Del “Ariostazo” al “Complot de Colliguay”: Ibañistas, Camisas Negras y peronistas complotando juntos durante la Guerra Fría

General Ariosto Herrera y familia (1939) Episodio 2 del Capítulo VI (‘Fascismo en Chile: Algunas expresiones del siglo XX’) del libro “¿Patria o Caos? El archipiélago del posfascismo y la nueva derecha en Chile”, editorial Tempestades, 2021 El MNS (Movimiento Nacional Socialista) dejó de existir tras los sucesos del 5 de septiembre, reconfigurándose por una […]

General Ariosto Herrera y familia (1939)

Episodio 2 del Capítulo VI (‘Fascismo en Chile: Algunas expresiones del siglo XX’) del libro “¿Patria o Caos? El archipiélago del posfascismo y la nueva derecha en Chile”, editorial Tempestades, 2021

El MNS (Movimiento Nacional Socialista) dejó de existir tras los sucesos del 5 de septiembre, reconfigurándose por una parte como la Vanguardia Popular Socialista (VPS), creada en 1939 y dirigida por González Von Marées, en lo que se ha interpretado como una especie de giro hacia la izquierda en un franco acercamiento al PS (Partido Socialista), sobre todo mediante Oscar Schnake, llegando a intentarse incorporar a la Vanguardia en el Frente Popular, todo esto en una época en que en otros países se ensayaban experiencias similares de “tercera posición” (entre las cuales suele citarse al APRA peruano, además del MNR boliviano y el peronismo argentino). El 3 de septiembre de 1939 se realizó una conmemoración conjunta de la Masacre del Seguro Obrero entre la VPS y el PS.

Estos acercamientos resultan profundamente significativos pues se trataba de dos corrientes rivales surgidas casi al mismo tiempo (1932 y 1933), que de distintas maneras representaban alternativas “socialistas de Estado” frente a la crisis, y que un poco antes se enfrentaban duramente en las calles con muertos y heridos en ambos bandos. Nacionalismo y socialismo ya habían complotado juntos con no muy buenos resultados en la República Socialista de 1932, y volverían a acercarse en los años 50, cuando uno de los sectores en que se había dividido el socialismo chileno, el Partido Socialista Popular, diera su apoyo a la candidatura de Ibañez, formando luego parte de su gobierno.

Aparentemente, parte del socialismo chileno convirtió el “antiestalinismo” -aportado por una importante presencia de ex trotskistas en el PS- no en una crítica revolucionaria del mismo, sino que en un nacionalismo vulgar que renegaba de cualquier “dirección” internacional como la de Moscú.

En todo caso, se ha documentado que ya hacia mayo de 1938 González había criticado el fascismo internacional por haberse transformado en una forma de imperialismo, y se le habría dado un giro temático al periódico Trabajo, desmarcándolo de su contenido antisemita usual, llegando a decir que en Chile había espacio suficiente para “el indígena, el español, el latino, el germano, el anglosajón, sin excluir al judío”[1]. Frente al fascismo imperialista y racista, el MNS pretendía ser y seguir siendo “la única fracción política práctica y decididamente anti-imperialista”.

Zimelman explica la declinación del MNS en base a la ambigua posición en que estaba con respecto al viejo orden. Mientras la derecha al principio le dio espacios porque servía para contener al comunismo, finalmente las discrepancias respecto al carácter que debería tener el nuevo Estado, y la radicalización de la violencia en su discurso terminó por asustar a los sectores medios y a los conservadores, que no podían “contemplar indiferentes que el nacionalsocialismo insista en la constitución de una nueva élite que no se legitima ni en el nacimiento ni en la riqueza, rompiendo así con las bases sociales de la dominación imperante”[2].

En 1940 González publica “El mal de Chile (Sus causas y sus remedios)”, donde aún defiende una “interpretación biológica de la historia” y postula la necesidad de una “democracia orgánica”[3].

