La historia del chileno dueño de la luna
Jenaro Gajardo Vera, nació en Traiguén, provincia de Malleco, Región de la Araucanía, el 18 de noviembre de 1919, vivió gran parte de su vida en Talca y falleció en Santo Domingo, provincia de San Antonio, 3 de mayo de 1998. Fue un abogado, pintor y poeta, conocido por haberse proclamado, desde el 25 de septiembre de 1954 hasta su muerte, el propietario legal de la Luna.
Con el fin de ejercer su profesión de abogado, a principios de 1951 se radicó en Talca; allí creó la llamada Sociedad Telescópica Interplanetaria, uno de cuyos fines era «formar un comité de recepción a los primeros visitantes extraterrestres [que llegaran a la Tierra]». Uno de los integrantes del directorio de esta Sociedad fue el reconocido obispo Manuel Larraín Errázuriz, cuya participación consiguió mitigar las burlas y críticas hacia esa agrupación. Publicó dos ensayos, «Algunas cosas sencillas» y «Copas de fuego», y, además, fue director de la revista Grupos.
Un 25 de septiembre de 1954, ante el notario de Talca César Jiménez Fuenzalida, Gajardo pidió que se dejara constancia de su declaración como dueño de la Luna, «desde antes del año 1857» —fórmula legal utilizada entonces para sanear terrenos sin título de dominio—, mediante la inscripción de una escritura:
JENARO GAJARDO VERA, abogado, poeta, es dueño desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475,99 kilómetros, denominado Luna, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, oriente y poniente: espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es casado. Talca.
(Firma)
Jenaro Gajardo Vera
Carné 1.487.45-K Ñuñoa
Talca, 25 de septiembre de 1954.
Según trascendidos, Gajardo, habría inscrito en el Conservador de Bienes Raíces de Talca este documento, pero, hasta el momento, no consta públicamente la existencia de dicho registro, por el contrario, en algunas fuentes informativas, se ha desmentido..
Los objetivos para inscribir a la luna, según el mismo Gajardo, fueron dos: Realizar «un acto poético de protesta interviniendo en la selección de los posibles habitantes del satélite», pues en sus planes estaba vivir en un mundo sin envidia, odio, vicios ni violencia; y, adquirir la Luna para «poder formar parte del Club Social de Talca, para el cual era requisito de afiliación tener alguna propiedad».
«Para afianzar el prestigio del grupo, a la vez que darle fama, decidí inscribir el satélite lunar a mi nombre. Hice todo el papeleo legal correspondiente y cumplí con todos los requisitos que exige el artículo 58 del Conservador de Bienes Raíces de nuestro país», declaró en una entrevista publicada en el diario el 15 de marzo de 1969´
Según una publicación del 2007, en el diario El Maule, en la notaría de Ramón Galecio en Santiago, consta que Gajardo legó la Luna al pueblo chileno: “Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas. Jenaro Gajardo Vera”.
La historia de Gajardo Vera fue motivo de diversos reportajes internacionales, incluso la BBC Mundo, en agosto del 2019, entrevistaba a diversos representantes del derecho internacional, para revisar el Tratado del Espacio Ultraterrestre y actualizarlo, pero hasta entonces, y de acuerdo con el derecho espacial, la conclusión que llegaba esta agencia, es que “La Luna no es de nadie y es de todos al mismo tiempo”.
Tanto se habló de esta historia, que incluso cuenta la leyenda que, en mayo de 1969, antes del alunizaje de la misión espacial Apolo 11, el presidente estadounidense Richard Nixon hizo llegar, a través de un representante de la embajada de Estados Unidos en Santiago, un comunicado a Gajardo pidiendo autorización para el descenso. A lo que Gajardo habría respondido. “En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Walt Whitman, autorizo el descenso de Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece, y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, de esos valientes, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor Presidente”.
El 1 de julio de 1984 entró en vigor un acuerdo internacional en que se considera a la Luna como Patrimonio Común de la Humanidad, y como tal nadie puede apropiarse de ella.
Otra de las anécdotas olvidadas, según una publicación de Publimetro en 2019, es que don Jenaro fue gran amigo de Salvador Allende. “Incluso en su momento le dio el consejo de no presentarse por cuarta vez como candidato presidencial, pero no le hizo caso. En su lugar, le dijo que tenía las intenciones de que él fuera el ministro de Educación. «Nunca le cobré la palabra, y si lo hubiera hecho, habría sido ministro, porque era persona de honor. El hombre valía, pero terminó mal», dijo alguna vez Gajardo”, indicaba el medio.