Lideresa Evelyn Capchi: «Queremos un nuevo Estado, democrático, soberano y plurinacional. Que respete la identidad de todos los pueblos que hay en Perú»

La candidata a al Congreso relata su experiencia como mujer de origen indígena y asegura que hay mucho por hacer en su país para garantizar los derechos de la población, la inclusión y la justicia social

Por Sofia Belandria

09/04/2021

Publicado en

Actualidad / Entrevistas

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Tiene 32 años y es candidata al Poder Legislativo por la misma coalición de la presidenciable Verónika Mendoza, Juntos por el Perú (JP). Evelyn Capchi representa una comunidad de 250.000 habitantes en los alrededores de Lima. En entrevista remarcó la necesidad de reformar la salud, la educación y la Constitución del país.

Capchi tiene cancha. Está a cargo de la Secretaría de la Mujer del Comité Ejecutivo Central de Huaycán, una Comunidad Urbana Autogestionaria en el distrito de Ate, unos 30 kilómetros al este del casco histórico limeño, en las faldas del cerro homónimo. Su cuna política y social le otorga amplias posibilidades de ser electa al Congreso Nacional este 11 de abril.

Sin embargo, ella sabe que conquistar uno de los 130 asientos del Parlamento peruano implica una disputa disgregada y polarizada. Al igual que sus compañeras y compañeros, tiene el reto de dialogar y acercarse a las partes alejadas, para beneficio de una población total de 32 millones de habitantes. Y las urnas revelarán las consecuencias de la ingobernabilidad de los últimos años .

Iniciada en 2017, durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), la crisis política se agravó al punto de agotar toda la línea sucesoria posible: Perú llegó a amanecer sin presidente y ser dirigido por un presionado, confuso y decisivo Congreso Nacional. Así que las elecciones se dan tras un año atípico, no solo por la pandemia de COVID-19, sino principalmente por la insólita situación del país que llegó a quedar acéfalo en 2020.

La larga sombra del fujimorismo

Para comprender la actualidad política peruana, es inevitable evocar la figura de Alberto Fujimori, quien fue presidente/dictador entre 1990 y 2000. Fue elegido democráticamente, con el 62,3% de los votos, y dejó en segundo lugar al escritor Mario Vargas Losa —premio Nobel de Literatura en 2010—.

Su Gobierno se caracterizó por la apertura del Estado al neoliberalismo, que aún sigue vigente. Siguió las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual en su momento acrecentó su apoyo social. Con ese amparo, en 1993 se dio un autogolpe de Estado, con el cual cerró el Congreso y los órganos del Poder Judicial.

Comenzó una etapa de vulneración a los derechos humanos, bajo el argumento de la lucha contra el «terrorismo» de grupos armados como Sendero Luminoso o el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).

En 1993 hizo aprobar una Constitución a su medida. Fue reelegido en 1995. En 2000, la crisis económica y los casos de corrupción en su Gobierno lo obligaron a renunciar desde Japón, su segunda patria. Actualmente está en el penal de Barbadillo, condenado por varios delitos cometidos durante su estadía en el poder. Tiene 82 años.Aunque él está fuera de la escena política, sigue vigente su ideario, reflejado en las propuestas de la mayoría de los 18 candidatos a la presidencia. Alguno de ellos, como Hernando de Soto (de Avanza País), trabajó para Fujimori. Incluso su hija Keiko Fujimori (Fuerza Popular) es una de las candidatas.

La persistencia del fujimorismo se refleja en la Constitución Política de Perú, que todavía es la de 1993. Por ello, para los principales candidatos del progresismo, Verónika Mendoza de JP y Pedro Castillo de Perú Libre, es fundamental convocar a una Asamblea Constituyente, que permita elaborar un texto constitucional adaptado a los tiempos que corren en América Latina.

Un Estado presente

En diálogo Capchi aseguró que, de llegar al Gobierno, se dedicarán «a proteger el medio ambiente, a recuperar nuestros recursos minerales, energéticos, y ponerlos al servicio del pueblo».

El compromiso de convocar a una Asamblea Constituyente responde a la necesidad de «tener un nuevo pacto entre todas y todos, empezando por las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas andino-amazónicos, la población afrodescendiente, las organizaciones populares, gremiales, sindicales, desde los asentamientos humanos y los barrios más populares de Lima», expresó la candidata número 12 de JP.Para ella, la actual Constitución «ya no da más. Fue creada bajo un Gobierno dictatorial y genocida, como fue el de Fujimori. Es una Constitución entreguista, mercantilista, que puso monto a nuestra salud y a nuestra educación. Hoy lo estamos viendo por la pandemia de coronavirus».

La nueva Constitución debería dirigirse «a cambiar este modelo económico para que el Estado pase a jugar un rol protagónico en las empresas estratégicas de electricidad, de agua, incluso de gas, el cual es necesario recuperar para que haya gas en todos los domicilios peruanos y no lo sigamos exportando a precios ínfimos».Agregó: «Perú debe garantizar la industria nacional. Hoy, el rol del Estado solamente es fiscalizador, regulador, pero no es suficiente».

Comentó que en este país el trabajo informal representa al 70% del total. «Por esto de la pandemia, consideramos que actualmente es del 78% u 80%», aclaró.

