Minería en Chile: Implicaciones Económicas y Políticas en el Escenario Nacional

Introducción En la actualidad el concepto de “Desarrollo Sostenible”, “Estabilidad Económica” y “Modernidad” se han hecho cada vez más patentes no sólo en los espacios educativos sino que también en los discursos público-privados que circulan en nuestra sociedad

Por Emiliano Salazar

21/09/2021

Publicado en

Academia Ciudadana

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Introducción

En la actualidad el concepto de “Desarrollo Sostenible”, “Estabilidad Económica” y “Modernidad” se han hecho cada vez más patentes no sólo en los espacios educativos sino que también en los discursos público-privados que circulan en nuestra sociedad. Ejemplos de ello estriban en las movilizaciones sociales del año 2019, y las de los candidatos presidenciales respecto a sus distintas visiones de cómo llevar el modelo productivo nacional.

Es en este contexto sumado al reciente informe del The Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) del año 2021, donde se mencionan serias consecuencias en la calidad de vida de las personas a causa del cambio climático, en que la estructura político administrativa de Chile se encuentra inserta. De esta forma, se hace necesario estudiar cuáles son los principales agentes económicos que participan en constituir la matriz productiva a fin de entender de mejor manera los futuros horizontes de crecimiento.

Teniendo lo anteriormente en cuenta, y que la industria minera tiene una gran impacto en la economía nacional, tanto en impuestos como en la cadena de generación de valor en otros servicios y rubros asociados a la producción. Este documento analizará cómo la Minería ha afectado en el ámbito económico la catalogación del mercado nacional y el escenario de políticas públicas de crecimiento, teniendo un énfasis final con las consecuencias del cambio climático.

Minería en la Economía Nacional

Chile principalmente posee un modelo basado en servicios financieros y en la exportación de materia primas, éstas se componen tanto de recursos agrícolas, forestales, acuícolas, mineros, entre otros. Sin embargo, la minería se ha caracterizado por tener un gran porcentaje de incidencia en el Producto Interno Bruto (PIB). En un ámbito concreto, según la información expuesta por Consejo Minero y basados en los datos del Banco Central de Chile, el aporte de este rubro productivo entre 2011 y 2021 ha tenido en promedio un 11,3% (Consejo Minero, 2021).

Otra particularidad de la minería en Chile estriba en que ésta usualmente se centra en la exportación de un mineral en particular; esto no sólo se observa en las exportaciones de 2020, donde un 90,7% es sólo aportado por el cobre (Consejo Minero, 2021) sino que también en los ciclos mono productivos que han permeado nuestra tradición económica. Con esto se alude, principalmente, a los ciclo de la plata en el siglo 19, del salitre a principios del siglo 20, al de cobre desde mediados del siglo 20 hasta hoy, y en algún futuro al del litio tan expectante por las nuevas tecnologías.

Ilustración 1: Inversión total de la cartera de inversiones por país de origen (MMU$$ y %). Se presenta la distribución de la inversión en Minería según capitales nacionales y extranjeros. Fuente: Cochilco, (2019).

Respecto al crecimiento de este rubro es menester señalar dos etapas en que la minería tuvo comportamientos altamente diferenciados, una dado entre 1976-1989, con baja inversión extrajera y otro de 1990-2005, con una alta inversión (Guajardo, 2007). Consolidando hasta la actualidad, una gran inserción de capitales extranjeros en el desarrollo de este rubro productivo, que vale decir sólo en 2020 según la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) alcanzó un 49% (Ilustración 1). Sumado a esto que las mayores inversiones y crecimientos se han dado en el sector privado, que agrupa el 68,4% de la inversión nacional (Cochilco, 2019), se tiene que la minería ha tenido un rol importante en el escenario de políticas públicas para el desarrollo país.

Consecuencias en el Escenario Político

Las discusiones sobre la relación del Estado con el sector minero se han dado durante todo el desarrollo y evolución del sistema político chileno, es más, en algunos casos afectando hasta la estabilidad jurídica-institucional del país. Siendo uno de los ejes más comunes de los temas tratados, las visiones de renta del aparato estatal en los excedentes del sector público como Codelco y los impuestos a los privados (Guajardo, 2007). Situación que tiene ventaja, pues los recursos mineros no son renovables y se consideran como estratégicos para el desarrollo de un sin número de productos, pero que han desplazado de la palestra a visiones de que la minería se ocupe como un escenario de eventual industrialización en sectores específicos.

