Entrevista por Cata Segura

Bruno Jara: «Lo bonito para mí, surge desde la resistencia en un entorno violento»

El autor de Aguas de Marzo (Neon Ediciones, 2023), explora las complejidades de la existencia y la riqueza de la vida cotidiana. En esta entrevista hablamos casi en línea temporal desde su inicio como escritor hasta la creación de su primer libro, repasando sus experiencias, revelando cómo la literatura se entrelaza con su vida y conociendo su mirada sobre la escritura, el dolor y las recetas de comidas en Youtube.  

Por Ciudadano

11/12/2023

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¿Por qué escribes?

Tengo el recuerdo de haber escrito desde muy niño. Hace poco estaba viendo registros de mi yo infantil y hacía muchas cosas, bailaba, hacía manualidades, pintaba y dentro de ese marco de cosas, escribía. Siempre me llamó mucho la atención escribir.

En mi familia existía el mito de mi abuelo, él escribía libros de educación, pero siempre se hablaba de él como una figura poderosa. Entonces estaba este fantasma que se extrapoló hacia mí y de alguna forma por eso empecé a escribir. Y ahora, escribo porque tiene que ver con que en un momento de la vida dejé de hacerlo, porque me frustró el hecho de no publicar y todas esas cosas de la industria, que no tienen mucho sentido, pero que me desmotivaron. Ahora volví a escribir porque lo reencontré y ya no lo quiero perder, me quiero quedar acá un buen rato porque es volver a encontrarse con un sueño.

Y no lo quiero dejar.

De momento.

Durante casi diez años no escribí nada. Por eso casi no tengo obra, o sea, tengo este libro (Aguas de Marzo) y ahora estoy terminando otro, uno que quise escribir rápido para probarme a mí mismo que todavía podía hacerlo. 

¿Qué fue lo primero que escribiste?

No recuerdo lo primero, pero siempre escribí cuentos que tenían que ver con la vida del pueblo. Recuerdo las historias de los artesanos o de las amigas de mi mamá que llegaban a contarle cosas. 

Yo también me creaba historias para entretenerme.

En realidad, lo primero que escribí en la vida fue mi diario. Tuve contacto muy temprano con agendas y diarios de vida. Las tenía desde quinto básico. Siento que era una actividad “grupal”, porque todos mis amigos tenían una. Bueno, amigos que después fueron gays.

¿y desde cuándo lees? 

Empecé a leer más cuando me vine a vivir a Santiago, más grande. Me acuerdo que en el colegio nos daban lecturas mensuales como Papelucho y esos libros, pero Donoso y Cortázar me atraparon mucho. Me encantaba como escribía Donoso, me atraía su oscuridad y eso medio homoerótico que aparecía en su literatura de repente. 

¿Es importante para la vida la literatura?

Sí, o sea, indudablemente, como valor patrimonial, como una forma de expresión y de sentido, pero tampoco es relevante en términos de utilidad. Lo es para mi vida ahora, pero no podría decir lo mismo a un nivel de humanidad. 

¿Hay una relación entre el dolor, la escritura y el crecimiento personal?

Depende del enfoque. Para mí, la literatura es una forma de hacer carne ciertos sucesos dolorosos en mi vida. Con el tiempo me he dado cuenta de que mis cuentos se han complejizado. No tanto en cómo se leen, sino en la cantidad de factores que están involucrados. Y es porque, bueno, he crecido y entiendo que el dolor tiene distintas facetas, que es multifactorial.

«Me gusta abordar las historias

desde una perspectiva no tan cínica

respecto a lo que es bueno y malo».

Entonces, sí, hay un efecto mágico de sanación al momento de trabajar el dolor a través de la literatura. No sé si es una liberación, pero sí se acerca a entenderlo de otra forma. Quizás, a perdonarse también por sentir y haber vivido ciertas cosas. Se genera un reencuentro con el pasado de forma más armónica. Y creo que sí, escribir me ha ayudado, también porque he hecho terapia psicológica y aprendí que enfrentar esas emociones, verlas y trabajarlas, mirarlas de frente con toda su oscuridad y su belleza, es fundamental.

