¿no sería hermoso el mundo si la población pudiera educarse en la libertad que trae el actuar democrático solidario, en la humanidad que implica conocer el dolor pasado de la historia, en la esperanza que da el poseer la creatividad y las capacidades para imaginar y traer un poco más cerca ese mundo digno, utópico y revolucionario? ¿No sería hermoso dejar de trabajar hasta la inconsciencia en labores monótonas, viajando horas apretados con otros explotados para hacer un poco más ricos a quienes se benefician de nuestros sacrificios sin transpirar fuera de sus clubs de golf, paseos por centros comerciales o gimnasios personalizados?

Es decir ¿no sería hermoso si nos reconociéramos como vecinas/os, trabajadores, deportistas, investigadores, profesionales, trabajadores y activistas, como pueblo liberado, y feliz, donde el poder, la riqueza y la dignidad están justamente distribuidas, y donde existimos sin necesidad de pagar por un falso bienestar esclavizado a través de cómodas cuotas mensuales, o de dejar nuestros destinos y el de nuestras familias en manos de plutócratas ególatras como los Piñeras, Bolsonaros y Trumps?

Claro que sería hermoso, y ese es el mundo que un grupo de académicas y académicos espera ayudar a construir. Las bibliotecas de lo que hemos aprendido, registrado, analizado y publicado las pondremos al servicio de ese pueblo voraz por seguir aprendiendo como re- encontrarse, deconstruirse, emanciparse y gobernarse, cada vez mejor luego de cada fallo. Esperamos abrir un espacio desde las ruinas de las torres de marfil, donde la academia se ha atrincherado demasiadas veces para validar y reproducir el aparato bancario social, sistema que mide y valora nuestras vidas en base a lo que producimos y a lo que compramos y nunca en base a lo que creamos, sentimos, pensamos o imaginamos.

Desde el 8vo apocalipsis surge la necesidad de una academia que se reconoce como parte del cuerpo y el cambio social y no como elemento desclasado y aspiracional que se arrienda o vende a la plutocracia con la esperanza de algún día formar parte de ella. Proponemos una “Academia Ciudadana”, que contribuya a la imaginación inclusiva y construcción democrática de la utopía, a la distribución del conocimiento y el poder (y empoderamiento) que trae, a la propuesta de soluciones a problemas de todas, todos y todes y del medioambiente que nos aloja, que no sólo reaccione, sino que activamente participe y (re)construya la vida social de la que es parte, no sólo con propuestas sino también facilitando entender las complejidades del mundo actual, vale decir, acercar a lectores comunes y corrientes las temáticas abordadas en los exclusivos círculos académicos.

Abrimos, así, una academia ciudadana llena de la riqueza, imaginación y posibilidades que se encuentra en bibliotecas, vaciada de las frías y calculadas ganancias bancarias capitalistas y neoliberales que tantos apocalipsis han traído. Esperamos poder facilitar algunas herramientas para romper el ciclo de sobrevivir al fin del mundo (otra vez), para finalmente dedicarnos vivir en dignidad, libertad, inclusividad y solidaridad.

Sobre los autores:

Javiera Arce-Riffo

Es Licenciada en Ciencias Políticas y Gubernamentales, por la Universidad de Chile. Magister en Ciencia Política, mención instituciones y procesos políticos, por la Pontificia Universidad Católica de Chile. En la actualidad es Secretaria Ejecutiva de la Unidad de Igualdad y Diversidad, y profesora del Magister en Gobierno y Gestión Pública de la Universidad de Valparaíso. Ha escrito una serie de artículos y capítulos de libros, entre los que destacan haber editado el libro El Estado y Las Mujeres, el complejo camino hacia una necesaria transformación de las instituciones (RIL Editores, 2018). Sus áreas de trabajo son partidos políticos, institucional feminismo, y representación política. Coautora de la Fórmula Electoral de Paridad de Género para la próxima Convención Constitucional Chilena. Forma parte de la Red de Politólogas.