Ariosto Herrera

Un sector no estaba de acuerdo con ese “viraje a la izquierda” de González al mando de la VPS, y tampoco con la condena pública que hizo la VPS del intento de golpe de Estado del general Ariosto Herrera el 25 de agosto de 1939. Estos disidentes conformaron a inicios de 1940 el Movimiento Nacionalista de Chile, liderado nada menos que por Ariosto Herrera y su abogado defensor, Guillermo Izquierdo Araya.

Antes que ellos, en octubre de 1938, otros elementos provenientes del antiguo MNS y que no se integraron a la VPS pues estaban descontentos desde antes con el Jefe por haberse alejado de la ortodoxia, formaron el Partido Nacional Fascista, liderado por Raúl Olivares y Osvaldo Gatica, marcadamente antisemita y de efímera existencia.

El lema del nuevo Movimiento era: “Ni con la Derecha, ni con el Centro, ni con la Izquierda: ¡Con Chile!”, con lo cual se diferenciaba de la orientación pretendidamente izquierdista de la VPS, permaneciendo en el espacio propio de la Tercera Posición.

Tanto la VPS como el MNCh tenían grupos de asalto, y así fue como Jorge González se vio una vez más en problemas con la justicia cuando el 16 de mayo de 1941 una brigada de la Vanguardia atacó la Convención Nacional del Partido Radical en un local de Huérfanos con Teatinos, matando a una persona e hiriendo gravemente a otra. Este suceso es relevante para matizar las versiones que atribuyen un abandono al menos transitorio de la orientación fascista por parte de la VPS, que no sólo siguió operando de esta forma característica sino que en poco tiempo se fusionó sin problemas con el MNCh. También es relevante por cuanto en esta ocasión Carabineros se negó a accionar en contra de la VPS, lo que según algunos era una respuesta al hecho de que varios policías habían estado presos por los hechos del Seguro Obrero, pero también podría ser una expresión de la tendencia más o menos natural de la policía a simpatizar con los grupos fascistas que cumplen funciones parapoliciales, tal como ocurre en nuestro tiempo.

El ministro del Interior, Arturo Olavarría, ordenó allanar la sede de la VPS, pero el oficial de Carabineros a cargo se excusó de cumplirla por no hallarla competente. González se defendió a tiros cuando fue apresado en su domicilio, ganándose una estadía en la Casa de Orates fundamentada en el artículo 272 del Código Sanitario.

Juan Gómez Millas

En una nueva demostración del camaleonismo del Jefe, la VPS se distanció a poco andar de su amistad con el PS y el Frente Popular, para acercarse a los partidos tradicionales de derecha (Liberal y Conservador) en busca de financiamiento, y terminar bajo los auspicios de Ibañez reunificándose con el grupo de Izquierdo en 1943, formando el nuevo partido Unión Nacionalista de Chile, cuyo principal jefe y vocero fue el destacado profesor Juan Gómez Millas, ex militante del MNS y futuro Ministro de Educación y Rector de la Universidad de Chile, en cuya memoria se ha designado tanto un Campus de esa casa de estudios en la comuna de Ñuñoa como a un tramo de una calle cercana que antes se llamada Los Aromos, entre Macul (rebautizada hace años como José Pedro Alessandri) y Pedro de Valdivia.

En 1941 González señaló, refiriéndose a su supuesto viraje a la izquierda, que “asumimos una actitud externa que superficialmente considerada, resultaba contradictoria con nuestros principios. La exigencias de la lucha nos obligaba a encubrir con un velo democrático y hasta de apariencias filomarxistas, nuestro verdaderos sentimientos y convicciones”[4]. Reconoce que los resultados fueron desastrosos para su organización, cundiendo la desmoralización y el retiro masivo de militantes.

Por su parte, Guillermo Izquierdo, en una entrevista al profesor nazi Erwin Robertson efectuada en 1983, comenta que tras la muerte de Aguirre Cerda y ante la candidatura del radical Juan Antonio Ríos, en el contexto “de esa campaña electoral nos encontramos en el mismo campo político –pro Ibáñez– con la VPS”. Además, confluían en ese campo con elementos de la derecha tradicional: “el cuerpo directivo de la campaña de Ibáñez, se reunía al llegar a San Martín (…) componían ese comité ejecutivo Jaime Larraín (representante de los elementos gremiales), Hugo Cepeda (Partido Liberal), yo, como Jefe del MNCH y además por la VPS, y un conservador”[5].

