Incesto y patriarcado

En estos días ha salido a la luz el caso de la pareja amorosa formada por una abuela de 72 años y su nieto de 26, de Indiana (EEUU)

Por Wari

03/05/2010

Publicado en

Actualidad / Columnas

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En estos días ha salido a la luz el caso de la pareja amorosa formada por una abuela de 72 años y su nieto de 26, de Indiana (EEUU). Noticia que ha resultado muy criticada por la sociedad general por el «terrible delito» de que ¡mantienen una relación incestuosa!

Al respecto, me gustaría reflexionar que el tabú del incesto -que prohíbe las prácticas sexuales entre parientes consanguíneos- ha sido permitido por las costumbres y la ley en todas las sociedades en transición del matriarcado al patriarcado, cuando les ha interesado… a los varones.

Así lo evidencia el hecho de que, a pesar de las duras reglas del incesto, los matrimonios incestuosos fueron promovidos entre familiares consanguíneos, en cierto momento de numerosas regiones a principios de la época historica (hace unos 3.000 años). Y eso fue así por intereses políticos masculinos, mejor dicho, por razones económicas.

De manera que en la época de transición al patriarcado, las herederas de las casas reales y las casadas de clase alta, fueron obligadas al incesto con sus hermanos. Sólo así un varón podía acceder legalmente a una herencia matrilineal (a la que no tenía derecho, ya que sólo su hermana era la legítima heredera). Y sólo así un usurpador podía ejercer un poder que se transmitía por vía matrilineal. Al morir una reina o una mujer, dado que la poseedora del derecho real o de la herencia era su hija, se permitía los matrimonios consanguíneos para satisfacer las ambiciones masculinas y legitimar el ascenso al trono o a la herencia de su hermano varón (también existían costumbres incestuosas en familias normales para legitimar la herencia). Y los hermanos varones o los hijos bastardos transgredían el tabú del incesto, y se casaban con la heredera legal, que era su hermana o su medio-hermana para legitimar el poder o la herencia.

Y las princesas eran obligadas al incesto para legalizar en el trono a su hermano, mediante el matrimonio (con lo que ella, la heredera legal, quedaba sometida al dominio patriarcal y con ello evitaban que la heredera legal tuviera una vida propia y autónoma). Y las mujeres normales también eran obligadas al incesto, para legitimar a que su hermano disfrutara de la herencia.

Y ello era síntoma de que, en las sociedades en transición, seguían vigentes las costumbres matriarcales y aún no se habían impuesto las patriarcales, ni se había legalizado la herencia vía patrilineal. Por ello, sólo si los varones recurrían a casarse con su hermana, la auténtica heredera, podían acceder al trono o a la propiedad.

Las costumbres de sociedades en transición que promovían el incesto apoyan la teoría de que el tabú del incesto y la exogamia surgieron, igualmente, exclusivamente por cuestiones de economía práctica en sociedades matriarcales, por la ventaja que suponía conseguir ayuda familiar e incorporar varones del exterior a la familia matricéntrica.

El tabú del incesto muestra que el parentesco en todas las sociedades era matrilineal. Fue precisamente la familia matricéntrica la que descubrió la gran ventaja que existía al incorporar varones del exterior, porque suponía conseguir ayuda familiar, por lo que se convirtieron en exógamas.

Así que la exogamia -por la que los pretendientes eran externos a la familia de la novia-, surgió exclusivamente por cuestiones de economía práctica de las sociedades matricéntricas y la manera de llevarla a cabo era el tabú del incesto -e imponiendo la regla de prohibir relaciones sexuales entre parientes consanguíneos-.

(Aunque se había pensado que las razones del tabú del incesto eran la de evitar los efectos nocivos de los apareamientos entre individuos estrechamente emparentados, esta teoría se ha desechazado porque se necesita mucho tiempo para ver los efectos de la endogamia, así como también se ha rechazado la versión del complejo de Edipo).

Mientras que en la transición del matriarcado al patriarcado se aceptaba con naturalidad los incestos entre hermanos para que los varones accedieran a la herencia matrilineal, en las regiones en que el patriarcado ya estaba asentado los incestos empezaron a ser castigados con la muerte, a raíz de que apareciera ya la herencia patrilineal.

Así que, aunque se crea que el tabú del incesto es una ley natural en los seres humanos, es en realidad una convención / una conducta / una costumbre cultural, que en función de los intereses humanos ha sido prohibido, ha sido aceptado o, como actualmente, puede ser visto como algo horrible por parte de la sociedad.

Pero no todos los incestos son horribles. Lo que sí que es además un delito infame, es el abuso de menores por parte de un pariente: la violación y las relaciones sexuales entre un padre y su hija a la que puede fecundar, o entre un abuelo y su nieta a la que también puede fecundar, o cualquier otra combinación…

Y aún más monstruoso para el menor, es cuando el delincuente progenitor encierra en un zulo a su pariente para tenerla como objeto sexual (como los casos tan horrorosos que han salido a la luz estos años atrás, de padres que han encerrado a sus hijas como su esclava sexual, a las que han violado reiteradamente y les han hecho concebir muchos hijos).

Mientras que se puede aceptar con naturalidad (igual que antaño) una relación amorosa incestuosa entre una abuela con su nieto, que se acaban de conocer y no hay peligro de fecundación… Ya hay otros muchas parejas de hermanos unidos en relación incestuosa, que se han conocido en la edad adulta y que han sido aceptadas por la sociedad en todo el mundo. ¿Acaso el mayor número de críticas a este enlace entre abuela y nieto es por una razón machista? ¿La censura existiría si él fuera el anciano unido a una joven, cosa natural en la sociedad patriarcal y machista?

Por Francisca Martín-Cano Abreu

Escultora e Investigadora de las Artes

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