Día mundial del reciclaje: transformar los residuos de las industrias ¿hasta cuándo?

Un día para concientizar a la sociedad en general, gobiernos, empresas e industrias contaminantes, sobre la urgencia ambiental y social

Hay más de 2 millones de personas en América Latina y el Caribe que se dedican al oficio del reciclaje

La importancia de que empresas, industrias y gobiernos no continúen masificando desechos en la sociedad y contribuyan a los cambios de hábitos.

Día Mundial del Reciclaje ¡No más desechos!

El 17 de mayo se celebra el Día Internacional del Reciclaje, el cual busca fomentar hábitos sostenibles y responsables con el medioambiente para proteger a la naturaleza y reducir la cantidad de desechos que se generan en el planeta.

Reciclar no solo permite reducir la cantidad de residuos que se genera, sino que también contribuye a disminuir la contaminación del aire, el agua y el suelo. Al reciclar, se les da una segunda vida a los materiales, evitando su acumulación en los rellenos sanitarios y reduciendo la necesidad de extraer nuevos “recursos naturales”, sin embargo, el problema de fondo, es la industria de los desechos que no cambia sus prácticas de origen, donde se siguen masificando los desechos en diversos ámbitos, incluyendo a empresas embotelladoras del plástico (Coca Cola, Pepsi o CCU), dependientes de la industria petrolera, que lavan su imagen con «iniciativas verdes» pero continúan siendo parte del grave problema .

La mirada desde asociaciones de recicladores: 10 pasos para un mundo que transforme sus residuos en riqueza e inclusión social

Recicladoras y recicladores de base, empresas, gobiernos, organismos multilaterales y sociedad civil se reunieron el pasado 1 de marzo, en el marco del Día Mundial del Reciclador y la Recicladora, para construir una ruta para abordar la crisis ambiental generada por los residuos en América Latina y el Caribe desde un modelo de gestión inclusivo y circular. Spoiler alert: la solución está en manos de todos.

Reconocimiento, visibilidad, separación, políticas públicas, planes de negocio, asociatividad, información, tecnología, capacitación, e inversión. Estos 10 pasos sintetizan los desafíos y oportunidades que presenta la agenda de gestión integral de residuos sólidos urbanos, en donde la inclusión de recicladoras y recicla- dores de base es un aspecto prioritario.

Participaron, por la Red Latinoamericana de Recicladores (Red Lacre), Soledad Mella (Chile), Secretaría de Comunicaciones; Yenny González (Panamá), Secreta- ría de Operaciones; Aline Sousa (Brasil), Secretaría de Operaciones; y Abel Balde- ras (México), Secretaría Orgánica. También participaron Carolina Mantilla (Colombia), Directora de Sustentabilidad y Reciclaje de Plásticos y Empaques Especiales en Dow para América Latina; Leonardo Navarro (Colombia), Director Ejecutivo de la Comisión de Regulación de Agua y Saneamiento Básico, Colombia; Germán Sturzenegger (Argentina), Especialista líder en Agua y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y Luis Miguel Artieda (Perú), Coordinador de la Plataforma Latitud R. La facilitación estuvo a cargo de la periodista mexicana de Televisa, Ana María Islas.

Los 10 pasos

Reconocimiento: los gobiernos deben reconocer a recicladoras y recicladores de base como parte de la solución, y como personas que ejercen un oficio digno y muy valioso para la sociedad.

Visibilidad: es necesario avanzar en la instalación de narrativas que muestren el aporte que recicladoras y recicladores de base hacen no solo a la gestión de residuos sólidos, sino a la sociedad y al planeta. Relevamiento y catastro de personas que se dedican al oficio generará información relevante para integrarlos a los sis- temas.

Separación: la basura no existe por sí sola, se genera cuando alguien dispone los residuos de manera no apropiada. La gestión integral de residuos sólidos comienza en las viviendas, donde cada persona debe asumir un papel fundamental, que es disponer sus residuos de manera correcta, separando el material reciclable de lo que no lo es, permitiendo así que recicladoras y recicladores de base trabajen en mejores condiciones y con mejor calidad de material.