El nuevo partido fue en gran medida organizado desde las sombras por Ibañez. Según rememoraba Izquierdo en 1983: “Ibáñez nos llamó, nos recibió dos veces en casa de sus suegra (Alameda frente a la Gratitud Nacional) , para decirnos que los nacionalistas, que estaban divididos en dos fuerzas, que se fusionaran e hicieran de ambas una sola, y que él iba a recomendar a sus partidarios que también ingresaran a esta nueva fuerza nacionalista”[6].

Esta reagrupación durará poco tiempo. Izquierdo en su entrevista reconoce la pronta decadencia de la Unión Nacionalista de Chile, a la que le faltaban varias de las cualidades del nacionalismo anterior. Su pérdida progresiva de relevancia llevó a Gómez Millas a disolver la organización en 1945. Sobre este proceso de enfriamiento, Izquierdo señala: “La Unión Nacionalista fue un partido más, era un nacionalismo frío y no tuvo la acogida que se esperaba. La unión no poseía los rasgos de los anteriores movimientos; le faltaba el calor que había tenido el MNS y el MNCH, que salían a combatir en la calle con uniforme. Y cada día se enfriaba más”[7].

La derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial fue otro factor importante de desmoralización y decadencia de las posiciones fascistas/nacionalistas en Chile.

Tras la debacle de la Unión Nacionalista y aún en el año 1945 Izquierdo se sumará al grupo secreto Renovación, que luego se transformará en el Club Los Cóndores[8]. Otros nacionalistas ingresaron al Partido Agrario, y el nieto del héroe nacional Arturo Prat, Jorge Prat Echaurren, junto a socialistas y al ex ministro del Interior Arturo Olavarría (radical expulsado a quien ya vimos en este capítulo persiguiendo a Jorge González y la VPS tan sólo cuatro años antes) formó la Acción Chilena Anticomunista (ACHA). Dos detalles importantes a señalar: Prat (nieto) es mencionado como uno de los referentes directos de Patria y Libertad a inicios de los 70, en tanto articulador del “nacionalismo histórico”[9], y “ACHA” fue una de las “chapas” adoptadas por la Central Nacional de Informaciones (CNI) en los 80 para reivindicar la autoría de crímenes contra militantes de izquierda.

Corresponde ahora detallar quién era el general Ariosto Herrera, y la intentona golpista que protagonizó en agosto de 1939 en contra del gobierno de Aguirre Cerda, conocida como “el Ariostazo”.

Herrera había sido agregado militar en Italia, declarando públicamente su admiración por Mussolini. Fue designado fiscal militar para investigar una conspiración militar conocida como “el complot del póker” dada a conocer en julio de 1939 y en la que aparecían involucrados miembros de un Frente Nacional chileno. Su simpatía por los conspiradores lo llevó a sobreseerlos a pesar de las opiniones de sus asesores jurídicos, por lo cual el 23 de agosto fue llamado a retiro.

Benito Mussolini y Adolf Hitler

El mismo día antes declaró en entrevista a la revista Ercilla: “Yo amo a los regímenes dictatoriales (…) Mi madura convicción de soldado está de acuerdo con las ideas totalitarias. He viajado por Europa. Allí aprendí a admirar la obra de Hitler y del Duce”[10]. Agregó que él no conspiraba, pues era un soldado, y que iba a acatar la resolución gubernamental, pero sin presentar su expediente de retiro.

