Cumbre regional en Brasil culminó con discrepancias sobre los DD. HH. en Venezuela

La Cumbre de Suramérica convocada por el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, culminó marcada por las diferentes posturas de los presidentes regionales asistentes, ante la presencia del primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro.

El encuentro se caracterizó por las polémicas declaraciones del presidente brasileño con relación a la situación de Venezuela, que generaron fuertes críticas por parte de algunos homólogos; así como las discrepancias en torno a la percepción de democracia y derechos humanos (DD. HH.) en el país.

En lo político, los presidentes de Chile y Uruguay, Gabriel Boric y Luis Lacalle Pou, respectivamente, cuestionaron los argumentos sobre la realidad venezolana y cuestionaron la presencia de Maduro, investigado por crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional.

Lula había cuestionado el lunes las “inexplicables” sanciones internacionales que pesan sobre el líder venezolano y su gobierno, a quien le expresó “la narrativa que se construyó contra Venezuela: la de la antidemocracia, del autoritarismo”, y exhortó a “mostrar su (propia) narrativa, para que las personas puedan efectivamente cambiar de opinión”.

Ante ello, Lacalle Pou se consideró “sorprendido” por las declaraciones y sostuvo que “si hay tantos grupos en el mundo que están tratando de mediar para que la democracia sea plena en Venezuela, para que se respeten los derechos humanos, que no haya presos políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”, y exhortó a ponerle “el nombre que tiene y ayudemos”.

Mientras que Boric, contradijo a da Silva y manifestó su discrepancia con lo que señaló el presidente Lula, “no es una construcción narrativa, es una realidad seria”, a lo que agregó que “he tenido la oportunidad de ver (esa realidad) en los ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy en día están en nuestra patria y que exigen también una posición firme y clara”.

La reunión contó con la participación de una docena de mandatarios invitados y cerró con un consenso sobre la necesidad de ampliar los canales de comunicación, por lo que se propuso crear un “grupo de alto nivel” que, en 120 días, presente una “nueva hoja de ruta” para la integración.

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