‘Quienes dicen que “No quiero depender del Estado” o “No quiero esperar todo del Estado por que es de vagos” tergiversan y equivocan el concepto.
El Estado no puede existir sin la gente, sin los ciudadanos de un país, sin que estos trabajen y generen riqueza (Para el ciudadano, la empresa y para el Estado).
No es “Ser flojo” depender del Estado (Como algunos dicen), ya que todos deben trabajar para ayudar a éste a suplir las necesidades que la gente tiene en comunidad y armonía con los derechos de todos nosotros (Para mantener el bienestar de todos).
Es de flojos y de mezquinos, en cambio, depender de las beneficencias (Distinto a apoyarlas cuando tienen un rol “perfeccionador” y no “indispensable”) como reemplazo del deber de un Estado, ya que solo se coopera con lo que se me da la gana e ignoro al resto de las necesidades incumplidas de nuestra sociedad.’
Este comentario fue dejado en un foro de este medio y por eso hoy me dispondré a analizar según la visión de una persona parte de la minoría más grande, excluida y expuesta dolorosamente ante nuestra sociedad como personas objetos de lástima y no respetadas como SUJETOS DE DERECHOS HUMANOS Y DEBERES CIUDADANOS.
El Estado eres tú, tu padre, tu madre, tu abuelo o abuela, tu tío o tía, tu primo o prima,tu pareja, tu hijo o hija, tu amigo o amiga, tu vecino o vecina, tu villa, tu población, quien te atiende en el consultorio, en el Cosam, en el hospital, el que está privado de libertad, el niño que te pide una moneda para poder comer, el artista callejero que expone su música, sus artes como actor o actriz, sus rutinas de humor en la calle, el semáforo o en la micro, el intelectual que estudia en la universidad para ayudar a progresar en lo intangible a nuestro país, la educadora de párvulos que está en la sala cuna o jardín infantil entregando las primeras herramientas para el progreso de Chile a nuestros hijos e hijas, el o la pedagoga que enseña a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir en el primer ciclo básico, el profesor o profesora que te enseña a poder formar tu criterio político y tu conciencia social en el segundo ciclo básico, el profesor o profesora que te entrega las herramientas para valerte por ti mismo el día de mañana en la educación media, el profesional que te enseña a ejercer una profesión en la universidad, centro de formación técnica e instituto profesional, el constructor civil que ayuda con sus conocimientos técnicos a la construcción de casas, calles y edificios dignos y seguros junto al arquitecto y a los maestros de la construcción (albañiles, enfierradores, entre otros) , el vendedor ambulante, el pequeño y mediano comerciante, el artesano, el orfebre, el carpintero, el abogado que defiende a los indefensos, el temporero o temporera que trabaja en la manipulación y elaboración de alimentos en campos e industrias, el campesino que cultiva sus tierras, el chofer del medio de transporte público que te lleva al trabajo o de vacaciones, el guía de turismo que muestra lo nuestro al amigo extranjero, el gastrónomo internacional y su gente que cocina y es guardián de las tradiciones culinarias de nuestro país, el vendedor o vendedora de ropa, el o la guardia de seguridad, el o la químico farmacéutico que nos ayuda con las dosis de fármacos, el o la ciudadana que saca fotografías denunciando las injusticia y hace presencia en las más diversas manifestaciones ciudadanas en la lucha por nuestros derechos, el policía civil o uniformado que no mancha sus manos ni su uniforme abusando de su poder, la persona elegida por votación popular que ayuda a su gente a surgir y le defiende, el pescador artesanal, el alguero, el buzo mariscador, el marino mercante, el líder religioso que defiende a los oprimidos, el ateo o agnóstico que te tiende la mano cuando te sientes discriminado, las ONG´s de defensa a la ciudadanía, la prensa , el o la ginecobstetra que ayuda a tu hijo o hija a nacer en el parto junto con la matrona o matrón, los clubes deportivos, los barristas bravos, los deportistas de élite, los diseñadores de las distintas ramas, quienes se transportan en sillas de ruedas, quienes tienen un trastorno de salud mental o neurológica, quien tiene un desorden genético, quien es no vidente, quien es sordo mudo… (Que me disculpen quienes no fueron nombrados).
¡El Estado somos todos!, y todos debemos hacernos cargo de nuestro bienestar a través del pago de impuestos razonables, de sueldos justos, de dar trabajo a la persona con diferencia constituyente o discapacidad (Como te siente mejor llamarlo) que sí puede hacerlo adaptándose a su realidad y necesidad particular, de entregar educación laica, científica y de calidad, de no cerrar las puertas a nadie y que nadie se sienta excluido por credo, salud, opción sexual, pensamiento político, de acoger a los niños, niñas y adolescentes en riesgo social, para que se conviertan en hombres y mujeres de bien sin seguir condenándoles a llenar las cárceles por no saber otra forma de surgir, de aportar al crecimiento de las ciencias y las artes de nuestro país, de no mostrar una imagen en los medios de comunicación de la mujer como un objeto y de un hombre como un ser distante cuando tiene muchos afectos buenos que entregar.
El Estado somos todos y debemos hacernos responsables para que de una buena vez haga su trabajo; somos ciudadanos y ciudadanas de esta hermosa faja de tierra que necesita surgir… Pero no sólo económicamente, si no que socialmente, a la par con los nuevos tiempos y respetando los derechos humanos y los deberes que vienen con ellos.