El día 25 de agosto se presentó con uniforme en el regimiento Tacna, desde donde mandó a buscar a Ibañez, que llegó acompañado de algunos civiles pertenecientes a la Alianza Popular Libertadora. La oficialidad ahí presente apoyaba en principio manifestarse en contra del llamado a retiro de Herrera, pero cambió de opinión al advertir que se trataba de un intento de golpe de Estado. Los conspiradores fueron detenidos, se declaró Estado de Sitio desde Arica a Puerto Montt durante 20 días, y se destituyó a 50 oficiales y dos alféreces.

En la investigación llevada a cabo por la justicia militar, Herrera reconoció que su intención era establecer “un régimen totalitario a base de corporaciones, parecido al que existió en Italia, pero con modalidades que correspondieran a nuestra nacionalidad”[11].

Finalmente, la misma Ley de Amnistía dictada en 1941 para los represores del movimiento del 5 de septiembre de 1938 alcanzó a todos los involucrados en el movimiento del 25 de agosto de 1939, incluidos Ibañez y Herrera.

Las andanzas de los grupos fascistas y/o nacistas no terminaron ahí. Ya señalamos el incidente ocurrido en 1941 que llevó por un tiempo a González Von Marées a la Casa de Orates, de la cual salió gracias a un recurso de amparo acogido por la Corte Suprema, que hizo valer su fuero parlamentario.

En agosto del mismo año se inició un proceso por infracciones a la Ley de Seguridad del Estado atribuidas a alemanes que pertenecían a la Sección Chilena del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y que operaban principalmente en Puerto Varas. El proceso fue conducido por el ministro Humberto Mewes, de la Corte de Apelaciones de Valdivia, practicándose varias detenciones. Tras una seguidilla de recursos presentados por la defensa de los miembros de este “Landesgruppe”, asumida por Osvaldo Koch Kreft (yerno y ex ministro de Justicia de Ibañez), el caso fue cerrado por la Corte Suprema, que a pesar de los señalamientos de que este partido constituía un organismo funcional que obedecía a las órdenes de un Estado extranjero, estimó que los delitos no estaban acreditados, por lo que acogió los recursos de amparo[12].

Gabriel González Videla

Cerramos las referencias a este período refiriéndonos al “Complot de Colliguay”, un escandaloso intento de golpe de Estado por parte del nacionalismo ibañista, que acudía a la simulación del secuestro de dos dirigentes sindicales, como intento de justificar y producir la agitación necesaria para la caída del gobierno de González Videla.

La burda maquinación tuvo lugar luego de la realización de la Marcha del Hambre el 22 de agosto del año 1951, donde se dieron encendidos discursos, destacando el de Edgardo Maass, socialista popular, presidente de la Federación de Empleados de Bancos, que en su alocución dijo que “cuando el pueblo repudia a un Gobierno éste debe irse, pues de lo contrario la ciudadanía lo obligará a abandonar el poder”.

Esa misma noche Maass fue “secuestrado”, junto con otro orador, Domiciano Soto, comunista y secretario general de la Confederación de Trabajadores de Chile. Ambos fueron llevados en un automóvil (que pertenecía a Guillermo Izquierdo Araya) hasta la mina abandonada de Alto Totoral, en la localidad de Colliguay.

Su desaparición fue denunciada al día siguiente, causando gran conmoción pública y acusaciones en contra del Gobierno y sus Servicios de Investigaciones. En una Marcha del Pueblo a favor de Ibañez se exhibió un retrato de Maass con la leyenda “Lo queremos vivo”. González Videla negaba toda responsabilidad en los hechos, y se ofrecieron recompensas a quienes suministraran información.

El 26 de agosto fueron encontrados por un cazador que solía ir a ese sector, quien se extrañó de ver a dos sujetos bien vestidos jugando rayuela en la entrada de una recóndita mina abandonada. Motivado por la recompensa dio la información a Carabineros, que llegó al lugar y comprobó que ambos “secuestrados” estaban custodiados por Carlos Fellemberg, al que procedieron a detener.

La Corte de Apelaciones de Santiago designó al ministro José Eyzaguirre para instruir una investigación penal, donde además de Fellemberg e Izquierdo fueron inculpados Juan Diego Dávila, Federico Giemza, Alfonso Moreno, Enique Paut y Octavio O’Kingston, además de Soto y Maass.