Libros

Arce, J. (Ed.) (2018). El Estado y las mujeres: el complejo camino hacia una necesaria transformación de las instituciones. Santiago: RiL editores. ISBN 878-956-01-0511-0.

Capítulos de Libros

Arce, J. (2018). “Ley de cuotas a la chilena: notas para una autopsia.” En L. Miranda y J. Suárez-Cao, (eds.), La política siempre ha sido tema de mujeres. Elecciones y protagonistas en perspectiva comparada. Santiago: Flacso-Chile y LOM editores.

Arce, J. (2016). “Incorporar la diferencia: transversalización de género en la gestión del Estado en Chile.” En I. Cienfuegos (coord.), Tensiones y retos de la gestión pública. Santiago, Universidad Central y RIL editores. ISBN 978-956-01-0325.

Artículos

Arce, J.  (2019). “Las contradicciones del mayo feminista”. Revista Iberoamericana, 19, 72, ISSN: 2255-520X, 2019, 234-240, DOI/URL: 1 0.18441/ibam.19.2019.72. 223-245.

Arce, J.  (2018) Abriendo la caja negra de los partidos políticos chilenos: expresiones de la desigualdad género en la militancia política., Revista Jurídica de Buenos Aires , 43, 97, ISSN: 0326-7431, Editorial: AbeledoPerrot S.A, 2018, 217-238, DOI/URL: http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/rev_juridica/rj ba-2018-ii.pdf

Martín Arias-Loyola

Es un Geógrafo Económico, Magíster en Ciencia Regional por la Universidad Católica del Norte y después a Doctor en Geografía Económica y Estudios de Planificación por la Bartlett School of Planning de la University College London. Actualmente es Académico Visitante e Investigador Postdoctoral en la Faculty of Architecture, Building and Planning de la University of Melbourne. Es colaborador del Centro de Producción del Espacio (CPE) de la Universidad de las Américas y el movimiento Chile Despertó Melbourne. Sus intereses son el desarrollo territorial desigual, especialmente en economías extractivas neoliberales, el rol de la academia en la construcción del derecho a la ciudad, alternativas de producción no capitalistas (sobre todo cooperativismo), la geografía económica y política del poder, las redes de solidaridad y resistencia, la teoría y praxis política y la vivienda informal.

Publicaciones:

Artículos en publicaciones indexadas

Arias-Loyola,M. & Vergara-Perucich,F. (2020) “Comunidad, academia y el desafío de la primera panadería cooperativa en un Chile sin derecho a la ciudad”, Medio Ambiente y Urbanización.

Arias-Loyola,M. & Vergara-Perucich,F. (2020) “Co-producing the right to fail: resilient grassroot cooperativism in a Chilean informal settlement”, International Development Planning Review.

Atienza, M., Arias-Loyola,M. & Lufin, M. (2020) “Building a case for regional local content policy: The hollowing out of mining regions in Chile”, The Extractive Industry and Society.

Vergara- Perucich, F. & Arias-Loyola, M. (2019) “Bread for advancing the right to the city: academia, grassroot groups and the first cooperative bakery in a Chilean informal settlement”. Environment & Urbanization.

Phelps, Nicholas A., Atienza,M. and Arias, M. (2018) «An invitation to the dark side of economic geography.» Environment and Planning A: Economy and Space.

Phelps N., Atienza M. & Arias M. (2015) Encore for the Enclave: The Changing Nature of the Industry Enclave with Illustrations from the Mining Industry in Chile, Economic Geography.

Arias M., Atienza M. & Cademartori (2014). Large mining enterprises and regional development in Chile: Between the enclave and the cluster, Journal of Economic Geography.

Libros

Arias-Loyola, M., “Crónicas de un Economista Desadaptado (Roto, Alienígena y Patipelao de Provincia)” (2020), RiL editores (en impresión).

Arias-Loyola, M. & Vergara-Perucich, F., “Desarrollos y subdesarrollos en los territorios de Chile” (2019), RiL editores.

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