[Columna de Opinión]

La objeción de conciencia como base de la libertad y de la dignidad humanas

Amnistía Internacional entiende por objetor de conciencia a toda persona susceptible de ser reclutada para el servicio militar que, por razones de conciencia o por convicciones profundas nacidas de motivos religiosos, éticos, humanitarios, políticos o similares, rehúsa hacer el servicio militar o entrar en listas para ser llamado a filas (incluso en los países en que no es obligatorio), o tomar parte directa o indirectamente en guerras o conflictos armados.

I

La objeción de conciencia es una exigencia ineludible de la dignidad de la persona humana. Por lo mismo, es uno de los pilares de los derechos humanos. En consecuencia, la objeción de conciencia es un factor insustituible de cada persona y, por ende, de toda la humanidad.

II

Considerando la anterior, la objeción de conciencia significa la realización del respeto a la vida y al ejercicio de la libertad de la persona.

III

En vista de ello, en 1987 la Comisión de Derechos Humanos de la ONU declaró a la objeción de conciencia como “un ejercicio legítimo del derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”. Por lo mismo, la resolución 1989/59 del 8 de marzo de 1989, “recomienda” a los Estados aplicar formas alternativas de servicio compatibles con “las razones de la objeción de conciencia”.

IV

En la igual perspectiva, Amnistía Internacional entiende por objetor de conciencia a toda persona susceptible de ser reclutada para el servicio militar que, por razones de conciencia o por convicciones profundas nacidas de motivos religiosos, éticos, humanitarios, políticos o similares, rehúsa hacer el servicio militar o entrar en listas para ser llamado a filas (incluso en los países en que no es obligatorio), o tomar parte directa o indirectamente en guerras o conflictos armados.

V

En rigor, objeción quiere decir disenso. Este es esencial a la persona. Nada ni nadie puede impedir a otro decir no. Se carece de argumentos para evitarlo, pues forma parte del desarrollo sicológico. Ya la autonomía respecto de los padres indica la capacidad de decir no, a fin de afianzar la propia independencia e identidad.

La objeción es expresión de conflicto. El conflicto es lo que permite el desarrollo. Cuando se elude el conflicto, la persona y la sociedad dejan de crecer, se estancan y mueren. Conciencia es, en primera instancia, el darse cuenta de sí mismo, lo que equivaldría a la conciencia sicológica. Sobre la base de ésta se establece la razón (o conciencia gnoseológica), entendiéndose por ello la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso. A la vez, esta capacidad de distinción posibilita el surgimiento de la conciencia moral, que permite discernir la bondad o maldad de los actos humanos.

VI

La noción de conciencia (o de sujeto, o de Yo) es propia de la modernidad. El período que le antecede se caracterizaba por el dogmatismo; es decir, la visión de un universo cerrado, jerarquizado, estático.

Son varios los factores que inciden en la conformación de la conciencia del Yo individual, punto fundamental de la modernidad. Entre otros, destacan el origen de la ciencia, que implica la autonomía de los fenómenos de la naturaleza. Los grandes descubrimientos geográficos, que demostraron el anacronismo de determinadas creencias. La invención de la imprenta, que permitió la extensión del conocimiento. La vida urbana, que liberó a las personas del predominio del feudalismo. La máquina y la industrialización, que permitieron la valoración el trabajo y del ahorro. La reforma protestante, que propició la relación directa de la persona con Dios. La teoría heliocéntrica, que sacó a los seres humanos como centros del universo; etc.

Ha sido así como el individuo fue quedando solo, dependiendo de su propio esfuerzo y no ya de la seguridad de su posición tradicional, al no resultar convincente la dependencia de un observador universal. Se requería, entonces, apoyar lo existente y las certidumbres en el propio Yo.

Es ésta la llamada autonomía de la razón, clave del pensamiento moderno y que emergió de la crisis del pensamiento medieval, cuyo método de razonamiento resultaba inadecuado en la búsqueda de la verdad. De esta manera, la persona moderna se ha caracterizado por prescindir de toda tutela intelectual, lo cual ha significado hasta ahora la base de la libertad y de la dignidad humanas, como se ha señalado anteriormente.

VII

En la modernidad, el criterio de verdad basado en la autoridad se trasladó a la evidencia racional y a la demostración experimental. Surgió la libertad, tanto la libertad “de” como la libertad “para”. Es así como la libertad es, a la vez, amada y temida porque la persona debe decidir sola. Para huir de la soledad la persona moderna ha caído en la conformidad. De allí la explicación del peso histórico-cultural y a la normalidad con que hasta hoy se aceptan el servicio militar y el militarismo. La sociedad moderna, no obstante valorizar la libertad, ha necesitado de la disciplina y de la uniformidad. El ejército ha sido una instancia fundamental de “normalización” al servicio del poder en general y, en particular en Occidente, del sistema capitalista.

