Cardenal Chomalí a candidatos presidenciales: “Es fundamental promover la educación cívica en la educación”

El Cardenal Chomali se reunió con candidatos presidenciales en el Arzobispado de Santiago, destacando la importancia del respeto, el diálogo y el bien común. Entregó una Carta Abierta, valorando su vocación pública y llamando a liderar con principios. Asistieron figuras como Jara, Matthei, Tohá, Rincón, Enríquez-Ominami, Kaiser, Mulet y Winter. El Cardenal enfatizó la necesidad de educación cívica y unidad.

Cardenal Chomalí a candidatos presidenciales: “Es fundamental promover la educación cívica en la educación”

Autor: Seguel Alfredo

Cardenal Chomali insta a candidatos a promover diálogo y bien común en encuentro previo a elecciones

En el contexto del actual proceso electoral, el Arzobispo de Santiago, Cardenal Fernando Chomali, sostuvo el 26 de junio,  un encuentro con candidatas y candidatos a la Presidencia de la República, en dependencias del Arzobispado de Santiago, con el objetivo de promover una cultura cívica basada en el respeto, el diálogo y el compromiso con el bien común.

Durante la cita, el Cardenal entregó a cada participante una Carta Abierta en la que valora su vocación de servicio público y los anima a liderar con principios, visión de país y sentido de responsabilidad frente a las futuras generaciones. La misiva subraya el rol educativo del proceso electoral y plantea que las elecciones deben ser “una clase magistral de humanidad y cultura cívica”.

En la cita estuvieron presentes Marco Enríquez-Ominami, Johannes Kaiser, Jeanette Jara, Jaime Mulet, Evelyn Matthei, Ximena Rincón, Carolina Tohá y Gonzalo Winter. Además de los candidatos y precandidatos, también asistieron al encuentro presidentes y representantes de los partidos políticos que participan del proceso de elecciones.

“Lo primero que les hice ver, es que la actividad política es importante y necesaria, porque trata sobre el bien común. Los felicité por esta aventura que han emprendido, y les dije que cuentan con nosotros, en el sentido de valorar siempre la cosa pública, porque lo que está en juego es el bien común”, señaló el Cardenal Chomali. “También les dije que es fundamental promover la educación cívica en la educación y que ellos son un factor relevante para promover una cultura del encuentro y de diálogo. Hay que terminar con este espíritu de crispación que hace daño a la sociedad”, agregó al finalizar el encuentro.

Leer carta AQUÍ (Enlace Arzobispado)

Ver a continuación, la carta íntegra:

Carta abierta a los precandidatos a la presidencia de la República de Chile

Cardenal Fernando Chomali G. Arzobispo de Santiago de Chile Junio de 2025

Les escribo estas líneas, convencido que Chile puede tener un proceso eleccionario de gran altura en lo político, lo humano y lo intelectual. Es bien sabido que la Iglesia valora mucho la política y a quienes se dedican a ella. Estas reflexiones están orientadas a hacer ver la dimensión educativa que lleva grabada toda actividad política y que no es indiferente para el país el modo como se lleva a cabo. Surgen también pensando en las palabras del Papa Francisco (q.e.p.d) que nos pregunta acerca del mundo que le vamos a dejar a las futuras generaciones y nos pide que no les robemos la esperanza de que un mundo mejor entre todos lo podemos construir.

1.      Los felicito y animo

Lo primero que me surge es felicitarlos por participar en política. En una sociedad marcada por el individualismo y por la “globalización de la indiferencia” y el inútil y contraproducente “balconeo” -usando expresiones del Papa Francisco-, ustedes con decisión y valentía están en la esfera pública para optar al sitial del próximo Presidente de la República. Además, los encuentro valientes dado que la actividad más desprestigiada en Chile y la que goza de menos confianza en la ciudadanía es la esfera política. La situación de desprestigio de la política y de quienes se dedican a ella, es una triste realidad y ustedes están llamados a revertirla.

La definición del próximo presidente, hombre o mujer, y de la corriente política que sea, debe saber y asimilar que lo que está en juego en las definiciones políticas es el bien común, es decir aquellas condiciones sociales, económicas y espirituales que permiten que las personas se desarrollen como tal y alcancen su máxima realización en cuanto tal. Está más que demostrado que del actuar de las instancias políticas pende en gran medida la solidez de la democracia y del estado de derecho que nos permite organizarnos en torno a los valores de la verdad, la igualdad ante la ley, el respeto irrestricto al ser humano en virtud de su dignidad y al estado de derecho.

Es por ello que es prioridad reivindicar el quehacer político, fortalecer los partidos y lograr una mayor participación en ellos. Partidos políticos débiles son un peligro para la democracia.

Esta campaña la realizan en un ambiente político a nivel nacional e internacional muy complejo, extremadamente crispado y a veces violento, todo ello en medio de un proceso de fragmentación social muy doloroso. Sumado a la distancia cada vez mayor entre las demandas de la ciudadanía y la respuesta frente a ellas de los organismos del Estado. Ello no le hace bien a Chile en su conjunto y ustedes lo saben.