Esto cobra especial sentido con las actuales discusiones sobre los nuevos modelos de desarrollo en las campañas presidenciales y la catalogación de un nuevo impuesto en 2021, ya que con esto en caso de existir un alza sostenida en los valores del cobre como un nuevo “súper ciclo” se podría volver a que el cuantioso aporte al fisco como el de 2006-2007 (Ilustración 1), nos deje nuevamente obnubilados con un camino al desarrollo dependiente únicamente de los impuestos y no de una alternativa para favorecer el establecimiento de industria específica con políticas públicas que dé soporte a manufacturas con mayor complejidad pero también que dé mayor margen operacional desde la base extractiva. Vale mencionar, este último punto refiere a generar encadenamientos productivos desde la base de la cadena de valor con industria tecnológica local, es decir, por ejemplo sistemas de control remoto sobre la producción con los camiones u otros tipos de máquinas (Hidalgo, 2020).

En materias específicas, para tener más contexto de la estructura tributaria en la minería se tiene que los dos cambios fundamentales a los impuestos, tributo o royalty a la minería en Chile como actividad específica refieren al del año 2005, donde se aplicó el Impuesto Específico a la Minería (IEM) a las ganancias generadas por las firmas que produzcan más de 12.000 toneladas, y la modificación de legislación con la Ley 20.469 en 2010 en que se aplica una tasa diferenciada a las que tengan más de 50.000 toneladas (Cases et al., 2021). Este marco de recepción de impuestos a pesar de estar sujeto a una baja en el aporte fiscal como se observa en el datos expuestos por el Centro de Estudios Públicos (CEP), se tiene que el principal ingreso del fisco de la actividad minera después de 2015 está asociada mayormente al cobro de impuestos de entidades privadas; porción de color azul y naranja, claramente mayoritaria respecto al tamaño total de la barra desde 2016. Donde. además, se presenta una disminución considerable entre 2007 y 2019 del aporte generado por la minería estatal al fisco.

Ilustración 2, Relación entre precio del cobre (USD por libra) y aporte a los ingresos fiscales provenientes del cobre (porcentaje respecto del total de ingresos fiscales). Se muestra el aporte de la minería al Fisco, en particular, el color azul refiere a la contribución privada según impuestos, en naranja a la porción de impuesto específico a privadas, y finalmente en gris a la contribución de la minera estatal. Adicionalmente, la curva en amarillo presenta el precio promedio anual del cobre. Fuente: CEP (2021).

En consecuencia, esta influencia de la minería en su aporte al PIB y al fisco, a pesar de su caída, ha devenido a que en el sector público se entienda únicamente a este nicho productivo como un camino al “Desarrollo” mediante la renta en el pago de impuestos y una renta parcial de la extracción a nivel estatal (Guajardo, 2007). Esto probablemente a causa de eventuales miedos de que las inversiones extranjeras se vayan ante la implementación de políticas públicas que permitan el desarrollo de industria más tecnológica, de tradiciones heredadas de las políticas monetarias implementadas en la dictadura cívico-militar y los gobiernos posteriores, la baja en el aporte fiscal y PIB, y también de la nacionalización en 1971 que terminó en un golpe de Estado en 1973.

Son los factores anteriormente expuestos los que permiten avizorar que la minería ha sido un factor fundamental para el desarrollo país debido al movimiento de capitales, pero que gracias a esa misma especialización en el mercado nacional y su influencia en el escenario político, la que no ha permitido establecer una relación público-privada que logre dar un aprovechamiento máximo al mismo rubro (Guajardo, 2007). Entendiéndose este aprovechamiento tanto en el ámbito extractivo como la implementación de otras actividades con altos índices de manufacturas que logren asentarse en el mercado internacional y permitan inversiones en ciencia y tecnología a nivel local.

Situación que hasta el momento principalmente se encuentra asociada a servicios asociados a la explotación con actividades de bajo grado de especialización y valor adquirido, que además presentan como cualidad un alto grado de centralización a la hora de denotar su administración desde la capital (Cochilco, 2013). Impidiendo así flujos de valor y nichos de administración de inversión en lugares distintos al de la capital, favoreciendo así a un desarrollo humano debido a la maximización de oportunidades a nivel regional, y evitando problemas en el crecimiento (Atienza y Aroca, 2012). Paralelamente, este problema que es mucho más general que la minería pero se manifiesta en ella, afecta tanto en el ámbito de eficiencia económica y en la sostenibilidad de proyectos de descentralización sobre la administración territorial, como por ejemplo el trabajo de nuevos gobernadores (Aroca y Fierro, 2020).

