A 53 años: Recuerdan la ratificación del Congreso a Salvador Allende como presidente de Chile y su posterior investidura

Luego que Allende ganara las elecciones el 4 de septiembre de 1970, fue ratificado por el Congreso de la República el 24 de octubre de 1970 y posteriormente, el 3 de noviembre, es investido presidente de Chile

Salvador Allende y la presidencia de Chile: A 53 años

Salvador Allende ganó las elecciones el 4 de septiembre de 1970, obteniendo un 36% de los votos, por lo que tuvo que ser ratificado por el Congreso Pleno, que debió elegir entre las dos más altas mayorías: Salvador Allende Gossens y Jorge Alessandri. Asimismo, se señala que, de acuerdo a la tradición del Congreso de la República a la fecha, este debía ratificarlo, respetando la primera mayoría de la decisión popular.

“Logró el triunfo definitivo gracias a la intervención de la Democracia Cristiana, que tenía la mayoría en el Parlamento. Este partido acordó apoyarlo siempre y cuando el electo presidente y los partidos representantes de su candidatura aceptaran la firma de un Estatuto de Garantías Democráticas, incorporado a la Constitución Política mediante una reforma. Una vez aceptada esta condición, el 24 de octubre de 1970, el Congreso Pleno lo proclamó presidente de Chile, con 153 sufragios, contra 35 de Alessandri y 7 en blanco”, recuerda así la Biblioteca del Congreso Nacional.

Con la investidura de Salvador Allende Gossens como Presidente de Chile el 3 de noviembre de 1970, “se inició en el país el más ambicioso proceso de cambios sociales, económicos y políticos del que haya sido testigo Chile durante su historia”, destaca Memoria Chilena.

Primer discurso político del Presidente Dr. Salvador Allende: pronunciado el día 5 de noviembre de 1970, en el Estadio Nacional

A 53 años, estos hitos históricos son recordados por el mundo socialista.

A continuación, extracto de la publicación de Memoria Chilena.

Como abanderado de la Unidad Popular, Allende no sólo se convirtió en el primer mandatario socialista en el mundo en ser elegido democráticamente, sino también el primero en intentar en transitar al socialismo mediante la vía pacífica, también llamada vía chilena al socialismo.

Su programa básico de gobierno contemplaba la construcción de un Estado Popular y una economía planificada, en gran parte estatizada. Aunque la ley de nacionalización del cobre fue aprobada sin oposición en el Congreso, no ocurrió lo mismo con el intento de estatizar las grandes empresas. Al no contar con mayoría parlamentaria, el gobierno decidió echar mano de un olvidado, aunque vigente decreto, dictado durante la República Socialista de 1932. Éste le permitió al gobierno de la Unidad Popular expropiar cualquier industria que fuese considerada estratégica para la economía. Además de la expropiación (que generalmente era precedida por la toma de la industria por parte de sus trabajadores), el gobierno utilizó otros mecanismos como la compra de acciones, lo que le permitió controlar casi el 80 por ciento de las industrias y un número importante de bancos.

En el sector agrario se profundizó el proceso de reforma agraria iniciado por el gobierno de Jorge Alessandri y acelerado por el de Eduardo Frei Montalva, logrando la expropiación de más de 4.400 predios, sin contar con las más de 2.000 tomas efectuadas por los trabajadores agrícolas.

En el área de la salud se mejoró el equipamiento de los hospitales y se estableció un programa de distribución de medio litro de leche diaria a cada niño. En educación se impulsó la enseñanza preescolar, básica e industrial, además de ampliarse el acceso a la universidad. El proyecto más emblemático en esta materia fue el denominado Escuela Nacional Unificada (ENU). Por otro lado, nunca se definió con claridad una política cultural, lo que se debatió ampliamente en La Quinta Rueda. Sin embargo, existieron muchas actividades que contaron con participación gubernamental, como la creación de la editorial Quimantú y las nuevas propuestas musicales, como la Nueva Canción Chilena.

El gasto social provocó un creciente déficit en los recursos fiscales que el gobierno intentó solucionar mediante la emisión monetaria fiscal. Esto generó un proceso inflacionario que se vio agravado por severos problemas de abastecimiento, acaparamiento y sabotaje empresarial. Junto a esto, el gobierno debió enfrentar la virulenta oposición del Partido Nacional, al que luego se unió la Democracia Cristiana que en sus inicios había apoyado la elección de Allende y su programa de gobierno. También se sumó el rechazo de gremios como el de médicos, comerciantes minoristas, camioneros y mineros de El Teniente. En el frente interno, el gobierno se vio entrampado por la división entre los sectores que querían acelerar y profundizar el proceso revolucionario (Movimiento de Izquierda Revolucionario, MIR; Movimiento de Acción Popular Unitario, MAPU; y un sector del Partido Socialista, PS) y los que pretendían consolidar el proceso (Partido Comunista, PCPartido Radical, PR; Movimiento de Acción Popular Unitario-Obrero Campesino, MAPU-OC; y un sector del Partido Socialista encabezado por el propio Allende).

El inesperado resultado electoral obtenido por la Unidad Popular en las parlamentarias de marzo de 1973, no hizo más que consolidar la opción golpista en algunos sectores de la oposición. Aunque esta opción se vio frustrada el 29 de junio de 1973, en el fallido intento de golpe de estado conocido como el tanquetazo, fue claro para Salvador Allende que solo un contundente apoyo popular daría viabilidad a su gobierno. Su idea de convocar a un plebiscito, sin embargo, nunca llegó a efectuarse, pues el 11 de septiembre de ese año fue derrocado a través de un golpe de Estado por las fuerzas armadas encabezadas por el general en jefe del Ejército Augusto Pinochet, hecho que marcó el fin de la Unidad Popular.

Ver también: El gobierno de Salvador Allende / Libro de Luis Corvalán (BCN)

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