El peligroso despliegue de los transgénicos

Pese a que en Chile sólo se permite la importación de semillas transgénicas con fines investigativos, ya existen laboratorios y empresas que están presionando para su apertura a los mercados

Por Cesarius

22/11/2010

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Pese a que en Chile sólo se permite la importación de semillas transgénicas con fines investigativos, ya existen laboratorios y empresas que están presionando para su apertura a los mercados. Presiones políticas, lobby e incluso ocultación de información son las principales tácticas que despliegan para conseguir luz verde, pero ¿cuáles son los verdaderos efectos en la salud y qué tan dañino puede ser si consumimos estos productos?

Según datos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en Chile, durante la temporada 2009-2010 se produjo un total de 24.768 hectáreas de semillas transgénicas principalmente de maíz, soya y raps. Recordemos que los transgénicos son todas las especies vegetales o animales que son adulterados genéticamente y que para su cultivo o mantención, se utilizan fuertes pesticidas.

Ante esto, distintas organizaciones de los ámbitos local e internacional alzan la voz para protestar y denunciar los severos efectos en la salud que trae el consumo de estas especies.

Según las palabras de uno de los principales opositores en el mundo en contra de los transgénicos, el genetista canadiense David Suzuki, quien sostiene que “cualquier persona que diga que los OGMs (Organismos Genéticamente Modificados) son perfectamente seguros, o es increíblemente estúpida o miente deliberadamente”. Suzuki basa su argumento crítico en los severos daños que pueden producir en nuestro sistema endocrino y cardiovascular el consumo de estos productos principalmente por su vinculación con pesticidas y herbicidas.

Para la nutricionista María Loreto Fernández, el principal riesgo que hay frente a los transgénicos es la poca información que existe sobre sus aportes nutritivos, lo que conduciría a un engaño a la población. “Si en el mercado nos ofrecen manzanas de muy buen aspecto físico, pero descubrimos que debido a su adulteración genética no contienen ningún tipo de nutrientes ni proteínas, estaríamos frente a un horrible engaño”.

Otro riesgo que está asociado al uso de los transgénicos es la falta de información y el correcto etiquetado de los productos. Según Cristián Sauvageot, representante de Chile sin Transgénicos sostiene que “hoy día estamos todos comiendo de otra manera organismos genéticamente modificados y no lo sabemos porque no existe un etiquetado correcto. A nivel mundial ya está instalado el debate y hoy día, afortunadamente, después de diez o veinte años de esta situación de opacidad, algunos países lo están exigiendo para que las personas sepan exactamente lo que están comiendo”.

Una opinión similar sostiene María Elena Rozas, coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas y sus alternativas para América (RAP-AL), quien argumenta que la desinformación que existe frente a los transgénicos es tan fuerte y la voluntad política para asumir esto es casi nula, lo cual hace muy difícil crear conciencia en la población sobre los nefastos efectos en la salud.

LOS DAÑOS TRANSGÉNICOS

A la hora de especificar los reales daños que podrían causar en la salud, un estudio de la International Journal of Biological Sciences sostiene con hechos diversos casos donde se ha logrado asociar al uso de transgénicos a problemas con la salud:

Aparición de nuevas alergias por introducción de nuevas proteínas en los alimentos. En Estados Unidos en el conocido caso del “Maíz Starlink”, del año 2000, se encontraron en la cadena alimentaria trazas de un maíz transgénico no autorizado para consumo humano que provocó graves problemas de reacciones alérgicas.

Resistencia a los antibióticos. Algunos transgénicos pueden transferir a las bacterias la resistencia a determinados antibióticos que se utilizan para luchar contra enfermedades tanto humanas como animales. En este caso, la Asociación de Médicos Británicos ha recomendó prohibir el uso de los genes en productos naturales.

Nuevos tóxicos en los alimentos. El cultivo de semillas transgénicas va de la mano del uso de productos químicos en la agricultura, afectando tanto a los vegetales como la salud de la población.

Disminución en la capacidad de fertilidad. Según un estudio hecho por el gobierno austriaco, la fertilidad de los ratones alimentados con maíz modificado genéticamente se vio seriamente dañada, con una descendencia menor que los ratones alimentados con maíz convencional.

A su vez, para la investigadora de la Universidad de Los Lagos, Sandra Ríos otras de las consecuencias de la siembra de transgénicos es que Chile perderá su status de isla ecológica con productos sanos, ya que no podrá garantizar cultivos libres de transgenia. “Significará la pérdida de credibilidad ante mercados internacionales para exportar productos sanos y en caso contrario, convertirse en una potencia de exportación de transgénicos”.

Desinformación, mal rotulado de etiquetas, contaminación ambiental, perjuicios para la salud, son algunos de los otros efectos asociados a la producción y comercialización de transgénicos, que merece ser discutido y conocido por toda la población antes de que uno o más de estos productos aterricen en su mesa.

Por Claudia Pedreros Saá

El Ciudadano N°90, primera quincena noviembre 2010

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