El ministro Eyzaguirre estimó que se configuraba un “atentado contra el orden público” en los términos de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia (N° 8.987, de 1948, que modificaba parcialmente la ya referida Ley de Seguridad del Estado de 1937). Quedaba acreditado, según el tribunal, que el objetivo de la desaparición de los dirigentes era producir conmoción pública y que se declarara un paro general indefinido.

Se dejó constancia de que Fellemberg “actuó sinceramente convencido que el acto que realiza favorece a la Patria”. En cuanto a los secuestrados, se estableció que mientras Maass estaba al tanto del plan, Soto lo ignoraba, y en un inicio pensó que estaba en poder de Investigaciones. De todos modos se le consideró responsable de haber terminado participando, aunque fuera por temor, no llegando a configurar “miedo insuperable” pero sí una circunstancia atenuante.

A Giemza se le encontró en su departamento interesante documentación, incluyendo un croquis detallado de La Moneda con varias marcas y nombres de regimientos, y un plan de gobierno en que se incluían nombres de quienes ocuparían diversos cargos, destacando el de Ariosto Herrera a cargo de un Tribunal “destinado a juzgar a actuales oficiales y generales de las Fuerzas Armadas y altos funcionarios públicos y a políticos de diversos partidos”[13].

Carlos Scorza

Si bien nunca fue posible aclarar quiénes estaban en concreto detrás de esta grave conspiración, el abogado a cargo del caso por parte del Consejo de Defensa del Estado, Eduardo Novoa Monreal[14], concluyó que se trataba de una oscura trama que involucraba a ibañistas, a fascistas chilenos como Guillermo Izquierdo Araya (que militaba en el agrario-laborismo y a la vez era el “guía espiritual de una organización secreta llamada ‘Los Cóndores’ que era de índole nazi”, con antiguos militantes del MNCh)[15], quien estaba en estrecho contacto con el fascista italiano Carlos Scorza (fundador de los Camisas Negras), por entonces escondido en Buenos Aires gracias a sus contactos con el peronismo. Si bien “por razones personales no se involucró en los hechos más allá de facilitar su automóvil (…) el sentenciador lo consideró autor de los hechos investigados por haberse concertado para facilitar los medios para la ejecución del hecho”[16].

Izquierdo fue condenado a cinco años de cárcel, que le fueron luego rebajadas a tres años y un día de relegación en Iquique, con inhabilitación absoluta perpetua para ejercer derechos políticos. Giemza fue condenado a siete años de presidio, rebajados luego a cinco años y un día. Fellemberg y Maass fueron condenados a cinco años de presidio, y Soto a tres años y un día de relegación en la ciudad de Copiapó.

El Complot de Colliguay se cerró con un indulto dictado por González Videla en septiembre de 1952, por el cual dejó sin efecto las condenas impuestas a un conjunto de personas involucradas en dicha conspiración.

González Videla indultó a todos estos personajes poco antes de terminar su mandato, justificando que “el Presidente de la República, próximo a hacer entrega del Mando Supremo de la Nación a su sucesor, elegido en un acto en el que la República ha emergido con sus Instituciones fortalecidas por la ejemplar cultura cívica del pueblo, creyó conveniente dispensar, de acuerdo con el Parlamento, el honroso perdón, en la seguridad de que los actos, delitos u omisiones imputados no volverán a repetirse, ya que el pueblo supo señalar que el verdadero camino para reemplazar a las autoridades constitucionales por otras, se puede efectuar por la vía democrática, sin recurrir a la subversión, conspiración, sedición, alzamiento ni a la violencia en general”[17].

Lira y Loveman concluyen que “este decreto de indultos particulares es casi emblemático de la política chilena de la época. No obstante la Guerra Fría y la represión del comunismo criollo, González Videla, en época electoral, había incluido en un mismo decreto de indulto a nazis, ‘nacionalistas’, sindicalistas, comunistas y otros por delitos políticos diversos. Las elecciones de 1952 llevarían a la Presidencia a un conspirador perenne, Carlos Ibañez del Campo”[18].

