Insostenible

El último Informe de Variación de fondos AFP desde el inicio de la Crisis, publicado mensualmente por Cenda, incluye el gráfico que sigue, que muestra la evolución de la cuota real del fondo A (azul), comparado con el conjunto de las bolsas mundiales (rojo), los mercados emergentes (amarillo) y Chile (verde), todos los últimos expresados […]

Por Wari

13/06/2010

Publicado en

Actualidad / Columnas

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El último Informe de Variación de fondos AFP desde el inicio de la Crisis, publicado mensualmente por Cenda, incluye el gráfico que sigue, que muestra la evolución de la cuota real del fondo A (azul), comparado con el conjunto de las bolsas mundiales (rojo), los mercados emergentes (amarillo) y Chile (verde), todos los últimos expresados en Euros, entre marzo del 2000 y fines de mayo del 2010.

El gráfico permite apreciar como la todavía elevada rentabilidad del fondo A desde su creación en septiembre del 2002, que alcanza a 8,11 por ciento anual en promedio según el último informe de la Superintendencia de Pensiones, se explica principalmente porque los multifondos nacieron justo  cuando los mercados mundiales tocaban fondo tras el estallido de la burbuja «punto com.»

Un fenómeno parecido explica la elevada rentabilidad histórica del fondo de pensiones desde su creación en 1981, fecha que coincide con el fondo del «mercado secular del oso» iniciado en 1969.

Del mismo modo, el gráfico muestra a las claras como los multifondos se beneficiaron del inmenso «burbujazo» de los mercados emergentes en este período. De hecho, el rendimiento del fondo A resulta muy inferior al de aquellos.

Llama la atención poderosamente en el gráfico, sin embargo, la verdadera subida en flecha que ha venido experimentando la bolsa chilena expresada en Euros, a partir de octubre del 2008. En este momento es una de las bolsas más infladas del mundo, si no la más. Supera a los emergentes en más de un 60 por ciento y al conjunto de las bolsas mundiales, desarrolladas y emergentes juntas ¡casi en un 300 por ciento!

¡Dios nos pille confesados!

Osa Madre

Doña Diana Choyleva, economista de Lombard Street research, «podrá estar en el extremo de los osos en el debate acerca de China… pero sus ideas no pueden ser descalificadas,» afirma el Financial Times en una larga nota del 9 de junio del 2010, en la que transcribe algunas de sus predicciones:

«La crisis soberana Europea cortó en seco el apretón monetario en China. Mientras más se demoren en subir las tasas, se hace más probable que caiga en recesión el 2011.»

«No hay nada bonito en los violentos bandazos del ciclo económico en China. Cayó en recesión a fines del 2008, con el producto cayendo a una tasa acumulada de 7 por ciento. La gigantesca expansión monetaria llevó la economía al sobrecalentamiento solo medio año después. Sin embargo, habiendo apretado el botón de pánico el 2008, las autoridades han sido mucho más lentas en retirar el estímulo.»

Problemas no faltan.

Espejo chino

Stephen Roach se las sabe por libro. Aparte de ser un destacado economista teórico, le ha correspondido dirigir la filial asiática del banco de inversiones Morgan Stanley a lo largo de la reciente crisis. En otras palabras, ha estado en «la papa misma,» como dicen en Chile.

Ahora regresa a los EE.UU. y saca sus conclusiones acerca de Asia, que con todo, salió relativamente bien parada de la reciente crisis, a pesar de que ningún país esquivó una severa recesión causada por la brutal contracción de 11,8 por ciento en el comercio global.

Según Roach, las lecciones son tres: 1) Asia aprendió muy bien de las vicisitudes de la crisis de 1997, especialmente, la necesidad de contar con tipos de cambio flexibles y amplias reservas para no quedar a merced de la huida de los capitales golondrinas; 2) el factor China, que ha reemplazado a Japón como líder del crecimiento regional y se ha transformado en el principal mercado de todas las economías de la zona, desplazando a los EE.UU. y cuya enérgica reacción gubernamental para sostener la demanda interna les permitió superar la caída en la demanda externa, sin embargo, enfrenta hoy severos problemas  y; 3) las economías de la región deben girar hacia el mercado interno y reducir su incrementada dependencia de las exportaciones, las que pasaron de representar un 35 por ciento del PIB hace diez años, a 45 por ciento hoy (en Chile llegaron a representar un 47 por ciento el 2007); justo cuando las secuelas de la crisis auguran un prolongado estancamiento del comercio internacional.

¿Suena familiar?

Jauja

Ni siquiera en Jauja, el viejo Pieter Brueghel (1567) hubiera imaginado una farra tan pantagruélica como la de glotonas mineras en el lejano y emergente Chile.