Capchi planteó recuperar los recursos energéticos para ponerlos al servicio de la industrialización de Perú. «Debemos desarrollar polos industriales, que generen trabajos dignos, por un lado, e ingresos económicos que mejoren el presupuesto en educación y en salud», afirmó.

Hacia un Estado plurinacional

La candidata, que estudió Contaduría en la Universidad Nacional Federico Villarreal, recordó que en las escuelas se enseña la historia republicana de Perú y del mundo, pero nada se menciona de las raíces de este país con 55 pueblos indígenas, donde se desarrolló hace más de cinco siglos el Imperio inca, uno de los más grandes que hubo en la Tierra.

«Necesitamos crear una nueva sociedad, que nos permita conocer nuestra historia, nuestra identidad y tradiciones. Una sociedad que proteja sus recursos naturales, su medio ambiente, que sea soberana con sus riquezas. Un país libre de violencia y de machismo, donde no tengamos que lamentar más feminicidios», expresó Capchi.

Consideró que «nuestro país necesita una transición para dirigirnos hacia el socialismo». En este sentido, contó que «vimos con buenos ojos lo que hicieron en Bolivia, hace ya años con Evo Morales (2006-2019). Queremos también un nuevo Estado, democrático, soberano y plurinacional. Que respete la identidad de todos los pueblos que hay en el país».

Ante una propuesta tan disruptiva con lo vivido en las últimas tres décadas, «la derecha tiene miedo. Tratan de manipular las encuestas de acuerdo a como ellos quisieran que sean las elecciones. Pero el pueblo ya no cree esas mentiras. El pueblo ha reaccionado», dijo Capchi. Y se mostró esperanzada en que «estas elecciones pongan fin a algunas agrupaciones políticas que solamente quieren lucrar con nuestro país».

Aseguró que, de llegar al Congreso, «vamos a ser una trinchera de lucha para apoyar a los reclamos del pueblo peruano, para sentarnos a conversar con cada gremio, cada asociación. Desde esa trinchera vamos a poner fin a este sistema privatista, mercantilista y capitalista».

Pueblo joven

Huaycán es, como le dicen, un «pueblo joven», creado hace 37 años. Allí Capchi conoció la importancia de la organización social para solucionar los problemas vitales de las familias, ante el abandono absoluto del Estado. «Podría decirse que es el último bastión de organización popular que hay», dijo la candidata de su comunidad.

«Huaycán representa la resistencia a este Estado que nos ha abandonado. Un Estado que nos ha dado la espalda a miles de peruanas y peruanos. Huaycán representa al sector pobre y de extrema pobreza de Lima metropolitana», explicó Capchi.

Contó que cuando llegó la pandemia de COVID-19 a Perú, en marzo de 2020, su pueblo le dio una gran enseñanza de organización. «Donde yo vivo, el 90% trabaja en el sector informal. No tenemos trabajo fijo ni tenemos sueldo como para permanecer encerrados».Indicó que, a pesar de que el Gobierno les mandó a lavarse las manos y los abandonó sin tanques de oxígeno para enfrentar la enfermedad, «la gente se ha resistido a morir. La gente se ha organizado, hacía ollas comunes que lograron desprender ese individualismo al que nos habían sometido estos gobiernos de turno».

También se conformaron brigadas médicas vecinales, que atendieron a las y los enfermos en sus casas.Pero a menudo los esfuerzos no eran suficientes, ante la falta de elementos esenciales para mantener a los contagiados con vida.La candidata a congresista tiene que secarse las lágrimas cuando recuerda a su padre, una de las 131.000 víctimas que el coronavirus causó en Perú hasta el momento, según el Sistema Informático Nacional de Defunciones (SINADEF). Desde marzo de 2020 se contabilizan más de 1,5 millones de contagios.

En estos días, los vecinos de Huaycán hacen circular una caja donde depositan «uno o dos solcitos (aproximadamente 40 centavos de dólar). Estamos haciendo una cruzada para tener nuestra planta de oxígeno, porque hemos visto cómo han muerto muchos vecinos, vecinas, hermanos, familiares, dirigentes y fundadores de nuestra comunidad, por ejemplo mi padre».

Apolinario Capchi falleció hace apenas dos semanas, el 24 de marzo último.»Hemos vivido en carne propia la dificultad de contar con un balón de oxígeno en estos momentos, cuando los precios crecen exageradamente», testimonió. Su padre necesitaba tres balones de oxígeno por día, a 1.700 soles cada uno. Totalizaban más de 5.000 soles por día, unos 1.500 dólares. Los enfermos graves de coronavirus que no puedan reunir esa suma están prácticamente condenados a morir ahogados.

«Vamos a luchar para que la salud, las vacunas (anti-COVID-19) y el oxígeno sean de acceso universal, público y totalmente gratuito. No podemos seguir viviendo en un mundo donde la salud, la educación y los servicios sean una forma discriminación», dijo Capchi.»Como decía mi padre: ‘No habrá paz mientras exista pobreza, desigualdad, discriminación, opresión y explotación a nuestro pueblo. Para eso estamos nosotros, los guerreros'», recordó.

Cortesía de Sebastián Ochoa Sputnik

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