VIII

Otro aspecto a considerar es el de la modernización que se ha antepuesto a la modernidad. La modernización consiste en el predominio de la “racionalidad instrumental”. Esto es, la prioridad de los medios y no de los fines. Es una “degradación” de la modernidad, porque la idea de libertad y autonomía de la razón se han transformado en el progreso de la industria, del mercado y de la tecnocracia. Lo que hoy se vive en Chile de manera particular, es una modernización sin modernidad. Esto se traduce en la existencia de muchos medios instrumentales y de pocos fines.

IX

El contexto antes descrito conduce a comprender la objeción de conciencia como un problema eminentemente ético. La ética supone y tiene como único recurso a la razón. Ética es la reflexión filosófica sobre la bondad o maldad de los actos humanos, realizados consciente y libremente, tanto a niveles individual como social. El sistema ético que se asuma será heterónomo o autónomo, según la visión del mundo que se haya adoptado. Es decir, si se reconoce o no un principio superior a los seres humanos.

X

Sólo la libertad hace posible a la ética, porque cada uno, en última instancia, está solo con su conciencia. Para el eudemonismo (o ética aristotélico-tomista), la persona, por su inteligencia y voluntad, puede alcanzar su fin último que es Dios. El comportamiento humano está determinado por la conciencia, que es expresión del derecho natural. La persona humana, por naturaleza, es social y actúa en orden al bien común. La virtud personal se expresa en la justicia social.

XI

En la ética kantiana, propia de la modernidad, el valor moral radica en hacer el bien no por inclinación sino por deber. El deber radica en la voluntad, prescindiendo de los fines que puedan realizarse por medio de la acción. Esto lleva la autonomía, que es el modo en que el Yo manifiesta la racionalidad del orden moral. Por tanto, es el fundamento de la dignidad humana, es decir, lo que no tiene precio. La libertad es clave en la autonomía de la voluntad; de la voluntad deriva la moralidad; de ésta, la universalidad de la máxima como ley. Este es el imperativo categórico, que es el acto sin condicionamiento.

XII

En síntesis, para comprender el significado de la objeción de conciencia debe también comprenderse que la persona humana es un fin en sí misma, nunca un medio. Por tanto, desde esta perspectiva se puede enjuiciar el servicio militar y, en consecuencia, justificar éticamente la objeción de conciencia porque:

1° El servicio militar desconoce la individualidad, que es esencial a la condición humana.

2° Destina a las personas para ser utilizadas en beneficio de otros.

3° No permite el uso de la razón.

4° Las personas son consideradas y tratadas como objetos.

5° Las personas son víctimas de atropellos físicos, sicológicos y morales para transformar o anular sus personalidades.

6° Las personas son consideradas unidades y no identidades.

7° En el servicio militar no se valora la vida humana.

8° El servicio militar es una expresión patética de relaciones sadomasoquistas.

9° El servicio militar se autoexcluye de corrientes éticas y tiende a envilecer a quienes en él participan.

XIII

Visto lo anterior, es éticamente válida la objeción de conciencia al servicio militar, ante lo cual pareciera válido plantear lo siguiente:

  1. Información acerca del significado del derecho de objeción de conciencia y del sentido del servicio militar, puesto que uno de los instrumentos propios de la injusticia es la desinformación conducente a la decadencia cultural.
  2. Negar la colaboración a todo aquello que provoque opresión e injusticia, tales como el servicio militar mismo, las guerras, los gastos militares, las empresas de armas.
  3. Desarrollar la desobediencia civil.
  4. Construcción de organizaciones sociales y políticas.

XIV

Es pertinente recordar al Sínodo Mundial de Obispos de la Iglesia Católica de 1971, así como diversos documentos de ésta y de otras Iglesias: “Es absolutamente necesario que los conflictos entre las naciones sean resueltos no con la guerra, sino que se hallen otros caminos más conformes con la naturaleza humana; que favorezca la estrategia de la no violencia, y que todas las naciones reconozcan y regulen mediante leyes la objeción de conciencia”.

La objeción de conciencia es un derecho propio de cada persona, que debe ser respetado por la ciudadanía y garantizado por el poder público. Puesto que el derecho a la objeción de conciencia alcanza el ámbito más íntimo del espíritu, se convierte en el parámetro de todos los demás derechos. Luego, al corresponder al ámbito de la conciencia individual, es absurdo y constituye una tergiversación la instauración de una supuesta objeción de conciencia institucional.

XV

El derecho a la objeción de conciencia al servicio militar y a una sociedad militarizada, debe entenderse como el grado de autonomía y de hegemonía ante el poder que ejerce el poder militar en una sociedad. La ausencia o desconocimiento o tergiversación de la objeción de conciencia resultaría ser una expresión de la debilidad de la estructura social, incrementándose las desigualdades con sus inevitables secuelas de violencia.

Por Hervi Lara B.

Santiago de Chile, 28 de abril de 2024.

Fuente fotografía

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