Prospecciones y Cambio Climático

En base a lo anterior, es necesario parar y mirar qué nos depara el futuro, por lo que se hace sumamente importante tratar la crisis climática inminente y anunciada por el informe del IPCC 2021. En que dentro de los puntos tratados, toman relevancia recursos como el agua ante actuales sequías, y el uso de  energías con bajas emisiones (Plumer y Fountain, 2021). Contexto que para nada se aleja del rubro minero, pues según la misma Comisión Chilena del Cobre entre 2020 y 2031 se espera que acapare entre el 34%-37% de la matriz energética nacional (Cochilco, 2020b) relevando el problema sobre qué tipo de energía ocupar. Así este gran consumo de energía ha inducido como factor de presión al aparato estatal a una conversión de energías limpias que abaraten costos y maximicen la reutilización de recursos escasos como el agua en los ciclos productivos del norte.

Paralelamente, otra consecuencia del cambio climático en nuestro modelo productivo se centra en las probables alzas de demanda de metales para la generación de tecnologías altamente especializadas que combatan las emisiones de CO2, en formato de receptores para plantas eólicas, fotovoltaicas, entre otras (Sovacool et al., 2020), y medios de transporte que no ocupen combustión, entre ellos el litio altamente solicitado por empresas enfocadas en la electromovilidad (Boddenberg, 2018). Así, se espera que las luchas por mitigar los efectos de la humanidad en el cambio climático desde los dos hemisferios, no sea a costa de depredar sin control ecosistemas de los países exportadores de mineral mediante la minería como una actividad económica para salvar el cambio climático.

Síntesis

Se tiene, en consecuencia, que la industria minera es fundamental para nuestro actual modelo productivo (Cochilco, 2020a) pero se debe tener cuidado con políticas suficientes que resguarden los procesos de estabilidad de capital en las zonas, mediante el incentivo de actividades con mayor valor agregado como foco de industrialización en sectores específicos, pero también que resguarden ecosistemas ante eventuales alzas de demanda externa por el cambio climático. Notar que con esto no se busca que no se supla esa demanda, puesto que es necesaria para hacer la conversión energética a nivel mundial, sino que se acompañe la extracción con medidas fuertes que no permitan un aumento en la crisis de biodiversidad de los ecosistemas cercanos a los lugares de explotación o en los poblados urbanos ante la prioridad de energía y agua para los procesos de extracción en vez del consumo de las poblaciones.

Referencias Bibliográficas

  1. Aroca, P., Fierro, P. (2020, 5 de septiembre). Concentración y centralismo: una mirada territorial a nuestra crisis. Ciper. https://www.ciperchile.cl/2020/09/05/concentracion-y-centralismo-una-mirada-territorial-a-nuestra-crisis/
  • Cases, R., Dardati, E., Leitch, D. (2021). Royalties mineros: ¿Qué dice la evidencia comparada? Puntos de Referencia (Edición N°259). Centro de Estudios Públicos.

https://www.cepchile.cl/cep/puntos-de-referencia/puntos-de-referencia-2010-2021/puntos-de-referencia-2020/royalties-mineros-que-dice-la-evidencia-comparada

  1. Guajardo, J. (2007). La agenda minera en Chile: revisión y perspectivas. División de Recursos Naturales e Infraestructura, Comisión Económica para América Latina y el Caribe. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/6318/S0700077_es.pdf
  1. Hidalgo, A. (2020, 1 de Septiembre). Mitos y verdades de la complejidad económica. Ciper. https://www.ciperchile.cl/2020/09/01/mitos-y-verdades-de-la-complejidad-economica/
  1. Plumer, B., Fountain, H. (2021, 9 de Agosto). Que el futuro será caluroso, es una certeza. Cuánto, depende de nosotros. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2021/08/09/espanol/ipcc-reporte-cambio-climatico.html
  1. Sovacool, B., Ali, S., Bazilian, M., Radley, B., Nemery, B., Okatz, J., Mulvaney, D. (2020, 3 January). Sustainable minerals and metals for a low-carbon future. Science, 367 (6473), 30-33.

Por Emiliano Salazar Lizana

Estudiante de segundo año de plan común de Ingeniería en la Facultad de Ciencias y Matemáticas de la Universidad de Chile.

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