Basado en los propios balances de las grandes mineras privadas, el reciente estudio de Cenda «Ganancias y Tributación de la Gran Mineria en Chile, 2005-2009», demuestra que a los actuales niveles de precios, de alrededor de 7.000 dólares por tonelada, sus utilidades antes de impuestos superan los 20.000 millones de dólares anuales.

Cuando más, han devengado impuestos por 3.500 millones de dólares, que representan una tributación efectiva del orden de 17 por ciento.

Pagan mucho menos todavía, puesto que las utilidades diferidas mediante depreciación acelerada y otros mecanismos, alcanzan actualmente un total superior a los 1.800 millones de dólares.

Como referencia, en Australia, sede de las mineras más grandes del mundo, la tasa de tributación efectiva alcanza hoy a 43 por ciento y subirá a 56,8 por ciento cuando se implemente el nuevo cobro por el uso del recurso natural que ha anunciado el Primer Ministro de ese país. Éste alcanza ¡al 40 por ciento sobre las utilidades! En Chile pagan un cargo de la misma naturaleza, pero que actualmente tiene una tasa máxima de 5 por ciento. El actual gobierno ha propuesto subirla «voluntariamente» a 8-9 por ciento durante dos años para colaborar con la reconstrucción, a cambio de extenderles la garantía de invariabilidad.

Adicionalmente, el estudio comprueba a partir de los balances de Codelco que, a esos niveles de precios, los excedentes por tonelada de cobre producido alcanzan a más del 90 por ciento del precio del cobre. En otras palabras, debido a que los subproductos pagan casi todos los costos, ¡producir cobre en Chile resulta prácticamente gratis!

Finalmente, demuestra que las utilidades de Codelco por tonelada de cobre producido resultan superiores a las que declaran las mineras privadas. En parte, ello se explica porque Codelco obtiene hasta veinte veces más ingresos por venta de subproductos que los que declaran las privadas.

Todo ello resulta muy difícil de creer, puesto que es sabido que la Estatal explota minas centenarias, con una ley promedio muy inferior a las jóvenes y ricas faenas en poder de las privadas, las cuales exhiben además gastos de administración muy inferiores. Tampoco parece plausible que los minerales de Codelco, ubicados a lo largo de todo el país, contengan mucho más subproductos que los minerales que explotan las privadas, usualmente ubicados muy cerca de los primeros.

No hay información disponible en los balances de las mineras respecto de la tributación de sus propietarios. La mayor parte de ellos son inversionistas extranjeros, que están sujetos a una tasa general de 35 por ciento sobre las utilidades remitidas al exterior. Sin embargo, los impuestos antes referidos, que pagan las empresas, se pueden descontar como un crédito sobre este pago. Es decir, los impuestos a la renta de las empresas son en Chile solo un anticipo de los impuestos que pagan sus propietarios. Tampoco ha aparecido en los medios la tasa de impuesto a la renta que pagan los propietarios de las empresas mineras en Australia. Si se sabe, en cambio, que lo que tributan aquellas no constituye crédito a su declaraciones de impuestos personales. También es conocido que en Australia, como en todos los países desarrollados, las personas pagan impuestos a la renta progresivos, cuyas tasas alcanzan porcentajes muy elevados en los tramos superiores; mucho más que en Chile.

En otras palabras, la tasa de impuesto efectiva que aparece en los balances de las mineras es perfectamente comparable a la que pagan como tales empresas, en su propia casa: Acá las empresas mineras privadas pagan menos de 17 por ciento, mientras allá hoy pagan 43 por ciento y con el nuevo cobro por uso de recursos quedarán en 58,6 por ciento.

Adicionalmente, el impuesto pagado por las empresas representa en Chile un crédito para los impuestos de sus propietarios, lo que no ocurre en Australia ni en el resto de los países desarrollados, cuyas tasas marginales de impuesto a la renta son asimismo mucho más elevadas que en Chile.

El estudio analiza el período 2005-2009 durante el cual, como se muestra en el Cuadro Nº 1 adjunto, el precio del cobre en la bolsa de metales de Londres, conocida como London Metal Exchange (LME), alcanzó un promedio de 5.931 dólares por tonelada. Considerando que una libra es poco menos de medio kilo, ese precio equivale a poco menos de tres dólares por libra.

La producción de la Gran Minería en el quinquenio alcanzó un promedio de poco más de cinco millones de toneladas anuales. Esta cifra representa casi el 95 por ciento de la producción nacional de cobre e incluye la producción de Codelco y las mineras privadas que producen más de 50.000 toneladas de cobre fino por año.