2.      Animados por valores pre políticos y pre éticos

Pero hay otra razón por la cual escribo estas líneas, además de felicitarlos y animarlos a seguir adelante. Como ustedes saben, la educación en Chile se ha ido empobreciendo paulatinamente. Se acabaron esas clases notables de educación cívica; las clases de religión son despreciadas en muchas escuelas y colegios; la filosofía, las artes no sólo no gozan de simpatía, sino que en el pragmatismo en que estamos nadando, muchos las consideran una pérdida de tiempo. Nunca se había visto en la historia de Chile que los profesores le tengan temor a sus alumnos y la violencia crece en los establecimientos educacionales. La tiranía de las redes sociales, sumado a una sociedad que gira en torno al consumo, al éxito fácil, a lo instantáneo, ha hecho que el delicado y precioso proceso educativo haya perdido espesor humano. Por otro lado, la familia está cada vez más desintegrada y los jóvenes se sienten cada vez más solos. ¡Los jóvenes no pueden esperar! Es por todo aquello que les pido con vehemencia que hagan de las primarias de junio y de las elecciones de noviembre una clase magistral de respeto a la dignidad del ser humano, de educación cívica, de amor a la patria. Anímense a ser un referente para los jóvenes digno de imitar – muchos desencantados de los adultos y sin esperanza- de un comportamiento donde luzca una cultura cívica de excelencia. Es fundamental que prevalezca el respeto a las ideas de los demás y el diálogo. No ayuda a este noble propósito la crispación que se da entre coaliciones adversarias, pero también al interior de ellas.

Cada uno tiene ideas y proyectos políticos distintos, eso está muy bien porque forma parte de la vida democrática, pero ello no es obstáculo para que todos quienes aspiran a cargos políticos y de modo especial a la presidencia, con su actuar verbal, escrito y corporal, tiendan a elevar el contenido de los debates; eviten las descalificaciones; utilicen el diálogo y el entendimiento razonado y razonable en la promoción del bien común. Todo acto, todo gesto, toda palabra, todo silencio es ampliamente difundido y conocido a través de las redes sociales y los medios de comunicación social, y generan un gran impacto en las personas, sobre todo en los jóvenes. Así, las elecciones están llamadas a convertirse para los candidatos en un

gran espacio para sacar lo mejor del ser humano como el uso de un lenguaje adecuado, el respeto irrestricto al adversario político, la escucha atenta de la posición del otro, el debatir con ideas y no descalificaciones, evitar las ironías que humillan al adversario. Es bueno recordar que no hay nada más personal que el mérito y la culpa.

Estas normas de comportamiento viniendo de los líderes políticos irán generando una cultura que se traspasará a todos los niveles de la sociedad. Cuánto necesitan hoy los jóvenes de líderes que busquen la verdad con sinceridad de corazón, que hagan de la virtud una norma de vida, y de la paz interior un valor que implica actuar por convicciones y no por emociones, cálculos electorales o mera conveniencia personal.

Los animo a que estas elecciones sean una clase magistral de humanidad y de civilidad. Haciendo ver que es posible aspirar como país a una cultura superior. El daño que se le hace al tejido social al ver desprestigiarse la cosa pública es enorme. Así, convirtamos los debates públicos, las opiniones vertidas en las entrevistas, en las columnas y en los discursos en una oda a la belleza del español, a la tradición democrática que tenemos que cuidar celosamente, a los grandes políticos que nos han precedido que dieron muestras de amplia cultura y de un irrestricto amor a la patria. No sean los protagonistas y menos los activistas de una contienda irrespetuosa, llena de odiosidades y maledicencias. Pregúntense si con esta palabra están contribuyendo a generar un clima de respeto o no; si están contribuyendo a que la ciudadanía haga un discernimiento sereno para elegir a su candidato, o están promoviendo las odiosas divisiones que en Chile han terminado muy mal. Nunca nos olvidemos que antes de ser de tal o cual partido, de tal o cual coalición, de pensar de tal o cual manera, somos seres humanos cuya dignidad no puede quedar herida bajo ningún pretexto.

Tal vez si hacemos el esfuerzo de aprender a dialogar podremos avanzar por esta senda. El diálogo apela a la razón más que a las emociones, la pasión o el sentimiento; apela a la búsqueda sincera de la verdad, aún en detrimento de mis propios intereses. Qué bien le haría al país si, además, introducimos la fraternidad como un elemento central en la vida política y pública.

Este llamado va dirigido a todos quienes participan en la arena política con vistas a las elecciones de noviembre, pero sobre todo a los candidatos a la presidencia, vengan del partido que vengan. Los valores propios del ser humano que busca, en virtud de su naturaleza, aspirar a la verdad y la justicia, al bien común y a la paz deben animar toda candidatura.

En relación con los que se declaran católicos, los animo a que, con claridad y sin ambigüedades, hagan ver que los valores del Evangelio y las enseñanzas de la Doctrina social de la Iglesia son el fundamento de su actuar convencidos que la fe le abre a la razón perspectivas nuevas que contribuyen decididamente al bien común, motivo y razón de ser de la política.


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