Eventos religiosos en Puebla también optan por medios digitales

La Pasión de Romero Vargas a un año de la pandemia

La colonia Romero Vargas, famosa por la gran afluencia que genera la representación de su viacrucis, tendrá presentaciones virtuales

Por Alexia Stuebing

25/03/2021

Publicado en

Actualidad / México / Puebla

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Hace un año, en el inicio de la pandemia, creíamos que todo volvería la normalidad en el lapso de lo que llamaron cuarentena: cuarenta días que hoy se traducen como un año sin fin y una nueva normalidad

Durante estas fechas muchos mexicanos se preparan para recibir el inicio de Semana Santa. Recordemos que México es un país mayormente católica que, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020 (Nexos), cuenta con alrededor de 77.7 por ciento de población creyente en el catolicismo.

El año pasado, muchos eventos presenciales tuvieron que adaptarse o bien, surgir en redes sociales; las comunidades religiosas no fueron la excepción.

¿Cuándo creíste que podrías atender misas en Zoom?

En Puebla, específicamente en la colonia Ignacio Romero Vargas, la representación de viacrucis es un evento estelar para las comunidades y miembros parroquiales. El año pasado la Pasión que presentan cada año tuvo que cancelarse.

La 60 representación de la obra “El Eterno Redentor”, en la que participan de 500 actores de la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, con motivo de la Semana Santa fue cancelada por la contingencia sanitaria por el coronavirus.

Karen Meza – El Sol de Puebla 

Este año la parroquia de San Pablo de Tarso comunicó en sus redes sociales que, por segundo año consecutivo, no habrá obra «El Eterno Redentor» ni presencial ni virtual, con el fin de salvaguardar la integridad de sus feligreses:

Por otro lado, la parroquia Cristo Rey localizada en Privada de la 5 de Mayo B Oriente, optó por hacer una transmisión en vivo sobre el viacrucis y otros eventos celebrados por Semana Santa:

El año pasado fue un año de incertidumbre, de crisis, de encierro; este año pinta más para ser un año que abraza la virtualidad y se aferra aún más al uso de las redes sociales: nos convertimos en seres figitales, que oscilan entre el mundo digital y el físico.

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