«No aguanto más»: dos suicidios de funcionarios en Talca destapan la crisis del servicio Mejor Niñez

La Asociación Nacional de Trabajadores de Mejor Niñez (ANTRAP) denuncia el colapso del sistema y las precarias condiciones laborales tras el suicidio de dos funcionarios.

«No aguanto más»: dos suicidios de funcionarios en Talca destapan la crisis del servicio Mejor Niñez

Autor: Ivette Barrios

La Asociación Nacional de Trabajadores de Mejor Niñez (ANTRAP) denuncia el colapso del sistema y las precarias condiciones laborales tras el suicidio de dos funcionarios.

Una grave crisis de sobrecarga laboral y falta de recursos en el sistema de protección a la infancia de Chile ha sido denunciada por la Asociación Nacional de Trabajadores de Mejor Niñez (ANTRAP), luego de que dos funcionarios se suicidaran en la Residencia Familiar Alameda de Talca.

Estos trágicos eventos, que ocurrieron en menos de cuatro meses, ponen de manifiesto la precariedad de las condiciones de trabajo. El colapso sistémico que enfrenta el servicio no solo compromete la seguridad y el bienestar de los menores bajo su protección, sino que también pone en grave riesgo la salud física y mental de los trabajadores a su cargo.

Trabajadores al límite

Según el informe «Diagnóstico sobre la situación de derechos de la niñez y adolescencia 2024» de la Defensoría de la Niñez, la tasa de suicidio en Chile aumentó un 37% entre 2021 y 2022, con un incremento aún mayor, del 44%, en adolescentes de 14 a 17 años, lo que no solo refleja un problema de salud mental en la población general, sino que también subraya la extrema vulnerabilidad de los niños y adolescentes, potenciado en los  más desprotegidos.

En dicho contexto, la Asociación Nacional de Trabajadores de Mejor Niñez (ANTRAP) alertó  públicamente sobre las graves condiciones laborales que llevaron a la pérdida de dos funcionarios en la Residencia Familiar Alameda de Talca, evidenciando que el colapso del sistema y la falta de recursos no solo impactan a los menores, sino que también generan una presión insostenible sobre quienes tienen la responsabilidad de protegerlos, llegando a un punto fatal.

Las residencias están diseñadas para albergar a 12 o 14 adolescentes, pero actualmente acogen a más de 28, lo que impacta negativamente en el quehacer diario y en la salud mental de quienes trabajan en ellas. La Asociación hace hincapié en que los equipos técnicos psicosociales manejan más de 30 casos cada uno, una situación que pone en riesgo la integridad de los menores y el bienestar de los trabajadores.

Tragedia en el Maule

La crisis se hizo lamentablemente visible en la Residencia Familiar Alameda de Talca, donde dos funcionarios, de diferentes edades, se quitaron la vida en un periodo menor a cuatro meses. Ambos trabajaban en atención directa y soportaban una presión laboral extrema. Compañeros señalaron que las condiciones laborales que deben soportar van desde turnos prolongados, escasez de personal y una exposición constante a situaciones de violencia y autolesiones por parte de los adolescentes que cuidan.

Diversos estudios y datos oficiales demuestran la relación directa entre la sobrecarga laboral y el deterioro de la salud mental, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó el estrés crónico como un factor de riesgo para el desarrollo de la depresión y la ansiedad. En el contexto de Mejor Niñez, donde los funcionarios trabajan con sobrecupo y sin el personal suficiente para atender a menores en situación de vulnerabilidad, estos riesgos se intensifican, afectando directamente su bienestar y su capacidad para ofrecer un cuidado de calidad.

Demandas urgentes

A pesar de que el Gobierno ha prometido un proyecto de ley para regular un sistema de turnos digno para los trabajadores, los funcionarios de residencias continúan cumpliendo turnos de 24 horas y siendo contactados en sus días libres.

Ante la grave situación, las organizaciones ANTRAP y ANEF Maule están exigiendo una serie de medidas urgentes para enfrentar la crisis. Entre sus principales demandas destacan la implementación de un sistema de turnos que garantice el descanso y la calidad en el servicio, un refuerzo real de personal, la creación de un plan nacional para reducir las listas de espera y el sobrecupo, y un apoyo psicosocial permanente para todos los funcionarios. Además, solicitaron una investigación independiente para esclarecer los suicidios de la residencia de Talca.

Este escenario evidencia una falla profunda del sistema en el que niños, niñas y adolescentes vulnerabilizados están siendo atendidos por funcionarios que, a su vez, son víctimas de un sistema sobrecargado. El doble desamparo se convirtió en la norma, dejando claro que la promesa de una «Mejor Niñez» no puede construirse a costa de la salud mental y la vida de quienes la sostienen.


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