Gracias a este indulto, el fascista Izquierdo -incorporado desde 1948 al ibañista Partido Agrario Laborista, del cual fue presidente entre 1954 y 1957- pudo ser elegido senador por Antofagasta y Tarapacá en 1953. Y si en 1938 el candidato del Frente Popular salió elegido gracias a los votos nacistas, en los años 50 gran parte del socialismo chileno apoyó la candidatura y posterior gobierno de Ibañez, el ex dictador, fundador de Carabineros de Chile, promovido en su momento por los suyos como “el Mussolini del Nuevo Mundo”.

Son las vueltas de la historia, alternando entre el socialismo nacional y el nacional socialismo.

Una adecuada teoría sobre lo que fue, sigue siendo y podría llegar a ser el fascismo no debería olvidar que, tal como destaca Gilles Dauvé, “fueron los socialistas y no los nazis quienes aplastaron las Insurrecciones proletarias” de hace cien años”[19].

Como dicen que dijo una vez Mark Twain, “la historia no se repite, pero rima”.

Por Julio Cortés Morales

Abogado


[1] Ver “La patria sin judíos: antisemitismo nacionalista en Chile, 1932-1940: los casos del Movimiento Nacional Socialista y del Partido Nacional Fascista”, Gustavo Guzmán Castro, Tesis para optar al grado de Magíster en Historia mención Historia Europea, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, 2012, pág. 87 y ss.

[2] Zimelman, op. cit., pág. 86.

[3] Ver el ejemplar disponible en Memoria Chilena, Talleres Gráficos “Portales”, 1940.

[4] Citado por Juan Bragassi Hurtado en “La historia de la Vanguardia Popular Socialista”, disponible en: http://www.centroestudios.cl/articulos/historia-vps.htm

[5] Ibíd.

[6] Ibíd.

[7] Referido en http://centenariochile.blogspot.com/2008/07/la-sociedad-folclorica-de-chile.html

[8] Según el blog centenariochile el grupo “era liderado por Eduardo Cruz Coke Lassabe y Jaime Larraín García Moreno – uno falangista de tendencia derechista y el otro gremialista, próximo al Partido Agrario”.

[9] Ver: Manuel Fuentes Wendling, “Memorias secretas de Patria y Libertad y algunas confesiones sobre la Guerra Fría en Chile”, Grijalbo, 1999, pág. 97.

[10] Ercilla, Número especial, 28 de agosto de 1939. Citado en Lira y Loveman, op. cit., págs. 357-358.

[11] Referido en Lira y Loveman, pág. 363.

[12] Como detalle anecdótico cabe señalar que en 1964 fue fundado el Partido Nacional Socialista Obrero de Chile, liderado por Franz Pfeiffer Richter, que publicó “Cruz Gamada” y estaba afiliado a la Unión Mundial de Nacional Socialistas. Se disolvió en 1970, pasando luego algunos de sus integrantes al Frente Nacionalista Patria y Libertad.

[13] Gaceta de los Tribunales (1952), referida por Lira/ Loveman, op. cit., pág. 563-564.

[14] El destacado jurista incluyó en su libro de grandes procesos “El complot de Colliguay o los inconvenientes de jugar a la rayuela” (Grandes procesos. Mis alegatos, Santiago, Ediciones Bat, 1988, págs. 18-58).

[15] Lira y Loveman, 2014, pág. 564.

[16] Ibíd.

[17] Decreto Supremo 4969 del 17 del Decreto Supremo 4969 del 17 de setiembre de 1952 Concede indulto particular a personas que indica.

[18] Op. Cit., pág. 567-568.

[19] Gilles Dauvé “Fascismo/Antifascismo” (1979), Santiago, Pensamiento y Batalla, 2019, pág. 25.

Episodio 1: “La Torre de sangre”: El Movimiento Nacional-Socialista y la Masacre del Seguro Obrero en 1938

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