Valorada al precio promedio anual, la producción de la Gran Minería alcanzó un promedio de 30.000 millones de dólares anuales en último quinquenio. De ese total, poco menos de un tercio correspondió a la producción de Codelco y poco más de dos tercios a la Gran Minería privada.

Cuadro 1:

De deste modo, resulta sencillo calcular lo que el Presidente Allende denominaba «El Sueldo de Chile:» Para ello basta con multiplicar por dos el precio del cobre expresado en dólares por libra, para obtener el precio aproximado de un kilo y luego multiplicarlo por mil para obtener el precio en dólares por tonelada. Multiplicando este último por cinco millones, se obtiene el valor de la producción de la Gran Minería, que es un 95 por ciento del total producido en Chile.

A su vez, el valor de la producción de la Gran Minería se distribuye en una parte para Codelco y dos partes para las grandes mineras privadas. Como demuestra el estudio de Cenda, la última cifra fue casi pura ganancia para estas últimas, puesto que los subproductos que acompañan al cobre pagaron la mayor parte de los costos de producción.

Como es sabido, el cobre no duerme solo. Lo acompañan metales preciosos y otros minerales, que reaparecen como subproductos de la extracción de cobre, sin  mayores costos de procesamiento. Adicionalmente, la industria minera cuenta con fundiciones que procesan cobre de terceros, como es el caso de Codelco en la fundición Ventanas. En ocasiones, también debe adquirir cobre de terceros para cumplir sus compromisos de venta.
De este modo, los ingresos de la explotación de la industria resultan sustancialmente mayores que el valor de la producción de cobre, correspondiendo la diferencia a la venta de subproductos y cobre de terceros.

Como se aprecia en Cuadro Nº 2, los ingresos totales de la Gran Minería para el quinquenio 2005-2009 alcanzaron un promedio de 38.666 millones de dólares anuales, cifra que supera en 8.366 millones de dólares anuales el valor de la producción de cobre en el mismo período, valorada según el precio promedio de cada año en el LME. La diferencia corresponde a ventas de subproductos y cobre de terceros.

Cuadro Nº 2:

El Cuadro Nº 2 permite apreciar una distorsión importante en los resultados informados por la Gran Minería privada con respecto a la estatal: mientras Codelco representa menos de un tercio de la producción de cobre, sus ingresos por venta de subproductos y cobre de terceros alcanzan a 56 por ciento del total.

Ello se explica principalmente porque Codelco ha obtenido en promedio durante el último quinquenio, catorce veces más ingresos por subproductos que lo que declara por este concepto la principal empresa privada, que es la única que proporciona esta información en sus balances. En algunos años, esta diferencia ha alcanzado a más de veinte veces. Ello se aprecia en el Cuadro Nº 3, adjunto.

Cuadro Nº 3:

La conclusión más sorprendente del estudio de Cenda es que Codelco obtiene más utilidades que las que declara la Gran Minería privada, por tonelada de cobre producido. Ello se observa en el cuadro que sigue, que comprueba que entre 2005 y 2009, con un nivel promedio de precios del cobre de 5.931 dólares la tonelada, la Estatal obtuvo ganancias de 4.567 dólares por tonelada de cobre producido. En el mismo período, las grandes mineras privadas declararon utilidades por 4.398 dólares por tonelada.

Cuadro Nº 4:

En el cuadro se puede apreciar asimismo que la mayor parte del precio del cobre se traslada a ganancias de las empresas, debido a que los subproductos pagan la mayor parte de sus costos. En efecto, en los últimos cinco años, las ganancias de Codelco representaron un 77 por ciento del precio del cobre, en promedio. Las ganancias de las privadas en el mismo período representaron un 74 por ciento del precio del cobre.

En el mismo cuadro se puede apreciar que a niveles de precios del orden de 7.000 dólares por tonelada, como los que se alcanzaron el 2006 y 2007, las ganancias de Codelco alcanzaron a más del 90 por ciento del precio del cobre.

Estos resultados del estudio de Cenda abren un gran signo de interrogación respecto de la información entregada por las mineras privadas, en base a la cual calculan sus impuestos. Como bien se sabe, Codelco explota minerales más que centenarios, cuyas leyes y costos de extracción resultan significativamente mayores que los de las mineras privadas, las que explotan minas nuevas y de mejores leyes. Los gastos de administración de la estatal son asimismo mucho mayores que los de las privadas, entre otras cosas porque su casa matriz se encuentra en el país.

No hay ningún motivo tampoco, para que los minerales de Codelco, que se extienden a lo largo de todo el país, contengan en promedio quince o veinte veces más subproductos que los minerales que explotan las privadas, como ellas declaran en sus balances.

Como dice el tradicional personaje de tiras cómicas chilenas, Condorito:
¡Exijo una explicación!

Por Manuel Riesco

Economista de Cenda

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