Políticas Públicas: La situación del reciclaje inclusivo es muy diferente en cada país de la región. Países con mayores avances, como Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador y Chile, cuentan con políticas públicas, construidas en colaboración con recicladoras y recicladores, que reconocen el trabajo del reciclador y disponen recursos y mecanismos para apoyar su formalización, capacitación, integración en la cadena de valor y remuneración por el servicio ambiental que ofrecen a la sociedad. Sin embargo, esta no es la realidad en muchos otros países de América Latina, en los que aún hay mucho que hacer para avanzar esta agenda.

Planes de negocio: en sociedades en las que el reciclaje inclusivo ha logrado avances, el papel de recicladoras y recicladores suma nuevos desafíos y oportunidades. Ya no se trata solo de separar y prensar material para comercializarlo, sino de agregar valor a través de diferentes procesos. Allí surge la necesidad de identificar y desarrollar capacidades para crear planes de negocio que les permitan tener una mayor incidencia en el proceso.

Asociatividad: “La unión hace la fuerza”. La capacidad de mejora de las condiciones de trabajo se incrementa cuando recicladoras y recicladores se unen en asociaciones o cooperativas, incluso redes de cooperativas. La asociatividad los fortalece y fortalece al sector, al incrementar su capacidad de negociar precios, incidir en políticas públicas, y generar mejores condiciones.

Información: la histórica informalidad que ha acompañado al reciclaje inclusivo genera falta de información relevante y formal para ser considerada en toma de decisiones que puedan generar políticas públicas, o involucramiento de sectores. Hay avances en la generación de información de calidad que incidirán en una mayor profesionalización del sector, y mejores condiciones de ejercicio del oficio. Cada día más organizaciones de recicladoras y recicladores se empoderan al generar información sobre su actividad.

Tecnología: las asociaciones y cooperativas de recicladoras y recicladores han comprendido que el acceso a tecnología, maquinarias, innovación en los procesos, es fundamental para agregar valor a su trabajo y aumentar su capacidad de impacto. Esto incluye aspectos como garantizar trazabilidad de residuos, mejorar sus sistemas de información, e incorporar nuevos procesos industriales para los materiales. Es importante también evitar la incineración como modelo de gestión de residuos sólidos.

Capacitación: es necesaria una transición justa hacia la formalización de recicladoras y recicladores en sistemas de gestión de residuos municipales, con respeto a sus saberes y procesos. Esto implica avanzar en la formación y capacitación, pero también en mantener un acompañamiento profesional para los procesos administrativos y de modelo de negocios de las cooperativas.

Inversión: Es clave seguir invirtiendo en la cadena de valor del reciclaje inclusivo y llegar de manera directa a las organizaciones de recicladoras y recicladores de base. Las inversiones ayudan a fomentar un mercado sostenible para el material reciclable.

¿Por qué debería importar esto?

Hay más de 2 millones de personas en América Latina y el Caribe que se dedican al oficio del reciclaje, y hacen un aporte enorme al medio ambiente, a la sociedad, y la economía. Juntos, aportan más del 50% del material que entra a la cadena industrial del reciclaje. Apenas 10% de estas personas están organizados, y eso impide que puedan mejorar las condiciones de marginalidad y precariedad en la que trabajan.

El 40% del presupuesto de las autoridades municipales se destina a la gestión de residuos sólidos en las ciudades y, aun así, 45% de los residuos sólidos de la región se dispone de manera inadecuada. Por lo que es fundamental incorporar mejoras para que este proceso se realice de la manera más eficiente y sustentable posible. Solo el 2% de las ciudades de América Latina y el Caribe tienen programas forma- les de reciclaje.

Esta mala disposición influye en que se recicle menos del 5% de las más de 200 millones de toneladas de residuos que se generan anualmente en América Latina y el Caribe, región en la que cada año 576.000 toneladas de plásticos llegan al mar por la mala disposición. Casi el 100% de los empaques de plástico son técnica- mente reciclables, pero solo un 20% es efectivamente reciclado debido a una serie de barreras.

Con información “10 pasos para un mundo que transforme sus residuos en riqueza e inclusión social” / Fuente: Latitud

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