Frente al cultivo intensivo en que se trasformó la agricultura en los últimos años, y la contaminación de nuestras frutas y verduras, y la escasez para conseguir vegetales sanos, es bueno conocer e idear formas que nos permiten tener mayor acceso a estos alimentos.
Más que esperar que nos “vendan” la mejor solución, es buscar alternativas económicas y viables para proveernos y conseguir cierta autonomía de alimentos que contribuyen a mantener una buena salud y calidad de vida.
Cuando a mediados del siglo pasado se pasó a una explotación agraria de forma intensiva nuestra alimentación empezó a cambiar. En la actualidad somos capaces de comer tomates todo el año, no solo en temporada, y así con multitud de alimentos de origen vegetal.
Los que vivimos en las ciudades hemos dejado de conocer cuáles son los productos de temporada y cuando compramos algún producto en alguna feria nos sorprendemos con los buenos sabores que tienen, muy diferentes de los que compramos en el supermercado de las grandes cadenas.
En nuestro país se producen vegetales orgánicos, y diversos productos de origen natural que permiten alimentarse de manera más nutritiva y conservar una buena salud. Sin embargo, como es un mercado incipiente generalmente son de alto precio, de este modo no están al alcance de todas las personas.
Usualmente son productos elaborados de una forma no intensiva, pero de a poco se está asegurando a un grupo de consumidores a través de la venta directa sin intermediarios, lo que puede dar un producto de calidad y vivir de su trabajo. De lo contrario, estaremos frente a la adquisición de vegetales fuera de temporada que no tienen el mismo valor nutritivo.
HUERTOS URBANOS
El rendimiento de estas explotaciones por metro cuadrado es mucho menor que las explotaciones intensivas por lo que para producir la misma cantidad de producto necesitan más terreno. Si ocurre, como es la tendencia actualmente, que aumentara el consumo de alimentos producidos por medios artesanales más saludables no tendríamos suficiente terrenos para cubrir la demanda.
Desde hace unos años conscientes de este problema se están poniendo de moda los huertos urbanos. De| esta forma, mucha gente que vive en la ciudad planta en un pequeño tiesto o en su terraza, si el tamaño lo permite, una pequeña tomatera para disfrutar de unos buenos tomates naturales.
Para los que no poseen espacio y sólo disponen de ventanas, se puso en marcha una iniciativa denominada “Windowsfarms”, una especie de huertos verticales, creando verdaderas comunidades en Internet en las que se descubren trucos y consejos varios.
Para tener un huerto de este tipo, solo se necesita un pequeño espacio en una ventana, y una serie de implementos que pueden ser reciclados, y complementos nutricionales para dar un aporte adecuado a los vegetales que cultivaremos.
Se trata de un sistema de cultivo hidropónico para tener un huerto incluso en la vivienda más minúscula. El montaje utiliza material de reciclaje, y estimula a la investigación y desarrollo de nuevas técnicas para mejorar el sistema que se ponen en común entre toda la comunidad.
Esta idea fomenta investigar y desarróllarlo unos mismo. Es un proyecto interesante no solo por su aplicación y resultados sino, especialmente, por el intercambio de conocimientos y experiencias en una comunidad de personas que no se limitarn a copiar lo que otros han hecho: también innovan y aportan su conocimiento, compartiéndolo con los demás. No solamente es reciclaje y sostenibilidad, también es investigación y desarrollo.
A continuación vea cómo se gestó esta iniciativa:
Francisco Luna Solar
El Ciudadano