¿Qué es para ti una historia bonita?

Para mí, una historia bonita es aquella que tiene profundidad afectiva y que simultáneamente trabaja la estética del cuerpo del texto y la textura de la prosa. Me interesa un trabajo que sea bello en los elementos básicos de la historia, como una buena trama y un buen ritmo. La belleza reside en mirar con profundidad ciertos fenómenos sociales o de la humanidad, introduciendo sus oscuridades. Me gusta abordar las historias desde una perspectiva no tan cínica respecto a lo que es bueno y malo.

Lo bonito para mí, surge desde la resistencia en un entorno violento, no solo a nivel de palabras, sino también estético. En ello puede haber un sentido de esperanza. En resumen, me encanta resaltar la belleza, y esto se refleja mucho en todos mis cuentos. La historia bonita es sobre todo aquella que profundiza en el proceso de los personajes y cómo es posible transmitirlo de modo honesto, sincera, permitiendo reconocer distintos afectos y formas de lidiar con el trauma. En mi caso, el trauma es un componente que se expresa de modo muy visual e inmersivo. Busco un texto sincero que se abra y permita al lector sumergirse en él.

¿Cuáles son las condiciones ideales para poder escribir? 

Creo que las condiciones ideales para escribir son estar en paz, lo que es súper difícil, y tener tiempo, porque a veces uno pasa más tiempo pensando en la historia que escribiéndola. La historia, en realidad, se va formando en la cabeza a partir de muchos estímulos. Luego, el proceso de escritura tiene su propia dinámica. Por lo general, yo puedo escribir un cuento en un mes, aunque eso depende de lo mucho que haya pensado antes, porque no me atrevo a escribirlo hasta que ya he pensado en el principio, el final y la estética que quiero utilizar. Todo esto depende de la emoción que tenga el cuento en particular. Por ejemplo, si es un cuento sobre una llamada telefónica y un posible reencuentro con un padre ausente, como fue el caso de un cuento que escribí, tengo que pensar en cómo transmitir esa ansiedad antes de sentarme a escribirlo. Entonces, según yo, las condiciones ideales para escribir son tener tiempo, estar en paz y haber pensado en la estructura emocional y estética de la historia.

¿Cuál es el mensaje que hay en Aguas de Marzo? 

El libro aborda la complejidad e imposibilidad de conectar con la otredad, explorando conflictos tanto en las clases sociales como a nivel afectivo entre padres e hijos. Es un intento de abordar estas temáticas desde distintas perspectivas, jugando también con propuestas estéticas que buscan hacer una diferencia, con mayor o menor éxito. En resumen, el libro se atreve a explorar estas complejidades tanto a nivel temático como estético.

«El proceso de escritura tiene su propia dinámica«

¿Cómo se sitúa Aguas de Marzo en el campo de la identidad y la disidencia?

Aguas de Marzo no había sido pensado en términos de identidad y disidencia, pero ahora me he dado cuenta de que tiene un valor allí. Lo que pasa es que tengo una lectura limitada de la literatura escrita por o con temáticas disidentes en Chile. Sí puedo decir que participaré en un ciclo de escritoras y disidencia, coordinado por Marcela Alvear, donde se explorarán las autorías masculinas no hegemónicas. Espero generar vínculos allí y conocer mejor el panorama. Aunque no he leído mucho sobre este tema, me topé con el trabajo de Diego Riveros, quien aborda asuntos afines en uno de los cuentos de “Cachivaches”. Nunca pensé que escribiría sobre esto, pero parece natural que mi obra se inscriba en esta temática.

Aunque no he sido activista y no he reflexionado mucho sobre cómo mi sexualidad ha marcado mi vida, creo que ahora le daré más relevancia. Mi vida es gay, y eso se refleja sí o sí en mi obra.

Dime algo que me sorprenda 

Me gusta mucho comer, cocinar e investigar recetas del mundo. De hecho, casi todos los días veo una receta nueva en Youtube y sigo varios canales de cocina. Ahora bien, si es que llego o no a poner en práctica esas cosas… eso es otro cuento.

Por Cata Segura

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